Capítulo 29

36 8 2
                                    


De la misma forma que aquel tanque de guerra hizo su aparición, huyó dejando todo en completa oscuridad.

El personal encargado por la seguridad de todos los capos hizo acto de presencia junto a militares de la cruz roja que se encargaban se hacer reconocimiento de los heridos y los muertos. 

En la oscuridad Valentino cacheó a Diana tocando sangre en sus mejillas y su atuendo, la poca visibilidad lo frustraba más.

—Estoy bien, no estoy herida. — dijo Diana colocando sus manos sobre las de la Valentino.

Su alma regresó a su cuerpo, lanzando un suspiro dándose cuenta de que había estado temblando antes de llegar a esa conclusión. El gemido de dolor se escuchó nuevamente muy cercano a ellos.

A la distancia por las linternas Diana divisó a Nika llorar en brazos de su esposo Dmitry mientras con un brazo la consolaba y el otro era atendido por un médico. Sus condiciones no eran diferentes a las que podía imaginar, ambos estaban manchados por salpicaduras de sangre y la ropa rota.  

Con los ojos acostumbrados a la oscuridad pudo ver cuerpos dispersos por el suelo, la mayoría sin vida por desgracia. Incluso...

—¡Renata! ¡Valentino, debemos ayudar a la enlace!

El capo dejó vagar su vista hasta encontrarse con el cuerpo de la mujer a sus proximidades, Diana se acercó gateando hasta llegar a ella.

—Diana, ten cuidado. Debe estar muerta...

—No estoy muerta, estoy pensando, capo. — afirmó la argentina mirando el techo, moviéndose levemente con un gemido de dolor. Pero aún sin levantarse.  

—¿Estás herida?

—Tengo un vidrio incrustado en uno de los lados, me dificulta un poco respirar, pero estoy bien...

Su guardaespaldas trajo a un especialista a toda velocidad, siendo atendida rápidamente antes que a él mismo. El sujeto se movía velozmente con el rostro inmutable colaborando en lo que podía al médico, aunque eso implicaba dejar huellas de su propia sangre en la pelinegra. Ella sujetó su antebrazo para hablarlo descubriendo que también estaba herido.

—Chris...

—Estoy bien, jefa. Dictamine las siguientes operaciones, por favor. — la mujer vaciló enviándose miradas significativas mutuamente.

—Identifiquen a los heridos y muertos, convoca a los jefes a una nueva junta dentro de una hora en un lugar a determinar en breves, garantiza su seguridad y Chris...

—¿Sí, señora?

—Recibe ayuda médica, es una orden.

El hombre asintió con firmeza encontrándose frente a Diana y Valentino como espectadores de aquel... Extraño momento.

—Supongo que no necesito repetir con ustedes lo que ordenó.

—No, quédate tranquilo. Te ayudaremos con la identificación de cadáveres. — agregó Diana.

Minutos después un equipo se encargó de hacer regresar la luz, a la vez que descubrían la magnitud de lo acontecido, había sido una masacre. Decenas de cuerpos dispersos en el suelo, bajo sus propios charcos de sangre, algunos con miembros faltantes e incluso en el intento de defenderse o proteger a sus superiores.

Los capos en su mayoría estaban bien, solo unos cuantos heridos, pero ninguno de gravedad excepto que el capo japonés agonizaba en un rincón mientras dos de sus secuaces intentaban detener el sangrado de su pecho entre lágrimas. Diana abrazó a Valentino con la melancolía de recordar que había solicitado aquella reunión con el fin de hacer justicia por el homicidio de su único primogénito.

𝐕𝐞𝐧𝐝𝐞𝐭𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐜𝐚 (+𝟐𝟏) Libro IIWhere stories live. Discover now