☆ sᴇsᴇɴᴛᴀ ʏ sɪᴇᴛᴇ

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Jisung estaba totalmente concentrado en su dibujo, el cual ya había terminado, pero no sabía qué color elegir. Sus ojitos viajaban desde el papel hasta unos lápices de colores perfectamente ordenados en fila. Intentaba idealizar como quedaría el dibujo pintado con el color, y cuando por fin tuvo una idealización perfecta, se apuró a tomar el lapiz color naranja y así poder pintar el gatito.

Percibió como Minho se sentaba detrás de él, ya que estaba en el suelo, pintando sobre la mesa ratona. Jisung ni se inmutó, ya estaba acostumbrado a los afectos repentinos del mayor.

Al principio se asustaba, porque siempre creyó que Minho nunca sería expresivo, ni con palabras ni con acciones, pero allí lo tenía, acariciando su pancita porque la comida que ordenaron le cayó algo mal, además de su cabeza apoyada en su hombro y con el presentimiento de que estaba mirando fijamente lo que estaba pintando.

El mayor pasó una mano sobre su cabello mojado dejándolo hacia atrás, para que no cayera sobre sus ojos y sonrió cuando vió cómo el rubio estaba pintando. Llevó su dedo índice hacia el gatito perfectamente dibujado y señaló una pequeña rayita color naranja que se había salido de la linea del dibujo. El rubio dirigió sus ojos hasta donde el dedo del mayor estaba.

—Creo que se pinta adentro del gato y no afuera, pero como no pinto, no opino.

El menor se giró y lo miró con su ceño fruncido, todo porque Minho estalló en risas.

—¡Malo! —exclamó y buscó el borrador para comenzar a borrar la mancha.

Le ponia mucha fuerza y aún así, la raya no se iba y eso lo estaba frustrando. Hasta que se acordó que había comprando un nuevo borrador, especialmente para color. Así que lo buscó y al momento de apoyarlo sobre la hoja y frotar sobre la misma, la raya desaparecía poco a poco, hasta que ya no hubo rastro.

—¿Lo ve, hyungcito? No hay raya, no sé de qué habla —fingió indiferencia y siguió pintando.

Lee le dejó un beso sobre su mejilla y se quedó observando como pintaba con cuidado de no salirse de la linea.

Y muy en el fondo deseaba que le regalara ese dibujito, así podría llenar la caja que compró en el dia de su cumpleaños.

—Oye... Tú... ¿Me lo darás? —preguntó con timidez, algo no conocido en él, pero en cuanto se encontró con el semblante de confusión en el menor, dijo lo primero que se le vino a la cabeza—. Al besito... No me lo has dado y...

—¡Hyung! —se giró y notó que la herida no había sanado, por ende, se enojó—. ¡Su mejilla no sana... Lo llevaré a un hospital!

Quiso levantarse para tomar a Lee de la mano e irse hacia algún lugar en donde le curaran la herida un poco mejor, así su hyungcito no tenía por qué sufrir. Sin embargo, fue Lee quien no dejó que se pusiera de pie y que siga sentado entre sus piernas.

—Bebé, lleva un tiempo, tranquilo.

—Pero... Pero... No hizo nada malo, ¿Por qué usted tiene que lidiar con el dolor? —Minho sonrió, totalmente enternecido.

Quería contarle que ya conocía ese dolor, que desde los ocho años recibia aquellos golpes, que ya estaba mucho más que acostumbrado.

Que ya no dolia.

Pero también quería decirle que su padre había quedado mucho peor, como lo es quedar tirado en el piso, totalmente inconsciente, pero calló, no era adecuado.

—La madre de Hyunjin es enfermera, dejé que ella me curara, si hubiese sido más grave, me hubiese pedido ir al hospital, ¿sí? Además, también me dijo que, con dos... O tal vez veinte besitos tuyos se curaría rápido.... demasiado rápido.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora