☆ ᴄɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴀ ʏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ

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Jisung largó un suspiro, mirando por la ventana del taxi, un poco enojado. Sintió la mirada de Minho y lo miró de reojo para comprobar, y sí, lo estaba mirando con las cejas levantadas, la típica expresión en el rostro que pone una persona al estar sorprendido, o más bien, siendo culpado de algo que era totalmente ridículo.

Minho decidió tomar un taxi, ¿acaso sabía cuantos dulces pudo haber comprado con el dinero del viaje? Cientos. Cuando llegase, podia mirar una serie comiendo dulces... Aunque bueno, ya tenía muchos paquetes que formaban parte del regalo que Lee le dió, pero aún así, pudo haber ahorrado ese dinero y comprar más caramelos cuando se le acabasen.

—Quita esa cara —le susurró, colocando una mano en su pequeño muslo. Lo apretó con delicadeza, observando atento a su reacción.

Sus mejillas se tiñeron de un leve carmesí, pero la timidez que pensó que tendría, no pasó. Sin embargo, sonrió al ver como Jisung tomaba su mano y comenzaba a acariciar sus dedos, a la vez que recostaba su cuerpo sobre el mayor, por ende, Minho subió el brazo al respaldo del asiento para que Jisung pudiera estar más cómodo y así seguir jugando con los dedos de su mano.

Realmente era un niño, se entretenía con cualquier cosa, pero debía admitir que se veía tierno. Sonrió nuevamente y procedió a dejar un beso en la cabeza del menor.

—La próxima volvemos caminando.

—No empieces —rodó los ojos—. Si seguíamos estando abajo el frio, probablemente mañana estarías enfermo, y no quiero que faltes a la escuela.

—Usted no es mi padre —dijo tranquilamente, sacando el anillo y cambiándolo de dedo, así varias veces hasta ver en cual queda mejor.

—No lo soy, pero si soy tu compañero, y el lunes hay exámen... Estaría necesitando tus respuestas.

—Nunca estudiar, ¿no? —inquirió, indeciso si dejar el anillo en el dedo índice o pulgar. Debía reconocer que en el pulgar le quedaba bastante bien.

—Teniéndote a ti cerca, no.

—¿Le queda cómodo el anillo en el dedo pulgar? —preguntó, cambiando totalmente el rumbo de la conversación.

—Uhm... Me gusta más como estaba, lo siento.

—Hyungcito, ¿por qué se disculpa?

—Porque analizaste por cinco minutos como quedaba el anillo en cada dedo, es como desperdiciar el tiempo estudiando —se sinceró, esperando cualquier reacción de su parte.

—Me enamoré de un perezoso...

—¿Qué dijiste? —lo miró con las cejas alzadas, sabiendo muy bien lo que dijo, pero quería que lo repitiera.

—La siguiente doble a la derecha —contestó dándole indicaciones al chófer.

Minho la dejó pasar con una sonrisa de oreja a oreja cuando vió como Jisung le hacía leves masajes en la mano.

Y siguió observando, mientras que aquellas cinco palabras se quedaron rondando en su mente.

Y siguió observando, mientras que aquellas cinco palabras se quedaron rondando en su mente

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━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora