☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ᴏɴᴄᴇ

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Hacía calor. 

En realidad era más que eso. Era como si el mismísimo infierno esté andando caminando alrededor de ellos. Hacía calor, es decir, no había una gota de viento y todo lo que respiraba era aire caliente. Se bañó ya dos veces, y lo único que pasaba luego era que volvía a sudar. 

Quería saber por qué Minho no estaba igual, es más, andaba haciendo ejercicio, transportando hasta la propia alma, y él lo único que podía hacer era cambiarle el agua de su botella para que esté fresca y que tenga un golpe de calor, y que se termine enfermando.

Apartó su vista de sus cuadernos cuando noto que Lee había terminado. O más bien, lo miró cuando escucho el extenso quejido junto a un suspiro, entonces supo que ya acabó.

Se puso de pie, limpiándose la cara con una toalla, aunque muy poco, ya que le prestó atención a como Jisung lo miraba, entonces se acercó, teniendo enseguida su desaprobación.

—Besito.

—No, guacala, guacala.

Se alejó lo más que podía, porque llego al final del sofá, obteniendo un mal aterrizaje y provocando la casi caída. Minho lo tomó fuertemente del brazo, sino, hubiese terminado arriba de la mesa ratona, ella destruida, porque era de vidrio y él llorando, no por lastimarse, sino porque le haría gastar dinero a su madre comprando otra. Esas eran las conclusiones que el pelinegro sacó en dos segundos.

—¿Estás bien? —preguntó ni bien pasó el susto y notó que el menor estaba menos preocupado.

—Sí... —susurró, con la mirada gacha.

—Tienes que tener cuidado.

—De no ser por ti, no hubiese pasado nada.

—No te atrevas a echarme la culpa, yo solo quería un besito, tú te negaste.

—Está con las mejillas rojas y todo sudado, es feo. Si quiere un besito, vaya a bañarse —le dió la espalda, sentándose en una posición dolorosamente recta, mientras se cruzaba de brazos. A Lee no le quedó otra que reposar todo su peso sobre el respaldo del sofá.

—Está bien —murmuró, obteniendo la mirada del menor, solo que no había sorpresa allí, sino que actuaba como si tuviera la toda la razón del mundo, mientras asentía. El mayor frunció su ceño—. Pero voy porque tengo ganas, no porque me lo pides.

—Si, si, claro. Limpie su cuerpito.

Lee sonrió y amagó con irse, pero el hecho de que Jisung haya acomodado, con una posición más cómoda, que hasta comenzó a leer, no pudo evitar volver y tomarle el rostro por atrás para impactar sus labios en la mejilla ajena, dejando varios besos, y eso de llegar hasta su cuello, fue solamente para molestarlo, porque sus quejidos se hicieron presentes.

—¡Hyungcito! —exclamó, limpiándose la mejilla y un poco el cabello, ya que había quedado húmedo.

—Yo no fui, yo me estoy bañando —dijo con una sonrisa, yéndose prácticamente corriendo hacia el baño.

Jisung se quedó allí, mirando por donde se había ido, con una sonrisa enorme mientras se limpiaba.

Jisung se quedó allí, mirando por donde se había ido, con una sonrisa enorme mientras se limpiaba

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━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora