Capítulo 32

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VALENTINO

Con pesadez se fue al escondite de su nuevo socio de fechorías, Christopher, más conocido como el lobo solitario.

—Espero que no sea por nada este llamado.

Chris lo recibió con las mangas de la camisa arremangadas a los codos haciendo un pobre trabajo de no ensuciarse con sangre. Leonid colgaba de unos grilletes sujeto a sus tobillos, al mirarlo a la cara, la rojez y las venas marcadas de su rostro mostraba que estaba en esa posición desde hace ya bastante tiempo.

Vislumbró a uno de sus lados analizando con seriedad los instrumentos de tortura de su nuevo colega. Y le agradó, así como también sonrió al ver tres dedos de su enemigo sobre una bandeja rectangular de aluminio. Al parecer también habían atacado a su chica.

—Bájalo. — ordenó Valentino.

Con pesadez y una amarga sonrisa, Chris se lo concedió.

—¿Ya sacaste lo tuyo?

—Si, tengo un poco de información valiosa que puede ayudarnos, pero puedes sacar más.

El italiano asintió esta vez tomando el antiguo labor del solitario. Sujetó un cuchillo encaminándose al ruso mientras oía el sonido del agua derramarse producto del lavado de manos de su colega.

—Creí que nunca ibas a aparecer... — murmuró Leonid recibiendo la atención de ambos hombres.

—Si, y yo me estaba olvidando de ti...

—No te creo, seguro Alexey está buscándome, no estarías aquí a no ser que mi jefe te haya presionado.

Valentino y Chris intercambiaron miradas rompiendo en carcajadas.

—¡Esa fue buena! No me la esperaba... Al parecer nunca terminaste de conocer a tu jefe. — agregó el solitario con firme tranquilidad.

—Estás jugando conmigo, y no voy a caer. — agregó entre dientes el secuestrado.

—Me encantaría poder decirte que es mentira y que todo esto es un juego para quebrantarte mentalmente, pero no. — confesó seriamente Valentino. —Quizás esa fue mi idea a un comienzo, pero pude ver que eres un hombre leal y lo mínimo que mereces es saber algo de lo que está pasando afuera...

Los verdugos narraron todo lo sucedido en las juntas incluido el último ataque, evitando tocar temas importantes que podía significar información valiosa para transmitir. Aunque los gestos y la oscuridad de sus azules ojos reflejaban las diversas emociones que pasaban dentro de sí.

El sepulcral silencio de aquel descuidado lugar se extendió.

Ni una palabra.

—En este momento se me ocurre desmembrarte completamente por tu enamoramiento con mi mujer, pero eso no sucederá hasta que me digas lo que necesito saber de Alexey.

El ruso continuó en silencio.

—Veo que no vas a cooperar conmigo. Me parece perfecto.

Sin vacilar el De Luca se acercó con un balde de agua mojándolo completamente, conectó las pinzas cocodrilos a las patas de las sillas de hierro. Se acercó suavemente encendiendo el interruptor dándole la primera descarga eléctrica.

—Quiero que comiences a cantar sobre cómo fue que conocieron a Phillip.

Silencio.

—He preguntado algo y quiero oír una respuesta.

Más silencio y una nueva descarga.

—Bien, ahora estaremos en la misma sintonía. — afirmó Valentino con furia.

𝐕𝐞𝐧𝐝𝐞𝐭𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐜𝐚 (+𝟐𝟏) Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora