I'MM- LADY HEART OF THUNDER (Mini Libro)

»AMOR«

Dylan... Washington DC...

Había tomado la decisión de guardar todo lo que me recordaba el pasado en cajas, así que Scott y Lydia me ayudaban. Mi terapeuta había recomendado justamente esto hace algunos meses pero no me animaba a hacerlo, una parte de mí creía que si me deshacía de las cosas, me deshacía de ella.

–Vamos Stiles, no estamos tirando nada, solo... Lo guardamos– Dijo Scott poniendo una mano en mi hombro, con la otra sostenía una caja de cartón– Tienes muchas cosas.

Tomé la caja y empecé a guardar algunos libros que había tomado del castillo, específicamente tres de los favoritos de Olivia. Los guardé, después empecé a quitar las fotografías que tenía colgadas o en marcos. En una cargaba a Olivia entre mis brazos, ella sacaba la lengua y yo sonreía... En otra estábamos los dos, dormidos en el sillón, en otra estábamos por ir al baile de la preparatoria, ella con su vestido amarillo y yo con un traje negro, su mano estaba en mi pecho y me miraba con media sonrisa, yo la veía a ella con todo el amor que le tenía. Una lágrima cayó sobre el cristal y solo pude guardarlas en la caja junto a un montón de otras fotografías.

–Sabemos que esto es difícil, Stiles, demasiado difícil, pero vas a estar bien– Dijo Lydia y me abrazó con fuerza– Ella desearía que estuvieras bien.

Si antes evitaba llorar, Lydia hizo que no pudiera aguantarme más.

Olivia

Le había contado a mi hermano todo lo que hicimos Stiles y yo, todo lo que vivimos, y ahora me sentía peor. ¿Cómo podría regresar? Él me había ayudado mucho, me salvó siempre y yo no podía darle demasiado. Pero lo amaba, lo amaba más que a nadie en el universo.

–¿Alguna vez has amado así a alguien?– Le pregunté recogiendo lo último de los mangos.
–Creo que soy el único de tus hermanos que puede decir con toda seguridad que si, y te entiendo completamente– Explicó viendo al cielo con una sonrisa casi invisible– Y lamento profundamente que no estés con él, pero no deberías regresar aún, primero concéntrate en ti, date tiempo de sanar y cuando estés con él, si acepta, podrás dar lo mejor de ti.
–¡Es justo lo que pienso!– Dije emocionada y puse el costal cerrado a un lado, más tarde los otros vendrían por los sacos.

Se sentía bien hablar con Akatzin y no querer arrancarle la cabeza. Si, era mi hermano, pero un hermano muy irritante.

Pasamos un poco más de rato hablando y sacando pencas de plátano de los árboles... Varias veces nos encontramos con algunas arañas enormes, las más grandes que había visto y al aparecer de repente me sacaban uno que otro susto. No le tenía miedo a las arañas, pero que te salgan de la nada y sean más grandes que tu mano, si es aterrador.

Por la tarde ya libres nos separamos, yo fui directo a buscar a Morgan y cuando lo ví en una mesa al aire libre cortando cientos de papas fuí corriendo a él.

–Lo saludo a usted, mi amor, el sol de mi vida– Dije subiéndome a una esquina de la mesa y sentándome en bolita– Luz de mi día, agua de mi río, fuego de mi incendio.
–Hoooola cariño– Contestó y se estiró para darme un besito en la frente, luego me miró con una sonrisa juguetona– ¿Qué tal tu noche?

A nuestro alrededor había unas cuantas personas y no podía contarle, no en español.

–Utrolig! Jeg tror ikke jeg har blitt behandlet med så omsorg og sødme på lenge– Expliqué en noruego y me miró con una tierna mirada de emoción– Ja, jeg elsker det når de er ville, men... Det føltes bra.

(¡Increíble! Creo que no me habían tratado con tanta dulzura y cuidado desde hace un buen tiempo) (Si, me encanta cuando son salvajes, pero... Me sentí bien)