Capítulo 33

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DIANA

El terror invadió el cuerpo de la rubia, viajando su mirada desde Diana a la puerta buscando un escape que cuanto más lo analizaba disminuían las posibilidades.

La risa de Diana rompió el silencio.

—Ni lo intentes, esta vez no hay escapatoria, Alessia... — afirmó sacando el arma de la cintura trasera de su falda colocándola en la vidriada mesa de café.

—Gritaré y van a-

—Callarte. Vine por respuestas y la verdad no me importa irme sin ninguna. Aunque el resultado final será el mismo... Y ambas lo sabemos...

Los llorosos ojos de Alessia comenzaron a actuar.

—No puedes matarme... — susurró.

Diana sonrió.

—Claro que puedo. Y el miedo que reflejan tus ojos confirman que eres más que consciente de ese hecho.

La esposa del capo se puso de pie echando un vistazo a la lujosa habitación. A cada sonido de tacón, Alessia se encogía en su sitio.

—La primera duda que come mi cabeza es... ¿Estás conforme con el resultado de tus actos? — regresó a la mesa sujetando el arma en sus manos, a la vez que colocaba pulcramente el silenciador en la misma. —Digo, pues... El suicidio de tus padres no sería el resultado que yo habría esperado si estuviera en tu lugar.

—No tienes derecho de hablar de ello.

—No, era tu deber como hija protegerlos o, velar por tus sucias ambiciones siempre pensando en ellos. De no haber sido por ti ellos aun seguirían con vida. Quizás Massimo y Sofía También.

La sorpresa reinó en su rostro acompañado de más lágrimas que caían de sus ojos.

—Ahora que Franco está tres metros bajo tierra descubrí que él había entregado a su familia. Pero... Mágicamente una sensual voz femenina sopló las coordenadas exactas de Valentino y su hermosa dama, pero ya sabemos cómo terminó eso, por suerte, Valentino no estaba allí, pero desgraciadamente sí Massimo... Justo como nos pasó cuando yo estaba bajo la protección de mi sexy esposo. — sonrió. —¿Estás llorando? Es raro después de ver que puedes dormir plácidamente mientras tienes tanta mierda acumulada en tu contra.

—Ojalá hubieses muerto de verdad. ¿Quién te mandó? ¿Valentino? ¡Ja! Resultó siendo un patético corderito.

Una carcajada femenina interrumpió el colapso de la rubia.

—Valentino está ocupado en otras cosas más importantes, es más ni siquiera sabe que estoy aquí. Esto lo hago porque de no haber sido por ti, nada de esto habría sucedido, tú iniciaste todo, además se lo debo a él... Y a nuestro hijo.  

La sorpresa y dolor la iluminaron nuevamente.

—Eres una zorra repugnante.

—Esa es la Alessia que quería que salga...

—Espero que en tu intento de matarte no falles.

—Puedo asegurarte de que no voy a fallar. Una vez prometí que si algo le sucedía a Valentino iba a venir por ti a liquidar un cargador en tu cabeza. — sacó un cargador extra mostrándolo al aire. —Y traje otro por mi bebé, de él estar vivo. Las cosas serían diferentes.

 Con cautela Diana quitó el seguro de la glock apuntándola.

—De rodillas, sobre la cama.

La sonrisa irónica de la rubia burló sus labios obedeciendo la orden.

𝐕𝐞𝐧𝐝𝐞𝐭𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐜𝐚 (+𝟐𝟏) Libro IIWhere stories live. Discover now