»PUKSI'IK'AL JAATAL«

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Olivia

Nos fuimos al día siguiente, no teníamos tiempo que perder, tampoco otra cosa que hacer, tomamos el primer vuelo a Londres, luego otro a Guatemala, y luego un vuelo más a Yucatán. Y para los últimos minutos de viaje en el autobús a la península ya estábamos agotados, fastidiados y molestos con todo el mundo.

–¡Ya!– Gritó Jessie en cuanto el autobús paró.

Todos bajamos corriendo y seguimos unos metros hasta darnos cuenta de que no sabíamos a dónde ir y estábamos en un pueblito que no conocíamos.

–Propongo comer, buscar drogas y luego seguir a nuestro destino incierto– Dijo Jessie estirando los brazos y haciendo tronar su espalda.
–Comida– Dijo Morgan señalando un oportuno restaurante muy bonito en una casa enorme.

Escogimos una mesa y rápido pedimos varias cosas que no conocíamos en la carta. Cuando todo llegó comimos tan rápido que nos dolió el estómago a todos.

–¿Algo más que se les ofrezca?– Preguntó un hombre amable que nos había estado atendiendo muy bonito.

Miré a todos, negaban con la cabeza, yo recordé algo.

–Una pregunta, sé que por aquí está la selva, pero... Buscamos una cascada, no una común, no sé, ah... Una que digas... Uh, que miedo me da estar aquí, o algo así, una cascada enorme con un río y que de vibras de querer alejar a cualquiera ¿No conoce una por aquí?– Pregunté y miró a su alrededor, luego negó– Chispas, pero gracias.
–No, pero conozco a una mujer que sabe de todo lugar así en este estado– Contestó poniendo la cuenta en la mesa, luego anotó un nombre y dirección– Díganle a mi madre que Andy los envía.

Sacamos el dinero, lo dejamos en la bandejita y luego tomé el papel, agradecimos y salimos de ahí buscando esa dirección. No fue muy agradable descubrir que la casa estaba en medio de un poblado pequeño en lo profundo de la selva, afortunadamente conseguimos que alguien nos llevara atrás en una camioneta junto con granos de maíz y cacao.

–Jessie ¿Podrías dejar de comerte el chocolate?– Preguntó Morgan quitándole un grano y metiéndolo en el saco de nuevo.
–Es que está delicioso y no es chocolate, Morgan, el cacao lleva un proceso largo antes de ser chocolate, se tuestan los granos, se muelen, se vuelven a tostar, les agregan azúcar y leche, además de más cosas– Decía Jessie sacando otro grano de otro saco– Pero ya sea crudo o preparado sabe realmente bien.

Respiré profundo, me aburría verlos pelear en este momento. Tenía miedo, no lo iba a negar, me asustaba todo esto que pasaba y sentía todo revuelto el estómago. Así que saqué algo del bolsillo de mi pantalón, eran las dos fotos tamaño infantil que me dió Akatzin, las fotos de Dylan. Sonreí acariciando el papel.

Así que cerré los ojos y me concentré en otra cosa, o más bien en otras personas.

Cada vez me costaba menos encontrar a mis amigos en el espacio. Y ahora estaban separados, cada quien haciendo algo distinto, como trabajar, comer, dormir, incluso Lydia estaba en casa de Helhest, con él viendo una película mientras se tomaban de las manos. Me alegraba que al fin estaban juntos, muchos años atrás cuando se conocieron yo sabía que eran el uno para el otro.

Busqué a Dylan, él me daba fuerzas para seguir. Y lo encontré, iba bien vestido, se veía muy guapo, con una camiseta blanca, arriba una camisa de franela negra-gris desabotonada de los últimos dos botones del cuello, pantalón de vestir y zapatos negros. Se veía precioso y luego... Tomó un ramo de flores naranjas que le sostenía un sujeto en la entrada de un restaurante. Stiles entró y se acercó a una mesa en dónde esa chica de cabello negro y ojos verdes lo veía, sonreía y se levantaba.

–Llegué cinco minutos tarde, lo siento, no se hace eso y... Menos en la primera cita y...– Al darse cuenta de que dijo eso se puso más nervioso– Mira, para ti– Decía Dylan dándole las flores y luego dudoso, un beso en la mejilla, estaba tenso– Te ves bonita.

Sentía un nudo en la garganta.

–No te preocupes, también acabo de llegar– Contestó ella con una pequeña risa– Son bellísimas.
–Si, lo son... Eh... ¿Quieres ordenar?– Preguntó tallando las manos en su pantalón– Arce... Yo... ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Si pedimos de un vez... O?

Ella se reía con calma y lo veía con ternura. Abrí los ojos, lágrimas desbordaban de ellos. No estaba preparada para eso, no, claro que no. Lo sé, que hipócrita y egoísta soy. Yo que he estado con varios hombres a lo largo de estos años, y sintiendo todo esto al ver a Dylan tener una cita con una linda chica. Pero no podía evitar sentir que me arrancaban el corazón, ni el enojo de saber que podría hacer su vida con ella.

–¿Estás bien?– Preguntó Jessie viendo el cielo que se oscurecía.

Me oculté abrazando mis rodillas, sentía que se me rompía cada fibra del corazón.

–Fuiste a verlo de nuevo ¿No es así?– Preguntó Morgan con calma acariciando mi cabeza– Sabes que no te hace bien.
–Lo extraño mucho– Lloraba apretando mis piernas– Y... Y... Él... Ya tiene a alguien...
–Oh... Cielos, bueno... Eso está bien ¿No? Querías que siguieran sin ti, y... ¿Quieres hacer algo? Puedo hacer que algo parezca un accidente– Dijo Morgan incómodo, no era bueno consolando a las personas– Tu dices, la agarramos y crack.
–No... No... Yo... Solo déjame, se me... Se me pasará– Contesté aunque yo sabía que no, Dylan era mi vida entera.

Necesitaba llorar, gritar o dejar de existir. Sabía que no era así pero sentía que mi vida entera se acabaría en un segundo. Cada músculo, cada nervio, cada neurona y célula en mi cuerpo sentía el dolor de su pérdida.

Dylan

Me disculpé y fui al baño, más bien corrí al baño. Tenía las manos en el lavabo, jadeaba y veía el espejo, mi reflejo, la nariz y los párpados rojos por las ganas de llorar. ¿Por qué acepté su invitación? No estaba listo, no podía dejarla ir, no podía seguir sin ella. Me sentía tan estúpido y con ganas de vomitar por tantos sentimientos acumulados. Era Olivia lo que yo quería, era verdad que ya no estaba, que jamás volvería y debía seguir, pero solo necesitaba más tiempo, necesitaba escapar a algún lugar lejano como Madagascar o Alaska... Solo que... Ella no se merecía esto. Arce era dulce, inteligente y adorable, incluso en muchas cosas se parecía a Olivia, debía decirlo, no se merecía que me fuera solo así. Tenía que ser fuerte, tratar de borrar a Olivia y seguir. Pero podía estar unos minutos más escondido en el baño... Sintiendo vergüenza y lástima por mí mismo.

Olivia

Pasé todo el camino, las dos horas y media sobrante, llorando. Derramando cada lágrima de mi ser, por él.

Morgan

Al llegar a la aldea todos bajamos, le agradecimos al conductor y le ayudamos a bajar la mercancía, luego seguimos caminando. Yo veía de vez en cuando a Olivia, que derramaba lágrimas cada tantos segundos, se las limpiaba y hacía como que estaba bien, pero sabía que no estaba bien. Le pasé un trozo de papel que tenía en el bolsillo y ella se empezó a secar. Algo tenía diferente, esa luz que llevaba antes en ella, esa pequeña luz de alegría, se había ido. Se veía gris, sin esa aura de esperanza y valentía, solo era una figura bidimensional, cómo la caricatura a blanco y negro más triste que hubiera visto. Me preocupaba bastante, pues Dylan era la razón de que ella decidiera portase bien, la razón de su intento de rescatar cada buen sentimiento que aún hubiera en su interior.

I'MM- LADY HEART OF THUNDER (Mini Libro)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon