Capítulo 94: Tiempo libre.

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-Será el primer lugar donde empezarán a buscar. -le respondí, llenando el vacío donde las demás guardaron silencio.

Cleo no pareció más feliz con la respuesta en lo absoluto: cruzó los brazos sobre su pecho y frunció el ceño, para demostrar su enfado e inconformidad.

Solo entonces, Emma, quién hasta entonces se había limitado a contemplar nuestro intercambio en silencio, tomó la palabra.

-Kayla tiene razón. Sería arriesgado. -coincidió, mordiéndose el labio, pensativa, y el rostro de Cleo cayó.

-Pero... es mi casa. -replicó Cleo, con el ceño fruncido y los labios curvados, en una especie de queja con puchero.

-Eso a ellos no les importa. -le aseguré.

No les importó encerrarlas antes y no les importará un detalle como invadir propiedad privada, eso seguro.

- ¿Durante cuánto tiempo? -volvió a chillar Cleo, al cabo de unos segundos.

-No lo sé. -que Emma, ¡Emma, de todas las personas!, no tuviera una respuesta para esa pregunta, pareció horrorizar a Cleo.

-Espera, ¿si no podemos regresar a casa... a dónde iremos? -inquirió la morena notando cada vez más problemas, con su rostro que comenzaba a palidecer y sus ojos inquietos flotando entre Rikki, Emma y yo.

Nos miraba, cada vez más preocupada, afligida y un tanto expectante, como si esperara que alguna de nosotras saliera con un súper plan que lo resolvería todo.

Bueno... no.

Pero, en serio, ¿qué rayos vamos a hacer?

Y no me refería a geográficamente (no tenía planes de regresar a mi casa en... nunca), sino, en general, con nuestras vidas. Me enfoqué tanto en liberar a las chicas del encierro y tal, y... no pensé en lo que pasaría a continuación. No pensé en lo que pasaría a la larga. Con nosotras, con Denman, con nuestras vidas, con nuestro futuro, con... todo.

Como una especie de acuerdo tácito (dios sabe quiénes podrían estar esperándonos en casa y, aparte, no podíamos permanecer de pie, mirándonos las unas a las otras sin saber muy bien qué hacer con nuestras vidas), decidimos descansar sobre las rocas y debo decir que eran los asientos más incómodos del mundo pues no eran almohadas o cojines suaves, era roca sólida, pero ¡hey! es mejor que estar encerrada bajo llave o ser secuestradas por personas horribles y malintencionadas.

Al cabo de un par de minutos me di cuenta de, ¡y vaya coincidencia!, este era el lugar donde hace mucho tiempo, cuando éramos novatas en esto de ser sirenas, encontramos por accidente mientras huíamos luego de evaporar toda el agua de una piscina y encerrar a Miriam y a su séquito. Buenos tiempos.

- ¿Qué vamos a hacer ahora, ah? -Cleo estaba llena de preguntas hoy, y no era para menos. Cuando la miré, tenía sus ojos color café fijos en Emma y solo en Emma, porque ¡por supuesto, no vaya a ser que a Rikki o a Kayla se les ocurra un plan! ¡Oh, dios no lo quiera!-. Ellos... ¡lo saben todo! -Añadió, y cuando abrió mucho los ojos y su rostro se contorsionó en una mueca de miedo, juraría que estaba a punto de echarse llorar-. ¡¿Tenía caso escapar?! -chilló, y entonces sus ojos se anegaron en lágrimas.
Emma acercó a Cleo a su costado para darle un pequeño abrazo.

-Hicimos lo correcto -le dijo Emma-. No podíamos quedarnos allí. Quién sabe qué nos harían.

-¡Saben quiénes somos, no tiene caso! ¡Nos atraparán! -Cleo estaba entrando en pánico, eso seguro. Sus ojos iban de un lado a otro, pensando, ideando-. ¿Y si... si dejáramos que nos hicieran algunas pruebas sería tan malo? -fue tanto desgarrador como desesperante ver la esperanza revolotear en los ojos brillantes y trémulos de Cleo.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now