»DRUIG«

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(Mes 17 a 19)

Olivia

Después de la pelea todos fueron a dormir, yo me había tomado unos minutos para disfrutar mi victoria viendo el reflejo de la luna y las estrellas en el lago, era bellísimo. Sentía algunos dolores en el cuerpo, en las costillas, el hombro y la cara, pero también sentía como cada parte sanaba adecuadamente.

–Tú eres bellísima– Dijo Druig apareciendo de la nada.
–Creí haberte dicho que no escucharas más mis pensamientos– Susurré calmada, embriagada por los colores de la luz de la luna, el cielo, las sombras de los juncos y hierbas a la orilla del lago.
–La verdad, mi lady, es que deseaba saber qué era lo que pensabas– Dijo poniéndose a mi lado, aún de pié y estirando la mano hacia mi– Hoy te veías preciosa, lo hiciste increíble, jamás ví que le ganaran a Akbal en un tiempo tan corto o que le dieran tantos golpes.
–Olvidé por completo que estabas ahí, me emocioné tanto y sentía tanta adrenalina que me olvidé del mundo, los sonidos de tambores se apagaron, los gritos se esfumaron y las miradas de todos desaparecieron– Contesté tomando su mano y mirando al cielo, luego a su rostro– Y olvidé lo bien que te ves en ese traje.

Sonrió y me jaló hacia él, puso sus manos en mi cintura y yo las mías en sus hombros.

–¿Vendrías conmigo, mi lady?– Preguntó en mi oído, yo sentí un escalofrío– También puedo hacer que te olvides del mundo... Pero por un rato más largo y mucho mejor...

Eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, luego asentí. Me jaló de la mano y corrimos hacia su cabaña, que era igual de pequeña que la de los demás. La sala y la cocina era casi lo mismo y había solo una puerta más, el pequeño baño, el dormitorio era parte de la sala, y ahí nos besábamos. Me cargó, me acostó en la cama y siguió besándome, pasando suavemente las manos por mi cintura desnuda. No traía mucha ropa, solo con lo que había peleado, así que no fue difícil deshacernos de ella. Traté de quitarle la ropa y se rió, luego él lo hizo pues yo no conocía su traje de Eterno... Y lo que había debajo... No parecía, pero Druig tenía un cuerpo muy lindo, marcado, con músculos gruesos, unos brazos bellísimos, un abdomen muy sexy y... Unas lindas manos. Se subió sobre mí y empecé a besarlo con fuerza. Sentía algo muy duro presionando mi pierna y le mordí el labio con suavidad.

–¿Qué esperas?– Le pregunté en el momento en que empezó a besar mi cuello.
–Quiero saborearte completa... Mi lady– Susurró bajando por mis costillas hasta besar mi abdomen... Luego mi vientre, mi cadera...

En el momento en que besó la parte interior de mi pierna sentí un escalofrío y luego... Llevó su lengua de ahí hasta el interior de mí. Se arqueó mi espalda y sin querer solté un gemido, uno pequeño. Su lengua acariciaba cada parte de mí hasta un punto en el que sentí que todo el cuerpo se me adormecía por la excitación. Mis manos se aferraron a las sábanas y apreté los ojos, disfrutando cada gota de saliva que dejaba por dónde pasaba. Mis piernas se enredaban en sus hombros y cuello, hasta que sentía un líquido salir de mí.

–Sabes tan bien... En cualquier lugar que te bese– Susurró subiendo de nuevo por mi abdomen.
–Druig– Susurré abriendo los ojos lentamente y viendo el techo de la cabaña.
–Si... Mi bella, bella princesa, no hagamos ruido, recuerda que estas casas son de madera– Dijo entre una risa que me pareció muy sexy.

Nuestros labios se juntaron de nuevo y él apretó mis muslos con los dedos, enterrando las uñas delicadamente en mi piel, después de eso entró suavemente en mí. Sonreí contra sus labios y un suspiro salió de mí cuando empezó a moverse. Druig era lento, suave y sabía que me encantaba eso. Acaricié su rostro con mis manos mientras lo besaba, luego pasé a das pequeños tirones de su lindo y suave cabello oscuro.

Por la mañana...

Druig había sido tan dulce la noche anterior, era respetuoso, suave, delicado... Pero la cantidad justa para que fuera increíble. Después de habernos besado, acariciado y otras cuantas cosas más, me abrazó y nos dormimos... Hacía un largo tiempo que alguien había sido tan dulce conmigo... Y ese había sido un chico de lunares al que extrañaba mucho... Y ahora que abría los ojos Druig me miraba, me parecía gracioso y lindo.

–¿Qué?– Pregunté sintiendo el rayo de luz directo en la cara.
–Con el sol tus pecas son adorables y tus ojos más verdes que una esmeralda– Contestó y sonreí con diversión.
–Tú eres adorable– Dije en un suspiro mientras me estiraba.

Me giré en la cama y me levanté de ella, pero me traía la sábana enredada en mi cuerpo.

–Nooo, déjame ver tu lindo cuerpo un poco mas– Dijo Druig jalando la sabana y yo se la jalé también.
–Ya me tengo que ir, Druig– Contesté riendo y forcejeando.

Se levantó y enredó la parte baja de su cuerpo con la misma sábana.

–No te irás– Dijo sujetando la sabana con una mano y mi cuerpo con la otra.

Me parecía adorable y sexy al mismo tiempo, pero traté de alejarlo, llegaría tarde a ayudarle a Akatzin a recolectar frutas del huerto.

–No seas mala mi lady– Decía tratando de besarme, yo solo me reía y trataba de caminar para atrás.

Se me enredó el pié en la sabana y me tropecé hacia atrás, Druig se fue conmigo y a tropezones chocamos con la puerta, la tumbamos y casi caemos, pero él me alcanzó a sujetar de la cintura. Sentí el viento de la mañana en toda la espalda. Abrí mucho los ojos cuando me dí cuenta que habíamos roto la puerta y ahora estábamos en la calle. Druig me sujetaba y con la otra mano la sabana en lo bajo de su abdomen, yo con una mano me sujetaba a su hombro y la otra agarraba la sabana sobre mi pecho. Miré al rededor, no había mucha gente pero los pocos que estaban nos miraban inmóviles. Dos de ellos eran Akatzin y Morgan, el primero traía unas cubetas de agua escurriendo, además de la boca y los ojos bien abiertos, y el último parecía menos sorprendido, traía un costal de papas entre los brazos.

–Ah... Buenos días– Saludó Druig con tono de seguridad pero tenía cara de vergüenza, luego me susurró– Ayúdame, ayúdame.

Ambos dábamos saltos hacia atrás tratando de volver a entrar a la casa, yo con mi magia levanté la puerta y la volví a poner aunque estaba chueca.

–Eso no era... No creí que... Bueno, no era la intención– Dijo Druig apenado y me reí.
–Seguro que no– Contesté buscando mi ropa.

Dejamos la sabana y nos cambiamos rápido, yo ya tenía que irme.

–¿Te veo en la noche?– Preguntó viéndome con calma.
–Claro– Contesté y le besé la mejilla, casi en la comisura de sus labios.

Salí quitando la puerta y volviéndola a poner, luego corrí a mi cabaña y busqué ropa limpia, corrí de nuevo, ahora a las duchas y me bañé rápido... Más tarde llegué a mis deberes con Akatzin, yo evitaba verlo... Pero tenía que decir algo.

–No le digas a papá– Solté mientras trataba de jalar un mango del árbol.
–No lo haría, pero ¿Por qué no quieres decirle?– Preguntó sin darle importancia.
–La pregunta es ¿Por qué le diría algo así?– Pregunté también y asintió.
–Si sabes que después de esto los querrán casar ¿O no?– Preguntó Akatzin y lo miré un poco incómoda– ¿Amas a Druig?... Bueno, ya estoy grande, entiendo que no tienes por qué amarlo si solo están teniendo sexo, no significa que te quieras casar, pero... ¿Te gustaría?

Lo pensé un momento y no sentí nada. No había nada de sentimientos de emoción, ni uno de los que sentía al pensar en otra persona en específico.

–Creo que... Solo hay una persona con la que he soñado casarme... Tener una familia– Dije sintiendo que mi estómago daba vueltas– Pero... No es Druig.
–¿Ese chico, el de las noticias? Dylan, me parece que vi algunos videos hechos por fans– Dijo metiendo algunos mangos en su saco– ¿Qué pasó con eso?
–Una laaaaarga historia– Contesté, yo también había visto varios de esos videos, algunos eran bastante extraños.
–Pues terminando esto, tenemos que ir por los plátanos, entonces...– Dijo señalando el camino lleno de árboles de mango– Hay tiempo.

Suspiré con cansancio por la cantidad de trabajo que teníamos.

I'MM- LADY HEART OF THUNDER (Mini Libro)Where stories live. Discover now