☆ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏs

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Minho largó el humo del último cigarrillo por su boca

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Minho largó el humo del último cigarrillo por su boca. No sabía qué le estresaba más, el hecho de volver a clases o que tendría que comprar más, es decir, tenía que tomar el camino contrario a su casa. Camino que conducía a la casa de Jisung, por eso, desde un primer instante, siempre supo dónde vivía.

Changbin largó una risa ante lo que dijo Hyunjin. Sinceramente, Minho no estaba allí, es como que su mente se iba a otra parte y no podía prestar atención a lo que decían sus amigos. Giró su vista para ver el campo de fútbol, pero esta fue estorbada por una presencia que comenzaba a odiar. Wonwoo.

—¿Me comparten? Olvidé los cigarrillos en casa —pidió, mirando fijamente el paquete en las manos de Lee, pero este negó.

—Era el último —
levantó el cigarro y le dió una calada, que, si Jisung lo viera, le estaría arrebatando de las manos y probablemente golpeándole los pulmones para que el humo salga.

Ese enano...

Observó como Seo sacaba uno de la caja y se lo entregaba, además de prenderle fuego para que Wonwoo pudiera darle exactamente la misma calada. Estaba necesitado. No sabía si era por estrés, cansancio o lo que sea. Seguramente eran las mismas razones por las que él fumaba.

—Vi a Jisung, en el pasillo —dijo riéndose, llamando por completo la atención de Lee y una leve tensión en su cuerpo. Changbin y Hyunjin se miraron mutuamente—. ¿Sabes? Sigo sosteniendo que parece una niña. Quién sabe como lo criaron, quizás querían una hija y... bueno, el tiro les salió por la culata —rió, como si fuese el mejor chiste del mundo—. ¿Sabes lo que me da más bronca? Que lo choque a propósito para hacerle caer los libros, y el muy gritón me dijo "¿qué no ve por dónde va? Fíjese la próxima vez".

—Típico... —soltó Seo en un susurro que solo Hyunjin pudo escuchar.

—Entonces lo empujé esta vez a él, contra los casilleros para que aprenda que no debe hablarme así.

—¿Que hiciste qué? —Minho se irguió en el lugar y lo miró fijamente. Levantó el cigarrillo y lo apoyó en el abrigo ajeno, aplastándolo—. Es un niño, no te hizo nada, no entiendo porqué lo atacas —la tensión aumentaba a medida que apagaba el cigarro en la sudadera blanca.

—¿Qué diablos haces? —pregunto exaltado, preocupándose por la prenda manchada.

—Me equivoqué de lugar.

Quería golperalo. Estrujar su rostro contra el piso y arrastrarlo por toda la escuela.

Desde que se conocieron, el tema de conversación siempre fueron sus víctimas, y la principal siempre fue Jisung.

Antes, siquiera de armar parejas de trabajo, o de encontrarse al rubio en las clases al principio de año, Wonwoo siempre hablaba de él. De cómo iba vestido, qué tenía en la cabeza, en el rostro, de cómo hablaba. No solo él, sino su séquito de estúpidos como Hoshi y Mark.

No supo cómo, pero él ya se encontraba en el pasillo. Tocó el timbre hace unos segundos, por ende Jisung no tardaría en llegar para unirse a la clase, claro, si es que no estaba dentro del salón. Mordió su labio en cuánto lo vió caminar cabizbajo, podía apostar que tenía un puchero en sus labios. Caminó hacía él y en cuanto estuvo enfrente, lo tomó de la muñeca, sin importarle sus quejas y lo llevó al salón vacío que nadie usaba.

El mismo salón que fue testigo de sus besos.

Lo dejó dentro de la habitación, confundido, mientras cerraba la puerta. No lo iba a hacer con llave, porque bueno, escuela pública, si no tienen siquiera para el picaporte, menos para una llave.

—Minho hyung —llamó cuando vió que no podía cerrar la puerta—. ¿Qué está haciendo? ¿Por qué me trajo aquí?

—Vine a robarte tus órganos —dijo con una sonrisa que el menor no pudo ver, a la vez que ponía una silla sobre la madera para que esta pudiera estar trabada.

—¿Quiere mis pulmones porque los suyos están negros?

—Correcto.

Minho se acercó a él de nuevo, haciendo que el menor retrocediera unos cuantos pasos, sin embargo, no pudo continuar debido a una mesa que se interponía en su camino. El pelinegro lo supo aprovechar, tomándolo de los muslos para que siente.

—¡Hyung!

—¿Qué? ¿No puedo? —sonrió con sorna.

—¡Claro que no, estamos en la escuela!

—No dijiste lo mismo cuando nos besamos.

—Tú me besaste.

—Pero tú también lo seguiste.

Jisung iba a espetar ante eso, pero debía rendirse porque tenía razón. Le gustaba los besitos de su hyung. Y ahora, tenerlo tan cerca, quería darle un beso, al menos el de buenos días.

—¿Estás bien? —preguntó luego de unos segundos en silencio—. ¿Te golpeó muy fuerte?

—¿Lo vió?

—No... es que Wonwoo me lo contó, sabes como es —vió como Jisung asentía y formaba con sus labios un piquito, el cual se moría por besar—. ¿Entonces...?

—Oh... sí, estoy bien. Dolió un poquito pero estoy acostumbrado a sus tratos y a el de tus otros amigos...

Minho no supo qué responder. Quería decirle que no eran sus amigos, solo simples personas con las cuales compartía solo dos horas al día y que muy de vez en cuando hablaban, pero cuando lo hacían, el tema principal siempre era el rubio. Tampoco sabía como explicarle que él también solía reirse de Jisung, aún si no le encontraba gracia.

El silencio se volvió dueño de la habitación, y consigo, la tensión entre ellos crecía, sobre todo cuando la distancia era mínima.

—Hyung...

—¿Mmh?

—Es muy bonito.

—Lo sé.

Jisung rodó los ojos. Era ya como la quinta vez que se confesaba y nunca lograba tener la respuesta que queria. Pero eso pasó a segundo plano cuando sus ojos se desviaron a los labios.

—¿Puedo darle un besito?

Minho asintió, ya estaba rogando para que ese momento llegara.

Y en cuanto sintió lo suaves labios sobre los suyos, el sabor a sandía recorriendo toda su boca, supo que no lo dejaría ir.

Y en cuanto sintió lo suaves labios sobre los suyos, el sabor a sandía recorriendo toda su boca, supo que no lo dejaría ir

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━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora