☆ ᴏᴄʜᴇɴᴛᴀ ʏ sᴇɪs

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Minho observó en silencio, aún como la expresión decaida seguia en el rodtro de Jisung, ya no sabía que decir o hacer para que una preciosa sonrisa apareciera. Sin embargo, pensó en darle un poco de tiempo y espacio, él volvería a sonreir tan grande que parecía que sus mejillas iban a explotar.

Ya dentro de la casa, Lee dejó los ingredientes en la mesada para sacarlos y comenzar a leer la receta, pero notó que el rubio no venía, a pesar de que momentos atras estaba entusiasmado.

Fue de nuevo hacia la sala, pero el no estaba allí. Frunció su ceño ya que no lo escuchó subir las escaleras, sin embargo, las subió para ir hasta su habitación, tan solo quería saber si él se encontraba bien. Y al entrar en la habitación, notó como Jisung estaba sentado al borde de la cama, cabizbajo, acariciando su brazo.

—¿Qué pasa, bebé? —preguntó a la vez que se sentaba a su lado.

—Estoy triste y con sueño, ¡y mi bracito duele! —Jisung sintió como las lágrimas se deslizaban por su rostro y en como el mayor trataba de limpiarlas con suaves caricias.

—¿Quieres que te traiga un poco de hielo? Te acuestas en la cama y duermes algo, es temprano aún, puedo despertarte para la merienda.

—Pero yo quiero hacer galletitas con usted... —dijo en un susurro, mirando con sus ojos un poco hinchados por el llanto—. Pero no dejo de llorar y eso me da más sueñito... ¡Ah ¿por qué Yunho tuvo que arruinar mi dia?!

Minho esbozó una sonrisa un poco triste, sintiendo como las ganas de golpear a ese chico crecian cada vez más, pero solo tomó al menor de la cintura y lo levantó como si fuese una pluma, para depositarlo sobre sus piernas. Apoyó su mentón en el hombro de Jisung, sin darse cuenta que comenzó a dejar caricias sobre su pancita.

—¿No crees que es hora de probar los dotes culinarios de tu novio? —preguntò Minho mientras alzaba sus cejas.

Aquello llamó por completo la atención del rubio, que cuando terminó de limpiar las ultimas lagrimas, lo miró sin comprender.

—Yo hago las galletas y tú descansas, ¿aceptas?

Lee alzó sus cejas y soltó una sonrisa, luego solo llevó sus manos al rostro contrario, para apretar sus mejillas y reir ante la queja del menor.

Jisung veia una sonrisa llena de amor por parte del mayor, pero no sabía que Lee se estaba conteniendo para no salir corriendo y matar a Yunho a golpes.

—¿Ah...? ¿Sabe cocinar? Pensé que solo sabia hacer la chocolatada y tecito... ¡No piense que lo juzgo, hyungcito! Solo que...

—Bebé, te traeré algo de hielo para tu bracito y luego vendré aquí con deliciosas galletas, ¿qué dices? —trató de convencerlo nuevamente.

El rubio lo pensó. Aún sentia como la mano de Yunho apretaba su brazo, en como la fuerza extrema que él imponía, aún seguia allí, y sobre todo, el miedo que le generó en cuanto lo vio fuera del supermercado.

Aún tenía miedo de que apareciera en su casa, como si nada hubiese pasado.

—¿Me perdonas por no hacerlas contigo, Min?

—Aw, me llamaste Min —sonrió, acomodando un par de cabellos que se colaban sobre los preciosos ojos que el menor poseia.

—¿Quiere que lo llame así? —la sonrisa de Minho cayó por completo y Jisung frunció su ceño.

—No —espetó.

—Oh... ¿Hyungcito entonces? —ladeó de cabecita y le sonrió.

—Así es, me encanta —acarició su rostro, limpiando alguna que otra lágrima—. Descansa, ¿si? —Jisung asintió—. Si necesitas algo, me llamas.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora