Capítulo 41

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Dejé un beso sobre la frente de Felix y me alejé despacio para que no despierte, salí de la habitación despacio, sin hacer ruido en absoluto, caminé por el amplio pasillo y todo en la mansión era silencio. Fui a la cocina y solo estaba Minho, bebiendo de un café y tostadas en un plato, su vista perdida en un punto de la pared, dando la espalda a la puerta.

- Buenos días - saludé llamando su atención

- Buenos días, pensé que no te irías tan temprano -

Y en parte no lo iba a hacer, planeaba irme a las siete, como usualmente lo hago, pero decidí irme a las cinco y regresar lo más rápido que pudiera con Felix.

- Quiero regresar temprano - respondí nada más

Me acerqué a la cafetera y comencé a hacerme un expreso, el silencio no era incómodo pero se sentía una vibra en el aire, el nombre de una persona roza a nuestras lenguas, ambos queriendo hablar sobre la persona que dañó nuestra confianza.

- Changbin - Minho me llamó cuando estaba sirviendo el café en un termo, lo miré atento y el suspiró sin saber como comenzar

- ¿Sí? -

- ¿Crees?.. ¿Tu crees que debo perdonarlo? -

Analicé la pregunta y no supe que contestar, a mi ya me había tocado ver como dañaban a mi hermano y sabía como se sentía, pero no sabía cómo reaccionaría si Felix me traicionara de esa manera, que no creyera en algo que le pasara a Jisung. La situación de Minho era muy difícil y no sabía que consejo darle.

- Es tu esposo- fue mi respuesta - Debes hablar con él, Minho, también hablar con Lix y ver a que te lleva eso, si sientes que después de hablar con Chan, si las cosas siguen igual y te sigues sintiendo traicionado y él no se arrepiente de lo que hizo- tomé aire sabiendo que esto era complicado - Creo que lo mejor sería dejarlo, nadie merece estar con una persona que hiere tus sentimientos -

El asintió despacio y sus ojos se llenaron de lágrimas, sin embargo no las derramó, me acerqué a él y apreté su hombro como consuelo, luego salí de ahí con mi café en mano, dejándolo para que pensara en su situación y llegará a una respuesta.

(....)

Felix

Desperté por las ganas de vomitar, sin embargo no podía correr al baño y terminé por vomitarme encima y sobre mis sábanas, mis ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas de vergüenza y coraje conmigo por estar llorando por cosas sin sentido.

Respiré hondo y me levanté de la cama, mamá entró al cuarto seguida de una mucama, yo estaba parado junto a la puerta del baño, sostenido por un andador que Bin había comprado para que me pudiera movilizar despacio por la habitación, mamá me miró con pena y vino a mi al ver mis ojos llorosos.

- Oh, cariño, lamento no haber estado aquí para ayudarte - Ella parecía en verdad arrepentida- Pero vi que no despertabas y fui a revisar unas cosas a mi oficina - negó con pena

- Tranquila - fue todo lo que dije

- Te ayudaré a prepararte la tina-

Asentí y ella me ayudo a entrar al baño, la mucama se puso a levantar las sabanas y me sentí avergonzado por eso, le daría un bono después.

Mamá me ayudó a desvestirme y luego a ducharme, sus suaves dedos largos pasaban por mi cabellera con cariño, como lo hacía cuando yo tenia cinco y le tenía miedo a las tuberías, ella me bañaba a diario y cantaba una canción sobre pasteles mientras me llenaba de shampoo.

Ahora la escena era casi igual, con la diferencia que mamá contenía las lágrimas al ver mi vientre y supe que yo estaba preocupado por mi bebé, pero ella lo estaba por el suyo, porque después de todo, eso era lo que yo era para ella.

Me sacó de la tina con cuidado y me ayudó a secarme y colocar una bata de baño sobre mi cuerpo, luego secó mi cabello con ternura, yo me dejé, sintiéndome igual de mimado qué en mi infancia, pero también extrañaba los mimos de Bin y no solo los de mi madre.

- El tinte negro se está yendo -comentó cuando terminó de pasar la secadora

Asentí viéndome en el espejo, las hebras rubias ya se veían y mi raíz estaba dorada por completo, observé mi reflejo y me pregunté si valía la pena seguir tintando mi cabello, lo había hecho en un principio porque odiaba el color y los recuerdos que traía, los apodos de Hyunjin y la manera grotesca en que hablaba de mi; sin embargo, ahora el ya no podía hacerme daño y quería por primera vez, ser libre sin la necesidad de estar vinculado al pasado.

Suspiré y la determinación bailó en mis ojos grises, miré a mamá y asentí suave, ella sonrió besando mi mejilla.

- Puedes sacar el color, madre, estoy listo -

- Enseguida, mi querubín -

Reí por el apodo, era un apodo que mamá y papá me pusieron cuando tenía dos meses de edad y no hacía absolutamente más nada que dormir, según ellos parecía un pequeño querubín y el apodo se quedó conmigo a pesar de los años, sin embargo mamá no me lo había vuelto a decir desde que yo dejé de ser rubio. Ella empezó su trabajo y yo solo pensaba en la reacción de Bin al ver mi cabello rubio, esperaba que no se llevara una mala impresión.

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