Capítulo 32

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Amaneció y abrí los ojos con lentitud, observé la habitación y pronto sentí el peso de Felix sobre mi pecho, miré sus hebras negras y sonreí dejando un beso sobre ellas, me sentía pleno, me sentía feliz, Felix me había hecho ver como se hacía el amor de verdad, la noche anterior tuvimos varios  encuentros que nos dejaron cansados, pero muy, muy satisfechos y enamorados.

Toqué su cintura con cuidado y el se removió entre su sueño, se apegó más a mi y ocultó su pecosa mejilla bajo mi brazo, lo miré con atención, adoraba verlo por las mañanas ; él siempre lucía tan hermoso que aveces me preguntaba si alguien así podía existir, solo lo confirmaba cuando sus ojos grises me miraban totalmente enamorado, dejando ver ese brillo que me ponía embobado.

— No quiero ir a trabajar — gruñó bajo mi brazo aún, lo besé repetidas veces en la coronilla y se quejó apartandome —Es temprano Bin, no empieces —

— ¿Que no empiezo? — pregunté divertido, el negó y frunció su ceño, su naricita se arrugó en desagrado

— No — solamente dijo y supe que el aun estaba medio dormido

Reí y lo dejé en la cama para ir en busca de algo para desayunar para ambos, antes recogí mis boxers del suelo y me fui cerrando la puerta con cuidado de no despertar a la fiera de ojos grises y mejillas pecosas.

Preparé un desayuno ligero, sabía que Felix no acostumbraba comer mucho por las mañanas y cuando lo hacía era muy poco, puse todo en una bandeja y fui hacia el cuarto nuevamente, las 6:15 a se marcaban en el reloj y debía apurarme antes de que Felix se fuera a su trabajo.

Abrí la puerta con cuidado y el aun seguía dormido, con las sábanas hasta su cadera, dejando ver la curva de sus glúteos y su lechosa, pálida y pecosa espalda. Dejé todo sobre la mesita de noche y escalé en la cama hasta estar a la par suya y empezar a besar su espalda con cuidado, se quejó y se removió queriendo quitarme, reí y lo besé tres veces más antes de subir a su rostro y darle un beso en la mejilla.

— Buenos días hermoso —

— Buenos días — respondió aún con los ojos cerrados

Quise darle un beso y negó apartandome por los hombros, reí y el se quejó antes de al fin abrir sus ojos grises y bufar mientras se sentaba en la cama, llevándose las sábanas consigo hasta su pecho.

— Hueles delicioso —

—Preparé el desayuno —

Me acerqué a la mesa de noche y le pasé su plato de frutas picadas con yogurt griego, jugo de naranja recién exprimido y un croasant, yo opté por pancakes y una taza de café caliente.

— Gracias amor — estiró su boca en una trompita y me agaché dejando un besito casto sobre sus labios rosas

— No es nada— sonreí mordiendo su mejilla causando que se queje y me aparte de él — Mi vuelo sale mañana cariño —

Detuvo la cuchara qué iba hacia su boca y me miró con asombro entre sus largas pestañas claras, parpadeó y asintió dejando la cuchara en el plato, hizo un puchero y lo besé para hacerlo sonreír.

— No iré a trabajar entonces, quiero pasar tiempo contigo, sabes que falta mucho para volver a Corea — dijo moviendo sus finos dedos alrededor del vaso de cristal

— Lo sé, pero no te preocupes, si tengo un tiempo libre vendré nuevamente, anda, déjame ver esos preciosos ojos — pedí con desespero al ver su estado de ánimo

El suspiró y me miró, sus ojos contenían lágrimas qué no estaban siendo derramadas, me sonrió aún así y asintió acercandose a dejarme un beso en la mejilla.

— OK, eres el mejor — sonreí y negué, señalé su plato y metí un pedazo de pancakes a su boca

— Anda, sigue comiendo —

(........)

Por la tarde caminábamos en un parque cerca del edificio de Lix, el clima era frío y Lix llevaba un abrigo beige que hacia juego con el mío, íbamos tomados de la mano y con un vaso de una bebida caliente en la  otra, Lix llevaba un chocolate y yo un espresso doble; el levantó su vista de sus botas negras y me miró con una duda entre sus ojos grisaceos.

— ¿Que es?— pregunté sabiendo que el no diría nada, negó despacio y me sonrió llevando su vista a otro lado — Puedes decirme ¿lo sabes no? —

— No es nada importante —

— Todo lo que tu digas es importante para mí — refuté de inmediato, el me miró asombrado y no pude describir el brillo de sus ojos

— Es solo que me preguntaba— suspiró y bajó su mirada sin atreverse a seguirme viendo — ¿Nos casaremos enserio? Digo, acabamos de iniciar con esto que tenemos y en algún momento nuestras familias preguntaran sobre la boda porque la metimos a nuestra farsa —

Vi exacto la incertidumbre en sus ojos y detuve nuestro caminar, el no me miraba, sus ojos estaban pegados a sus zapatos; su duda era algo que yo me venía cuestionando desde que iniciamos hace dos meses, pero no había llegado a una solución sin embargo, pero tampoco quería ver a Felix así de inseguro.

— Escucha bebé — tomé su rostro quitando mi mano de la suya y ahuecando su mejilla— Inventaremos algo, no te preocupes por eso, no te obligaré a casarnos cuando aún no hemos terminado de conocernos —

El sonrió y me abrazó fuerte, besé su coronilla y aspiré su olor a durazno, mañana partiría y no sabía cuando volvería a verlo, pero estaba seguro que me llevaría su olor conmigo, en un recuerdo para saber lo mucho que lo quiero.

— Gracias Bin, te quiero mucho — yo lo pensé y el lo dijo, sonreí besándolo

— Yo te quiero a ti — dije al separarnos

Sus ojos brillaron y volvimos a fundirnos en un beso que ninguno quería acabar, ambos habíamos salido lastimados en algún momento, ambos caminábamos con inseguridad cuando de temas del amor se trataba, pero ambos estábamos abriendonos paso en el corazón del otro y sanando la heridas en el camino, Felix era mi luz y yo era su soporte, ambos éramos un buen equipo y aún faltaba mucho para demostrar que sabíamos sacar el brillo del contrario; solo era cuestión de esperar y sacar fueras los demonios del otro.

Because that's how it wasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora