☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ᴛʀᴇᴄᴇ

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El sol ya había hecho su acto de presencia, el reloj ya marcaban las ocho y treinta de la mañana, lo que indicaba un nuevo dia, y un paso más a las vacaciones de verano.

Sin embargo, un dormido Jisung yacia acostado en su cama, apretando sus ojitos con fuerza, mientras murmuraba y se quejaba de sus sueños, o más bien pesadillas. Poco a poco, se iba despertando, mientras sentia su corazón palpitar por el susto, junto a sus manitos que iban soltando las sábanas, las cuales había tomado inconscientemente a causa del mal sueño.

Sus ojitos se abrieron finalmente, al igual que unas lágrimas se asomaron por sus mejillas. Buscó con su manito la de Minho y luego de no encontrarla, volteó su cuerpo para buscarlo con la vista, pero no estaba. Aún más asustado y con el llanto a punto de explotar, se sentó en la cama y rascó sus ojos, tratando de detener el agua que salía de allí, pero fue inevitable; el tener el feo sueño y el no encontrar a su novio, lo ponía realmente triste.

—¡Hyu-hyungcito... Hyungcito! —exclamó con su voz rasposa, siendo que recién se despertaba, más la piedra de angustia que comenzaba a formarse en su garganta, realmente le hacía doler, por ende, su voz salía en un rono un poco desconocido—. ¿Dónde está, hyungcito?

Lee, quien estaba en la cocina, terminando de hacer el desayuno, escuchó como Jisung no dejaba de llamarlo, pero lo que lo alarmó, fue como tartamudeaba, y eso solo pasaba cuando estaba llorando. También le sumaba la voz completamente rota, lo que le confirmaba que estaba llorando.

Cuando entró en la habitación, se encontró con el rubio sentado en la cama, mientras que con sus manitos se rascaba sus ojos, puesto que las lágrimas no dejaban de salir.

—H-hyungcito... —tartudeó de nuevo, soltando todo el llanto que estaba conteniendo, mientras se le dificultaba ver como Minho se acercaba rápidamente para abrazarlo.

Cuando rodeó con sus brazos el cuello del mayor, pudo respirar, pero no mucho, la pesadilla se trataba de Minho, entonces debía comprobar que estaba bien,y sobre todo, a su lado, por eso, lo abrazó fuertemente. 

Lee pudo percibir esa necesidad, el miedo y el temblor en Jisung. Él también se asustó, ya que el menor no solia despertarse llorando porque sí, ni cuando él no aparecía por la habitación, sino que bajaba contento las escaleras, para sorprenderlo con un abrazo. O eso sucedía cuando Jisung despertaba un poco antes de haber terminado el desayuno, sin embargo, siempre lo hacía con una enorme sonrisa que contagiaba esa felicidad a cualquiera.

Pero no era un dia igual a esos.

El pelinegro se acomodó mejor, apoyando su espalda sobre el respaldar, sin soltar al rubio, que había bajado sus brazos para rodear el torso, seguia apoyando su cabeza en el hombro ajeno, pero no se ocultaba en la curvatura del cuello.

Todo estaba en silencio, y Minho sabía a la perfección que debia ser así, para que el menor se tranquilizara por completo. Sentia como su corazón palpitaba a lo loco, por eso prefería preguntar luego qué pasó, ahora, el silencio era primordial.

El pequeño se sentia en paz, pero no dejaba de pensar en aquella pesadilla, hasta que sintió las caricias en su cabello, por parte del mayor y consigo, también pudo calmar su corazón, que la palpitacion tan aceleradas, le molestaba, así que internamente, le agradeció. Sacó una de sus manitos para llevarla frente a sus ojos, y despues de limpiarse las lágrimas, comenzó a contar con sus dedos y en su mente, hasta diez, a la vez que respiraba profunda y tranquilamente. Era algo que Jeongyeon le enseñó hace mucho tiempo, debía agradecerle de nuevo, ya que le funcionaba para poder calmarse.

Volvió a colocar su manito donde estaba y volteó su rostro, ocultandolo en la curvatura del cuello ajeno, para sacar la otra manito y contar hasta diez. Era la primera vez que contó hasta veinte y que se sentia bien sin la necesidad de contar de nuevo, no como aquella vez que llego hasta cien, que fue cuando Wonwoo lo había encerrado por primera vez en un cuarto oscuro.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora