☆ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ

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Minho dejó la lata de coca cola sobre la mesa, ignorando completamente el mensaje que le había mandado Jisung hace unas horas

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Minho dejó la lata de coca cola sobre la mesa, ignorando completamente el mensaje que le había mandado Jisung hace unas horas. No lo leyó, ni lo miró de reojo, solo sacó la notificación en cuanto llegó. Escuchó como la risa de Changbin inundaba el silencio que se adueñó de la habitación, ya que la conversación acerca de cuál gaseosa era mejor, terminó hace varios minutos, por ende, se sumergió en sus propios pensamientos incomprendibles. Lo miró reir una vez más, notando como miraba su celular, entonces frunció su ceño y preguntó.

—¿Con quién hablas?

El pelinegro tomó la caja de cigarrillos que yacía al lado de la bebida y prendió uno, sabiendo que a su amigo no le importaba el humo ni olor.

—¿Celoso, Potter? —preguntó con una sonrisa de sorna, obteniendo como respuesta un suspiro por el mayor, quién largó el humo enseguida—. Con Felix, me está contando como Jeongin se cayó de la cama —hizo un ademán con sus hombros.

Hyunjin saltó del sofá, quitándose rápidamente las mantas de encima. Miró preocupado a su amigo y casi se ahogó con su propia saliva.

—¿Qué le pasó a Jeongin? —quiso acercarse para ver los mensajes en el celular ajeno, pero Seo se lo apartó rápidamente y le sacó la lengua.

—Son unos niños —espetó, largando el humo de nuevo.

—Habló Lee Minho, el madurito... —Hyunjin suspiró, volviendo a arroparse, pensando seriamente cual sería el pretexto para hablarle a Jeongin.

Minho ignoró aquello, como lo hacía con la mayoría de las cosas y volvió a sumergirse en sus pensamientos. Quería centrarse en las fechas próximas de sus partidos, eran importantes si quería entrar en la competición, pero sabía que eso le valía tanta mierda que se sorprendía por lo mentiroso que podría ser uno consigo mismo. Jisung. Ese niño, con hebras doradas, brochecitos y un estúpido sticker de estrella en su pómulo que llevaba pegado todos los días. Ese chico que al principio le pareció totalmente patético, ridículo e infantil, no podia despegarse de su mente.

Era un fastidio.

Tener sentimientos que no correspondían con sus pensamientos, era un total fastidio.

Y todo vuelve al momento de hoy, en la madrugada, en donde aquel niño estaba dormido entre sus brazos y él estaba tan hipnotizado con su rostro, además porque nunca lo vió tan tranquilo y callado por más de diez minutos. Estaba a punto de cerrar sus ojos después de haber dado la última calada para dormir un poco, cuando, literalmente, su cerebro dió un vuelco y recordó las palabras del rubio en su encuentro en los pasillos del día de ayer.

—¿Seo, qué hora es? —preguntó molesto.

—¿No tienes celular?

—Pregunté solo una cosa, ¿no puedes ser amable por dos segundos?

—¿Conoces la palabra amabilidad, Lee? —respondió con total sarcasmo, incluso estaba a punto de reir pero el semblante serio que Minho había puesto lo hizo temblar—. Son las seis, ¿te tienes que ir?

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora