»NI MITZ YOLMAJTOK«

9 2 0
                                    

Olivia

Nos quedamos una semana más, tuvimos tiempo para pensar, para ayudar y prometer que volveríamos con las cosas de una laaaaarga lista que nos dieron. Y ahora era el momento de la despedida. El pueblo me daba lo mismo pero... Akatzin y Druig... No quería dejarlos.

–Fue un gran placer pelear contra ti– Dijo mi hermano con una sonrisa triste– Te voy a extrañar, si, si, volverás seguido pero... Este tiempo fue un regalo.
–Tú te convertiste en un regalo– Contesté dándole el abrazo más fuerte que le haya dado a alguien en estos últimos años– Te veré pronto.
–Si pero... ¿Le dices que me dé a mi bebé?– Preguntó Akatzin señalando a Morgan, traía abrazada a Nenet.
–Morgan, ya deja... Dale unos minutos– Dije al verlo jugando con la niña– Es lo único que va a extrañar de aquí.

Después de despedirme de Mixtli y de varias personas incluidos el médico, las enfermeras, las mujeres que me vestían, los jóvenes con los que lavaba platos y todos aquellos con los que conviví, corrí con Druig. Juntó nuestras frentes y cerramos los ojos mientras nuestras manos de sujetaban.

–No tardes en volver, sé valiente y sigue a tu corazón, no te dejes llevar por la venganza– Susurró y luego acarició mi rostro.
–Te amo Druig– Contesté con un nudo en la garganta, aunque él y yo sabíamos que no era un amor romántico, era del amor puro que se tienen dos personas solo por que si.

Abrí los ojos, miré los suyos y lo besé con fuerza, sintiendo por última vez sus labios y... No me sentí triste... Me alegraba haberlo encontrado.

–Nos vemos luego Ix Chéel– Dijo contra mis labios– Ni mitz yolmajtok.

Una punzada en mi pecho apareció, estaba triste de un momento a otro por esas palabras en náhuatl que significaban “Mi corazón te siente” y me pasaba lo mismo.

–Yaaaa, hay dos opciones, o vomito, o los caso a la de ya– Dijo James con asco, él se iría con nosotros– No pienso cruzar el amazonas de noche.

Le dí un último beso rápido en los labios y le sonreí, extrañaría mucho sus caricias discretas, la manera en la que se paraba con las manos en su espalda, sus ojos brillantes, su sonrisa juguetona, su humor, sus bromas y sus mejillas llenas de comida, pero más que nada, nuestros juegos y salir corriendo con él por toda la aldea.

No dijimos nada más, solo nos fuimos y me sentí entre feliz y triste, pero no fue una despedida como con la de Steven, Marc y Jake... Ahí me sentí de verdad triste, y aún los extrañaba, me sentía dividida en partes... Pero ahora solo me iba feliz, sabiendo de dónde venía yo, sabiendo que tenía un lugar genial del que mi familia provenía... Aunque no encontré a mis tíos, ni a mis primos, pero debían estar por ahí.

Mes 20... Alguna parte de México...

El regreso fue muuuuy cansado, pero más divertido teniendo a James. Cantamos canciones, en su mayoría de Disney o películas. A Morgan lo mordió una nutria después de que él le quiso quitar un mango que se estaba comiendo, ella se defendió, fue gracioso verlos pelear por un mango. Y ahora, estábamos en México, queríamos hacer todo lo que prometimos. Así que papá compró varias bodegas, estaba de acuerdo en robarle a las empresas extranjeras para darle a la gente pobre. Y nos pusimos manos a la obra.

Pasamos noches robando, nos metíamos a los super mercados cuando ya estaban cerrados y sacamos todo lo que pudimos. Juntamos cientos y cientos de cosas, entre cobijas, ropa, comida y algunos juguetes. Pero después de que James se fue... Sentía que algo no estaba bien con Morgan.

–Vamos, mete eso en unas bolsas– Le dije pues él todavía tenía una montaña de cosas, se suponía que armábamos bolsas con todo lo necesario.

No contestó, solo siguió haciendo todo muy lento y olía como a enojo.

–Vamos a llevar esto a los pueblitos en dónde hay mucha necesidad, hay tres a nuestro al rededor, después nos iremos más al sur, terminaremos de recorrer los estados de abajo y luego seguiremos con el norte, hay mucho espacio que abarcar– Dije pensando rápido y trabajando aún más– Cielos, es mucho, con solo unas bolsas no terminaremos con sus necesidades, tendremos que dar muchas vueltas, buscar la forma de que la pobreza no continúe... Tomará mucho tiempo, pero ¿Qué más podemos hacer? No hay mucho que...
–¡Ya cierra la boca!– Gritó él poniéndose de pié, yo sentí un escalofrío, jamás me había gritado enojado– ¡No quiero seguir con esta estupidez! ¡Si, que lindo, encontraste un nuevo propósito! ¡¿Pero podrías dejar de ser tan egoísta?! ¡Te dije cientos de veces que quería buscar a Jessie y tú... Tú...! ¡Te sigo a aventuras peligrosas todo el tiempo, una tras otra! ¡Per tú no puedes ayudarme a mí!
–Morgan, no me grites– Dije con calma, se veía muy enojado– Sabes que cada oportunidad que tenemos de buscar en cada ciudad a la que vamos, la aprovechamos, pero nadie sabe en donde está, ni mis poderes han podido...
–¡Si, no hemos buscado bien, lo sabes! Pero claro, cómo tú si puedes estar con tu familia estás cómoda– Decía dando vueltas y me molesté– ¡Solo perdiste a dos de tus cuatro hermanos!
–Tu sabes que de eso no se habla– Dije poniéndome de pié.
–Vamos ¡Jack y Andrée se fueron, pero tienes a otros dos imbéciles a los que puedes ver cada vez que quieras! ¡Yo no tengo nada! ¡A nadie!– Gritó de nuevo y yo dí un paso hacia atrás– ¡Estoy solo! ¡Tú tienes a la mitad de tus estúpidos amigos con vida! ¡Los míos están muertos! ¡Todos ellos! ¡Solo queda Hellhest pero no puedo verlo porque tú no quieres regresar!
–¡No digas que estás solo! ¡Porque no es así, Morgan! ¡Sabes bien que estamos juntos en esto!– Le grité molesta y negó dando la vuelta– ¡¿Yo que soy?! ¡¿Eh?! ¡Yo estoy aquí!
–¡Somos tú y yo cuando te conviene! ¡Cuando me necesitas para ir a otra estúpida excursión!– Gritó caminando hacia atrás– ¡¿Sabes qué?! ¡Buscaré a mi hermano yo solo! ¡No te necesito!

Caminaba para irse y yo no sabía que hacer, no quería que se fuera y me abandonara... Pero al mismo tiempo quería que se fuera, estaba muy enojada con él.

–¡Lo sabía! ¡Sabía que no podía confiar en ti! ¡¿Cómo podría confiar en un estúpido niño que creció en la calle y jamás fue educado?!– Grité enojada, sentía fuego en mi pecho, me había dolido lo que dijo antes– ¡No sabes lo que es el amor o la amistad! ¡¿Cómo sabrías?! ¡Jamás tuviste amigos! ¡Y no pudiste aprender de tus padres! ¡Porque te abandonaron! ¡Imbécil!

Cuando esa última palabra salió de mí boca... Sentí un viento helado apagar el fuego en mi interior y él... Se detuvo, con una expresión dolida, media sonrisa irónica, los ojos cristalizados.

–Que rápido se te olvida todo... Un abracito, algunas palabras de afecto y haces como si tu padre jamás se hubiera ido, también te abandonaron, pero a diferencia de mí... Sí fuiste a una escuela, tuviste amigos... Y “Aprendiste” lo que es la amistad y el amor... Que pena que solo sabes recibirlo y no darlo– Dijo con enojo, pero parecía más... Algo de dolor– No te preocupes, ya no tienes que “Aparentar” confiar en mí, no tienes que ser amiga del niño callejero he ignorante... Te libero.

Se dió la vuelta y caminó rápido a la puerta metálica de la bodega. Yo estaba enojada, dolida y confundida. Quería seguirlo, correr hacia él y pedirle que se quedara, aunque mis pies estaban pegados al suelo, mi cuerpo paralizado y... También lo odiaba por todo lo que dijo, si quería estar solo, si decía estar solo... Pues se quedaría solo. No lo necesitaba. Y solo ví como ponía la mano en la perilla, esperó algunos segundos ahí quieto y luego se fue.

Me tomó unas dos horas de empaquetar cosas con enojo y algunos insultos en vos baja para darme cuenta de que había hecho una estupidez. Claro que estaba enojada, pero no quería que se fuera. Dijimos cosas, cosas horribles que hirieron a ambos, nos lastimamos, pero claro que no sentíamos eso. Así que salí corriendo, esperando que estuviera cerca pensando en lo que pasó. Jamás nos habíamos peleado así, pero cualquier malentendido que teníamos sabíamos que podíamos hablarlo después de un rato cuando estuviéramos calmados. Así que busqué y busqué y busqué... Pero no estaba por ningún lado. Cerré los ojos y lo busqué con la mente, pero no lo encontré.

Miré a mi alrededor en la calle vacía, sola y oscura. Y me dí cuenta de que no volvería. Ahora sentía, después de mucho tiempo, la verdadera soledad, de no tener a nadie, ni un solo amigo. Y me sentí miserable, la persona más triste del mundo.

I'MM- LADY HEART OF THUNDER (Mini Libro)Where stories live. Discover now