»MAMÁ«

0 0 0
                                    

(42 meses y Kaaknaab de 12 meses)

Olivia

Cada vez que matábamos a alguien, ya fuera solo un carterista, un secuestrador y hasta un capo de algún cartel, yo me sentía más poderosa... La sangre caliente entre mis dedos volvía a hacerme suspirar de alivio. Sabía que estaba mal, intentaba pensar en Kaaknaab, en Namor, pero esto me consumía... Hasta el punto en que me desaparecía cinco días a la semana y solo estaba en casa dos para alimentar a Kaaknaab y dejarle comida para todo ese tiempo. Namor estaba enojadísimo conmigo, por eso trataba de pensar bien, justo antes de sacar la espada del infinito que de nuevo se había vuelto oscura de obsidiana. La espada del infierno.

Pero ahora mismo decidí hacer las cosas bien, un paso en la dirección correcta. Volví a casa para el primer cumpleaños de Kaaknaab. No quería ser como mi madre, quería estar presente y que mi bebé me recordara con dulzura y amor.

–Si, lo sé, lo sé, me fuí más tiempo del que dije, lo siento– Hablé en la habitación, vistiéndome, Namor no dejaba de mirarme con molestia– Sé que me he disculpado una y otra vez, perdón, pero hoy llegué a tiempo.
–No es la hora, es el tiempo, Ix Cheél, ahora es cuándo Kaaknaab más te necesita, es un bebé y no puede estar sin su madre– Explicó cargando al bebé ya vestido con su ropita linda– Te lo dije, no perdonaré jamás que Kaaknaab crezca con carencias afectivas de una figura materna, todas sus necesidades tienen que ser cubiertas, no porque sea el príncipe, si no porque es un bebé.
–Bien, bien– Suspiré y me miró insistente, como esperando que prometiera algo, pero no lo hice, solo terminé de arreglarme– Listo.

Hubo una fiesta enorme en el pueblo de Aztlán, Talokan asistió con gusto. Tanta alegría, risas, música, gritos, gente que venía a nosotros a felicitar a mi hijo y a darle regalos. Yo sonreía de manera forzada, estaba impaciente por irme... Aunque trataba de reprimirlo. Quería disfrutar el primer año de Kaaknaab.

–¿No me vas a insistir en bailar?– Preguntó Metztonalli en mi oído y negué– Ix Cheél, me preocupas.
–Estoy bien, muy bien, Talokan y Tenochtitlan siempre me da más calma de lo que lo hace el resto del mundo y... Estar aquí, contigo y Kitty...– Suspiré y miré al bebé entre mis brazos, me abrazaba por el cuello y veía atentamente a todos lados, con una enorme sonrisa... Con dientitos chiquititos, me reí– Estoy bien.

–Ve a bailar– Dijo Kꞌuꞌukꞌul Kaan  extendiendo los brazos hacia Kaaknaab quien enseguida se aferró más a mí.

El rostro de Metztonalli se tensó, luego me miró con el ceño fruncido.

–¿Lo ves? Te extraña– Dijo él y suspiré, besé la frente de Kaaknaab.
–Perdón– Susurré sintiendo que mi corazón se oprimía– Ven Kitty.
–No ¿A dónde?– Preguntó Metztonalli y me reí.

No me importó y me uní a la danza entre ambos pueblos, con Kaaknaab en mis brazos que solo se reía. Yo giraba, saltaba, me reía y abrazaba a mi bebé. A Kꞌuꞌukꞌul Kaan debía estarle dando un infarto del enojo.

–Te va a matar– Dijo Morgan que estaba en el círculo dando saltos– No entiendo sus reglas ¿Ser rey y príncipe es contrario a la felicidad?
–Parece– Contesté girando aunque con cuidado para que Kaaknaab no se fuera a caer.
–¡No puedo creer lo grande que está!– Decía Cara del otro lado, también bailaba– Parece como si fuera ayer que te encontré y conocí a tu bebé.

Bailamos y bailamos, después comimos y comimos. Kaaknaab se durmió varias veces pero luego parecía que tenía toda la energía del mundo. De momentos yo lo tomaba de las manitas y él daba una decena de pasos con ayuda.

–¿Qué se siente?– Preguntó Akatzin saliendo de la nada, cargando a Takiri.
–Sigue siendo algo raro– Contesté soltando un momento a Kaaknaab pues quería ir solo.

Yo veía a mi hijo dar pasos torpes, un par, luego otro.

–Estoy aprendiendo– Dije aún parada en mi lugar.
–Si... Puede ser intimidante esta responsabilidad– Suspiró Akatzin y asentí.

Kaaknaab se cayó de frente, se golpeó y las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Me acerqué con calma, me arrodillé y sonreí.

–Sh... Sh... Está bien, tu puedes– Dije suavemente y puse mi palma frente a su cara, él se arrodillaba y lloraba todavía– Vamos, levántate, te vas a caer muchas veces

Sin que sus lágrimas se detuvieran él tomó mi mano y se fue poniendo de pié. Con mi ayuda dió algunos pasos.

–Mira, ve con papá– Dije señalando a Kꞌuꞌukꞌul Kaan a unos metros, de espaldas platicando con mi padre– ¡Metztonalli!– Se giró, Kaaknaab me soltó y caminó a pasos torpes y apresurados, aún llorando.
–Kaaknaab Akatzin– Dijo Metztonalli agachándose un poco con los brazos abiertos esperando a su hijo.

Kaaknaab llegó a los brazos de Kꞌuꞌukꞌul Kaan y yo sonreí cuando le limpió las lágrimas y besó su frente.

–Creo que te va bien– Habló Akatzin y sonreí de lado.
–Algo recuerdo de papá– Suspiré con más calma.

Fueron dos días de festejos, algo agotador pero Kaaknaab estaba enérgico, claro, se echaba sus sueñitos cada tanto y por la noche a dormir temprano.

Después regresamos a casa y yo tomé mis cosas, me temblaba todo por irme a cortar gente.

–No te vayas– Pidió Kꞌuꞌukꞌul Kaan viéndome con tristeza– No te veo casi nunca.
–Metztonalli... Tengo trabajo que hacer– Expliqué meciendo a Kaaknaab que sonreía, luego se lo pasé a su papá– Regresaré rápido.

Entonces besé la frente de mi hijo, pero él no me soltaba la mano y sus ojos se volvían llorosos. Negué, tenía que irme. Me dí vuelta y me alejé.

–¡M-a-má!– Lloró Kaaknaab en casi un grito, los chillidos comenzaban, ese llanto de bebé que venía desde su pecho.

Me detuve al darme cuenta, me partió el corazón, pero al mismo tiempo se me iluminó.

–Kaaknaab– Dije viéndolo y sonreí, Kꞌuꞌukꞌul Kaan estaba sorprendido– Dijiste mamá.

Y lo tomé en mis brazos, él me rodeaba el cuello con los suyos. Suspiré ¿Cómo podía dejarlo? No, no podía irme más.

–Lo siento, lo siento– Susurré sintiendo el corazón apretado.
–No me lo prometas a mí, hazlo por él– Dijo Kꞌuꞌukꞌul Kaan con calma, media sonrisa y los ojos tristes.
–Prometo no irme por mucho tiempo– Susurré acariciando a mi hijo.

Y así lo hice. Me iba por la noche cuando él dormía, volvía en el día antes de que despertara y le grabé una canción de cuna en la caracola por si despertaba en medio de la noche.

I'MM- LADY HEART OF THUNDER (Mini Libro)Where stories live. Discover now