Prólogo

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– Lo siento hija, ya está decidido –el tono que mamá usa es firme, y eso solo me hace enfadar más.

– ¿Pero por qué? ¿Por qué decidiste por mí? –respondo casi en un grito, buscando contener mi histeria.

– Cariño, esto es importante para mí. Te necesito en esto.

– No. Yo no pienso mudarme.

Decidió por mí. Otra vez. Es ya casi tan común para mí, porque regularmente son cosas insignificantes en comparación con esto. Pero esta vez sobrepasó sus propios límites.

Mi madre, Ellen White, dueña de la reconocida marca de moda para chicas White Things, quien ahora está buscando a alguien con quien complementar su empresa y hacerla más grande, quiere que me haga cargo de la empresa mientras ella hace su búsqueda. ¿El problema? La oficina está del otro lado del mundo.

Todo estaba perfecto. Estoy de vacaciones, a punto de comenzar mi último año en la universidad. Hasta ahora mis vacaciones han sido fiestas, compras, fiestas, borracheras y fiestas. Todo genial con mis mejores amigos, Nat y Ted, y estaba por salir con Tom, el chico más lindo y guapo que he visto hasta ahora. Y todo eso se esfumará y cambiará a papeleos, reuniones y largas y eternas horas en la empresa de mamá. Y lo peor es, que si encuentra a ese alguien que quiera aliarse con ella, yo tendré que mudarme a Londres y dirigir la empresa que esta allá.

– Te estas adelantando, Abby. Primero tengo que encontrar a alguien que le interese mi proyecto. Si todo le interesa y todo marcha bien... bueno... así tendrá que ser. –dice encogiéndose de hombros. ¿Qué? ¿Así nada más y ya? ¿Y mi vida qué?

– Pero mamá, estoy a punto de terminar la universidad y pienso terminarla aquí.

– Hija, solo te falta un año, lo puedes terminar en Londres, es una maravillosa ciudad. –está tratando de distraerme, pero necesitará más que pintarlo de color rosa para hacerme olvidar esto.

– Sí, mamá, lo es. Ya la hemos visitado por cuestiones de trabajo en tu empresa. –digo tomando el pequeño puente de mi nariz entre mis dedos. Esto es increíble, no creo poder hacerla entrar en razón.

– Abby, cariño, velo por el lado positivo; podrás conocer a más personas y aprenderás más sobre el manejo de la empresa.

– Mamá, mi vida está aquí, en Nueva York. No pienso y no quiero...

– ¡Basta, Abbigail, no discutas más esto conmigo! La decisión está tomada y las cosas se harán como ya las dije. –responde de manera autoritaria, en un tono que no merece réplica. Demonios.

– El auto está listo, señora White. –habla Joseph desde la puerta de la sala de estar. Joseph es nuestro chofer desde hace poco más de dos años.

– Muchas gracias, Joseph, enseguida voy.

– La espero afuera señora. Con permiso señorita. –se despide incomodo, asintiendo levemente y se va.

– Me voy cariño, tengo que organizar unas cosas en la oficina. –dice tomando su abrigo, se lo pone y se acerca a mí. –No te mortifiques demasiado con esto, cariño. Trata de descansar un poco. –acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Aun con discusiones nunca deja atrás su lado maternal.

– De acuerdo mamá. Tal vez llame a los chicos para ver si pueden venir un rato. –murmuro un poco más tranquila. Esto está perdido, no tiene caso que siga discutiéndolo si mamá ya tomó la decisión.

– Me parece bien. Si llegan a salir no quiero que regresen muy tarde. –de pronto recuerdo la vez que llegue casi a las siete de la mañana a casa y mamá ya tenía a la policía buscándome. Mi castigo fueron dos semanas de trabajo en la empresa, sin salidas y sin mi lindo auto.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Where stories live. Discover now