☆ ᴄɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴀ ʏ ᴏᴄʜᴏ

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Jisung largó un estornudo y Minho le tendió enseguida el paquete de pañuelos descartables, que lo había dejado un poco lejos, y se volvió a sumir en su tarea, o, tratar de terminar aquella respuesta de cien palabras, en la cual iba cincuenta, con la clara ayuda del rubio.

Suspiró, prefería hacer otra cosa que estar así, pero en serio quería terminar ese trabajo para por fin entregarlo y disfrutar de las vacaciones. Oh Dios, al fin dormiria todo el dia, sin tener que despertarse con una odiosa alarma. Solo él, a la hora que él quiera.

Lo ansiaba demasiado.

Pero por otro lado, no quería despegarse de Jisung. Sí, era un nuevo Minho, lo estaba admitiendo. Ya no pensaba en sí mismo o le importaba todo una mierda. Sus notas en los exámenes habían cambiado para mejor, quizá no muy buenas notas, pero sí aprobaba y eso le funcionaba para poder pasar de año.

Le funcionaba estar con Jisung.

Y eso hacía que el arrepentimiento golpeara con fuerza su cuerpo. No de estar con él, no de defenderlo, sino que recordaba los primeros dias de haberse conocido, y todo lo que dijo en ese tiempo, le caia como agua helada en pleno invierno. Aún tiene en mente aquellas veces en donde lo insultó, en donde lo escuchó llorar y llamar a su madre para que venga por él.

Y ahora que lo veia, haciendo cuentas con sus pequeños dedos y anotaba el resultado en los apuntes. O como buscaba algun video para entender mejor, lograba que una cierta tristeza y remordimiento se instale en su cabeza. No quería que eso lo atormente, que lo haga sentir como si fuese una mierda de persona que, a pesar de que le hizo mucho daño, Jisung lo perdonó.

Sabiendo que nunca pidió disculpas verdaderamente.

Lo sintió removerse, lo tenía arriba de sus piernas, por una parte, Jisung hacía una tarea de matemática, mientras que el seguia con su trabajo de biología. Entonces abrió su boca, dudando, pero finalmente largo:

—Lo siento.

El rubio dejó el lapiz y lo miró confundido. Frunció su entrecejo y se bajo de las piernas, sentandose en el suelo frio para estar frente a frente.

—¿Cómo dijo?

—Que lo siento, mucho.

El menor podia notar una ligera tristeza cargada de arrepentimiento, pero aún así no podía saber a qué se refería.

—No te entiendo, Min —hizo un pucherito, en donde el pelinegro dejó un pequeño beso enseguida.

—Solo perdóname —dijo, sin intenciones de explicarle, aún trabajaba en el tema de las palabras.

—Pero tú también.... Explícate —apuró, necesitaba saber que era lo que se traia.

—Ojo cómo me hablás —retó, llevando sus manos hacia la cintura del menor para acercarlo a su cuerpo y abrazarlo.

—No.

—Sí.

—No.

—Sí.

—Sí.

—Sí.

—¡Hyungcito! Con usted no funciona —frunció su entrecejo y sus labios, luciendo totalmente adorable ante los ojos de Lee.

—Ese truco no es muy bueno, niño.

—Oh, extrañaba ese apodo —confesó, escondiendo su cabeza en la curvatura del cuello ajeno.

—¿Sí?

—Sipi.

—¿Quieres que te llame así?

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora