Capítulo 8

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Luego de tres eternas horas un equipo táctico se desplazaba en dirección al nidito de amor de los recién casados. Lo más inédito era que habían hackeado la línea telefónica de las llamadas del personal de seguridad enviándolas directamente al buzón de Phillip y con obvias razones hacía desaparecer dichos mensajes.

Hasta el momento habían pedido refuerzos, pero la línea al estar interrumpida tergiversaba la comunicación. Por lo tanto, Diana y Valentino carecían de seguridad.

El plan comenzaba a llevarse a cabo.

El equipo de los entrenados comenzaron a cubrir la extensa porción de tierra que se abría ante sus ojos. De lejos la mansión parecía solitaria y vacía a excepto que los ventanales de los balcones estaban abiertos.

La ansiedad de Phillip estaba a niveles supremos, pero la seriedad de los fríos ojos azules del teniente le erizaba la piel... ¿Cómo es que Valentino De Luca sobrevivió antes a increíbles hombres?

El teniente Leonid Volkov era un viejo soldado retirado y con viejo no se referían precisamente a la edad sino al largo historial de guerras presenciadas. Ahora ya retirado comandaba una unidad elite de mercenarios que eran soportes de la mafia rusa, enemiga a la mafia italiana y tantas otras.

A un kilometro se encontraban bajo la espera de la señal el teniente y Phillip.

—¿Por qué están demorando tanto? — cuestionó Phillip ganándose una mirada de pocos amigos de parte del teniente.

Phillip luego de esa reacción no volvió a realizar comentario alguno hasta recibir una nueva indicación.

—Francotirador en posición. — dijo una voz a través del radio. —Veo al De Luca saliendo en dirección al balcón principal.

La sonrisa que adornaba el rostro de Phillip no tenía precio.

—Aseguren el perímetro y hagan el trabajo limpio. — dijo el ruso a sus hombres.

—Esperando la ubicación sobre las coordenadas del grupo beta. Cuando reciba la confirmación, el plan correrá en marcha. — agregó el francotirador.

Leonid se bajó de la camioneta acompañado de Sasha poniendo en orden sus chalecos antibalas direccionándose a la mansión.

—Listos. En posición esperando abrir fuego. — verbalizó nuevamente el mercenario por el intercomunicador.

—Fuego a mi orden. — sentenció Leonid.

En las proximidades aseguró una vez más el perímetro a la vez que veía al italiano ir y venir distraídamente con suavidad con una mano metida en el bolsillo de sus pantalones y la camisa abierta por el viento.

Cuando a iba a dar el orden, apareció a su campo visual la empleada a lo que observaba con los binoculares solicitaba permiso de preparar el desayuno en ese puesto.

El italiano asintió sin darle importancia regresando a su acción previa. La empleada se retiró y una vez más Valentino quedaba estático con el teléfono pegado a su oído.

—Justo en el pecho... — indicó Leonid a su subordinado. —Fuego.

Cuando la traba del gatillo del francotirador hizo el retroceso del disparo una figura blanca se materializó ante sus ojos.

Una castaña corrió en dirección al italiano siendo alcanzada por la bala, por la espalda el suave vestido de verano blanco comenzó a mancharse con rojo.  

Mierda.

La sonrisa que dibujaba el rostro de Valentino se borró al recibir el cuerpo de la chica en sus brazos ensuciándose con sangre en el proceso.

𝐕𝐞𝐧𝐝𝐞𝐭𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐜𝐚 (+𝟐𝟏) Libro IIWhere stories live. Discover now