Capítulo 21

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Ya no podía más...

—¿Quién fue?

Preguntó Valentino con una letal frialdad a la que Diana no respondió.

—¡¿Quién fue?!

Ella sentía un nudo en su garganta, imposibilitándole el habla.

—Dime quién fue... — insistió nuevamente con una cortante frialdad.

La castaña negó en el momento que más lágrimas caían de su rostro que se encontraba escondido en el pecho masculino.

Inesperadamente Diana sintió gotas mojar su hombro acompañado de un beso en su frente. Sabía que Valentino era paciente, pero eso sobrepasaba sus límites.  

Un De Luca jamás iba a acceder a tener una esposa manchada de esa forma, por más que le duela era hora de solicitar su divorcio y dejarlo seguir con su vida.

La toalla había descendido al punto que el pecho de ambos se tocaban piel con piel directamente.

—Estoy llena de cicatrices... Y estoy manchada. No necesitas vivir esto, Valentino. Tampoco deberías hacer nada para cambiarlo.

—Yo también tengo cicatrices...

—Pero-

—No existen peros que valgan, bambolina. — verbalizó el rizado limpiando suavemente sus lágrimas.

Diana lo miró atentamente a los ojos encontrándolos también aguados. Valentino abrazaba su dolor como propio.

Y eso la enternecía.  

—¿Vas a perdonarme?

—¿Por qué?

—No me pude defender... Era más fuerte que yo... — susurró con un hilo de voz.

—No tengo nada que perdonarte. — agregó al momento que se colocaba de rodillas en la alfombra. Besó la cicatriz abdominal en la que habían extraído la bala y su bebé.

—Ahora tengo miedo...

—¿De mí?

—No, de lo que vayas a hacer.

Valentino regresó su mirada a los ojos de la castaña.

—Todo lo que nos hicieron a nosotros, lo que te hicieron a ti y a mi hijo, no tienen perdón Diana. El único precio a todo eso es la muerte...

Diana observó en silencio el tormento de Valentino, descendió un poco más la mirada comprendiendo que él también había sufrido, incluso había intentado suicidarse creyendo que estaba muerto.

Diana no quería más sangre en sus manos.

***

Ya había anochecido y ninguno de los dos había salido de la habitación tornándose en extensas conversaciones sobre todo lo sucedido.

Ambos se encontraban recostados en la cama, Diana boca abajo con las cicatrices de los latigazos en su espalda a la luz mientras que Valentino de costado acariciaba suavemente su cuerpo con extremo cuidado como si no quisiera infringirle dolor ni por accidente.

El italiano se había encargado de darle a conocer como había pasado todo en la casa luego de que ella había puesto en peligro su vida recibiendo una bala por él.

Luego continuó con el desenlace hasta dar con ella y ahora la actualidad.

Con un poco de negativas después de un cómodo silencio Diana inició una narrativa de su parte de la historia evidenciando lo sola que se había sentido, destruida por la pérdida suya y de su hijo, no negó sus pensamientos suicidas de la misma manera que tampoco se apenaba de comentar sobre los recuerdos que la sostenían mental y físicamente.

𝐕𝐞𝐧𝐝𝐞𝐭𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐜𝐚 (+𝟐𝟏) Libro II Where stories live. Discover now