☆ ᴅɪᴇᴄɪɴᴜᴇᴠᴇ

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Minho observaba el rostro sorprendido de Jisung, mientras que en su cuerpo se alojaba alguna clase de escalofrío que no pudo sentir hasta que sus latidos comenzaron a chocar fuertemente contra su pecho

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Minho observaba el rostro sorprendido de Jisung, mientras que en su cuerpo se alojaba alguna clase de escalofrío que no pudo sentir hasta
que sus latidos comenzaron a chocar fuertemente contra su pecho. 

Genial, desde que conoció a ese niño aprendió a decir estupideces sin sentido, y lo peor era que no sabía cómo solucionarlo.

—No te ilusiones, lo decía porque tenemos un trabajo que terminar. Tengo tiempo libre, así que podemos hacerlo.

—¡Me parece muy bien, hyung! —Minho rodó los ojos ante tanta alegría y comenzó a caminar.

No supo si fue al salir del cementerio, o en qué momento, pero Han pudo colocarse a su lado, siguiéndole el paso. Quiso reir, porque había caminado rápido a propósito, justamente para no tenerlo al lado. Aunque ahora que estaba allí, el camino seguía en silencio, cosa que agradecía enormente, porque lo que menos quería era hablar.

—Hyung —llamó, tras pasar algunos minutos en silencio—. ¿No tiene entrenamiento hoy?

—Sí.

—¿Por qué no va?

—Porque no tengo ganas.

—¿Pero no debería hacerlo? Escuché que la temporada de los partidos importantes comienza en un mes.

Minho largó un suspiro.

—¿A qué viene eso? —espetó, pero no estaba molesto, no aún.

—A nada —bajó su cabeza, era preferible ver sus pies sintiendo los ojos de su hyung puestos en él, a mirar al frente y que se de cuenta de sus mejillas rojas. Por eso, subió bien su capucha, tratando de tapar su rostro—. Solo quiero hablar... con usted.

Minho largó otro suspiro, dispuesto a contestar.

—Debería ir, pero ya no me llama la atención jugar. Me gusta, sí, pero no siento la misma adrenalina de antes. Quizás solo sea estos días de mierda por lo que me siento así y la semana que viene me sienta mejor, pero no lo sé.

—¿Seguro que es el deporte y no las personas? —Jisung sintió nuevamente la mirada de Lee sobre él—. Quiero decir, el deporte es lindo, pero las personas a tu alrededor, lo hace insoportable y feo.

—No, no es eso, ¿pero por qué lo dices?

Jisung fruncio sus labios, notando un poquito de interés en su voz, y levantó su mirada, encontrándose con la de Minho.

—No soy de hablar mal de las personas, pero por experiencia, supongo que Wonwoo, Moonbin o Mark, podrían hacer de un lindo deporte una pesadilla. Lo mismo con la escuela.

—Ya veo... pero no, ellos son mis amigos.

—Lo sé... —susurró, deteniéndose en una esquina—. Vamos por aquí, tomemos un atajo.

Para que no te vean conmigo. Pensó, sintiendo como las lágrimas se alojaban en sus ojitos.

En realidad, el camino era un poco más largo, pero al menos Minho no preguntó el por qué de esa decisión, tampoco lo haría, sabía que no le importaba en lo absoluto. El resto del transcurso ocurrió completamente en silencio, pero estaba seguro que su mayor había visto como sus manitos limpiaban las lágrimas que derramaba, por más que no haya preguntado nada.

Ambos subieron los escalones de la entrada y Jisung introdujo la llave para abrir la puerta. Pero en cuanto invitó a que el mayor pase primero, lo detuvo, tomando su mano sin darse cuenta.

—Espere... uhm... uf... —se quejó sin saber qué hacer, mirando sus piecitos—. Quítese los zapatos y déjelos aquí, mamá se enterará que no vine directo a casa despues de la escuela...

—¿Fuiste a un cementerio, solo y sin permiso? —espetó, ahora si un poco enojado, acercándose más a Jisung.

—No entiendo por qué reacciona así, no hice nada malo.

—No claro que no —dijo con sarcasmo—. Menos mal que te seguí sino... —se mordió su propio labio y cerró los ojos, como si de esta forma las palabra dichas desaparecerían de la mente del menor—. Quiero decir, pensé que hacías todo con el permiso de tu madre —trató de arreglar, sintiendo como la pequeña mano tomaba su pulgar.

Minho hizo caso a la petición de Jisung y dejó sus zapatos con un poco de barro en la entrada, esbozando una sonrisa al ver los zapatos de colores pertenecientes al menor, y rió un poco más al ver los sucios que estaban por los charcos en los que saltó, además del barro.

Pero dejó de reir cuando vió que Han perdió el equilibrio al querer quitarse la segunda zapatilla, por ende, lo tomó de la cintura para que no cayera al suelo, sonriendo burlón.

—¿Cuándo tendrás equilibrio? —susurró en su oído, ya que el rubio estaba demasiado cerca—. No siempre voy a estar para atraparte.

Lo soltó y se adentró en la casa.

—Engreído, solo fueron dos veces —bufó y entró detras de él.

Sin poder ver la sonrisa en el rostro de Lee.

Sin poder ver la sonrisa en el rostro de Lee

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━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora