-Sí. Bienvenido al capitalismo con descuento.
Jimin tenía una maleta que parecía más grande que él. Se había puesto lentes de sol adentro del aeropuerto "porque era más cool" y caminaba como si estuviera en la alfombra roja de los Grammys.
Taehyung, en cambio, se sentía como una planta en un centro comercial: fuera de lugar, incómodo, y con sed.
El vuelo fue... una experiencia.
Jimin se durmió a los diez minutos, roncando con la boca abierta y babeando sobre el hombro de Taehyung, que no tuvo la fuerza para apartarlo. La señora sentada junto a él le hablaba de sus nietos y le ofrecía caramelos de menta con envoltorios pegajosos.
En algún momento, el piloto dijo algo por los altavoces y, durante un segundo, Taehyung pensó que el avión iba a estrellarse. Resultó que solo estaban atravesando "una pequeña turbulencia".
Pequeña, claro. Como un simulacro de terremoto a mil metros de altura.
Aterrizaron en Los Ángeles cerca del mediodía, y lo primero que sintió Taehyung fue un golpe seco de sol en la cara.
¿Este calor es legal? —dijo mientras se abanicaba con el pasaporte.
—No es calor, es estilo de vida —respondió Jimin, estirándose como si acabara de despertar de un spa y no de un vuelo de seis horas en clase económica.
Sus padres, que habían llegado días antes por trabajo, aún no los habían pasado a buscar, así que los hermanos se quedaron en la terminal, sentados en una banca metálica cerca de la salida, rodeados de turistas, maletas y el sonido eterno de ruedas contra el suelo.
Fue entonces cuando a Jimin se le ocurrió la idea que, en su cabeza, era absolutamente brillante:
—¿Y si rentamos un auto?
Taehyung lo miró sin expresión.
—¿Perdón?
—Sí, o sea… nuestros padres no aparecen, y aquí hay un montón de locales de renta. ¡Podemos movernos por la ciudad sin depender de nadie! Imagina: aire acondicionado, música, libertad. Nos vemos como locales.
—¿Sabes conducir?
—Una vez estacioné el auto de papá en reversa. Cuenta.
—Eso fue en un estacionamiento vacío y chocaste un cono.
—¡Pero no era gente! —replicó Jimin, ya sacando su teléfono para buscar precios.
Minutos después estaban frente al mostrador de una compañía de renta de autos, y Jimin hablaba con confianza absoluta mientras mostraba su identificación coreana.
—Buenas tardes. Me gustaría rentar un convertible. Uno rojo, si tienen, por favor.
La empleada lo miró con una sonrisa paciente.
—¿Cuántos años tiene?
—Veinte —dijo con el pecho inflado.
—Necesita tener al menos veintidós y una licencia de conducir válida en el estado de California.
Silencio.
Taehyung empezó a reírse bajito. Jimin, sin perder la dignidad, se acomodó los lentes de sol.
—Ajá… bueno. ¿Y si lo rento solo para sacarme fotos?
—Señor, por favor, deje el mostrador.
Salieron derrotados, pero Taehyung no dejaba de reírse.
—Un convertible rojo, dijo.
—Cállate —murmuró Jimin, rojo como el auto que no pudo tener.
—Y estacionaste un cono.
—¡CÓMO DUELE QUE TE HERMANEEEN! —gritó dramáticamente mientras se dejaba caer sobre una banca.
--- MINUTOS DESPUÉS---
El tráfico en la ciudad era una especie de deporte extremo. Su madre - tras pedir prestado un auto - conducía como si estuviera en una carrera de acción, mientras hablaba por el teléfono con manos libres y gritaba instrucciones al GPS en dos idiomas distintos.
Taehyung se aferró al cinturón de seguridad como si su vida dependiera de él. Jimin, por supuesto, iba grabando todo para su cuenta de TikTok.
-¡Dios mío, vi una limusina! -gritó Jimin al pasar por Beverly Hills.
-Eso no fue una limusina, fue un camión blanco.
-¡Limusina! -insistió.
Taehyung se limitó a mirar por la ventana, observando cómo el paisaje cambiaba. Edificios enormes, carteles brillantes, palmeras altas que parecían salidas de una película. Era como estar dentro de una postal que alguien había exagerado con Photoshop.
Cuando llegaron a la casa de la abuela, en un barrio tranquilo al oeste de la ciudad, Taehyung sintió algo que no esperaba: alivio.
El interior de la casa tenía ese olor que sólo las casas de las abuelas pueden tener. Mezcla de lavanda, galletas y tiempo. La abuela salió a recibirlos con los brazos abiertos , lista para regañarlos por haber tardado tanto en venir y, al mismo tiempo, emocionada como una niña.
-¡Tae, niño bonito, ven acá y déjame verte bien! ¿Estás más flaco o yo estoy más vieja?
-Ambas cosas pueden ser ciertas -respondió él, dejando que lo abrazara con fuerza.
-Y tú, Jimin, estás más chiquito. ¿Qué pasó, te encogiste?
-¡Abuelaaaa!
La casa era más grande de lo que recordaba. Y aunque habían pasado años desde su última visita, Taehyung se sintió como si una parte de él se hubiera quedado allí todo ese tiempo, esperando en silencio.
Esa noche, mientras Jimin dormía en un colchón inflable (porque insistió en que el piso tenía "mejor energía cósmica"), Taehyung salió al pequeño jardín trasero. El cielo de Los Ángeles era distinto. Las estrellas se veían menos, sí, pero el aire estaba cargado de algo... movimiento, posibilidades.
Respiró hondo.
No sabía por qué, pero sentía que algo estaba por empezar. Y no solo el viaje.
Había algo en el aire que no podía explicar.
Como si el mundo, de repente, estuviera a punto de hacerle una broma gigante. O tal vez... un regalo inesperado.
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: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :
FanfictionTaehyung viaja con su familia los Ángeles para ver a su abuela. Su hermano mayor Jimin, está contentísimo pues piensa conocer a su ídolo El joven y guapo cantante Joen Jungkook . A Taehyung le parece una idea ridícula y no entiende Jimin pues , siem...
CAP 02
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