☆ ᴠᴇɪɴᴛᴇ

21.4K 2.1K 403
                                    

La fuerte lluvia no tardó en hacerse presente, llenando el silencio incómodo en el que ambos estaban sumergidos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La fuerte lluvia no tardó en hacerse presente, llenando el silencio incómodo en el que ambos estaban sumergidos.

Jisung no paraba de escribir en su hoja, mientras que Minho solo mensajeaba en su celular.

Colocó los volúmenes, tanto del teclado como las notificaciones, para molestarlo un poco, pero debía reconocer que tenía bastante paciencia. Solo fueron una o dos veces que notó como los ojos contrarios estaban pegados en él y con el ceño fruncido.

El sonido del teclado ya era demasiado irritante para él, por eso lo tenía en silencio, así que pensó en molestarlo. Se veía gracioso como inflaba sus mejillas y estas se ponían cada vez más rojas. No sabía por qué simplemente lo encontraba algo divertido, además que estaba un poco aburrido y jugar con su paciencia era una mejor opción que terminar con las preguntas que le tocó del trabajo.

Y que por casualidad no respondió ninguna.

Jisung frunció su ceño, totalmente harto de estar escribiendo y escribiendo para poder hacer un trabajo totalmente completo y que Minho no esté haciendo absolutamente nada, ¡y lo peor es que fue su idea juntarse a hacerlo! Ahí está, riéndose, mandando mensajes a lo loco.

Pero el pequeño Han sabía que eso no era lo peor: quería saber con muchas ganas con quién se mensajeba o quien lo hacía reir tanto, a pesar que parecia totalmente falso y exagerado.

Malo, malo, malo. Pensó, frunciendo aún más su ceño, tratando de llamar su atención. Así que se levantó de su asiento y rodeó la isla de la cocina –espacio que eligió él mismo, ya que consideraba totalmente peligroso cualquier otro sitio más pequeño que la cocina, tomando en cuenta que tenía la puerta directo al patio, y si Lee pensaba en acercarse demasiado, el podría salir gritando por ayuda– hasta llegar en donde el pelinegro estaba sentado, de esta forma, le arrebató el celular de las manos.

—¿Qué haces? —preguntó totalmente confundido el mayor, ya que no se esperaba ese atrevimiento—. Devuélvelo.

—No. Está aquí para acabar el trabajo, no para reirse como un idiota.

Minho se levantó inmediatamente, mirándolo a los ojos, tratando de intimidarlo, pero ocurrió lo contrario: solo se quedó observando sus ojos.

—Vuelve a decirme idiota y verás lo que te pasará.

—¡Idiota, idiota, idiota! ¡No importa cuantas veces lo diga porque lo único que hace es besarme! ¡Y luego vas y te besas con otras personas o coqueteas con ellas delante mío! ¡No lo entiendo, hyung!

—Dame el celular.

—Entonces haga el trabajo.

—No quiero.

—Y yo no quiero darle el celular.

—Eres tan infantil, ¿no te das cuenta?

—¡El infantil es otro! ¡Me pides venir a mi casa para hacer un trabajo y se la pasa mensajeando con sus amigos! ¿Tan malo es, hyung? Sé que se rie de mí, pero al menos no lo haga cuando estoy presente —exclamó, inflando sus mejillas y mordiendo su labio inferior, ya que las lágrimas acumuladas en sus ojos amenazaban con salir, con la misma intensidad que la lluvia—. Solo quiero hacer el trabajo en paz, terminar con esto, así ninguno volverá a cruzar palabras con el otro, ni siquiera miradas... O besos. Si quiere irse, hágalo y yo haré todo, puedo con eso, pero no puedo soportar que se esté riendo en mi cara, en mi propia casa.

Estaban demasiado cerca. Y ambos eran desconocidos para el otro, por eso Jisung no entendía por qué dejó una de sus más grandes inseguridades en la palma de la mano de Lee Minho.

—No me estoy riendo de ti, no eres el centro del mundo —espetó, quitándole nuevamente el celular y guardándolo en el bolsillo de su chaqueta—. No quiero reirme de ti —dijo, mirando atentamente sus labios, sin embargo, apartó la vista y rió—. Mentira, estoy bromeando, ¿sabes en qué momento me río más de ti? Cuando estás así de enojado, como si hiciera algún jodido cambio en ti, pero no, te ves aún más pequeño que de costumbre. Tu cabello tapa tus ojos de una manera chistosa, inflas tus mejillas y estáa se te ponen rojas como un tomate y, lo último para hacerlo aún más gracioso, pienso que un enano está hablando. Ahí es cuando me río de ti.

—No soy un enano —bufó con un puchero.

Imposible de no mirar.

Imposible de no besar.

Imposible de no besar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora