Amor

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Movió su mano para despedirse del par que salió de escena cada quien por diferentes motivos, ambos válidos y obvios después de todo. No tardó en dirigir su atención en los mellizos.

-Oh, no se preocupen por eso, esta lengua se puede enseñar a cualquiera que la busque, después de todo es el idioma original, solo que al ser separados los distintos idiomas todos lo olvidaron, muy pocos son los que se entregan a las enseñanzas divinas para aprenderlo nuevamente. -

Se acomodó frente a los gemelos, el tercer rubio y el pelirrojo para empezar con la lección junto a sus otros dos compañeros.

Procuraron ser meticulosos pero a la vez dar explicaciones simplificadas en las introducciones, tras horas todo parecía ir bien dentro de lo que cabía, claramente se les dificultaba en un inicio, pero para ser honestos más bien estaban avanzando, o al menos eso esperaba.

Una vez caída la noche el grupo se disolvió tomando cada quién su camino, para al final acabar todos en la misma habitación destinada a que se quedaran ahí todos juntos. No quiso entrar ahí por ahora, después de todo aunque podía dormir para matar tiempo o recuperar energía no le era necesario y no tenía ganas de hacerlo, se sentía muy comprometida con se deber, quería planear de inmediato las siguientes lecciones y reforzar los puntos débiles de cada uno para mejorar la forma en la que aprendían.

Mientras pensaba y anotaba en su cabeza todo aquello sentada en el suelo del pasillo fuera del cuarto también pensó en un par de cosas de la situación, estaba algo inquieta por todo, Christophe no le había dicho nada de Kenny en todo el día y una parte de ella temía preguntar, se debatía entre tener fe ciega de lograr su cometido o si serían suficiente o eso hasta que notó al arcángel dirigirse hacia ella para afrecerle algo, un "chicle" según decía el pequeño envoltorio.

- ¿Qué es eso?. -

- Un dulce, masticalo hasta que no tenga sabor y después lo escupes en la basura. -

La pelinegra lo tomó con curiosidad preguntándose que clase de golosina se masticaba pero no se tragaba, ¿acaso hacerlo era malo? ¿Se quedaba pegado en el estómago? Todo eso mientras lo desenvolvía y lo metía en su boca, era bastante dulce con un sabor único, suponía que era el característico de los chicles.

- ¿Por qué estás aquí sola?. -

El castaño se sentó junto a ella para darle compañía, no se le hizo raro, él tenía una intuición infalible y además captaba muy bien las sensaciones de amor, todos, incluso el propio, y digamos que últimamente no estaba en sus máximas, casi nadie allí en realidad.

- Solo pensaba, esos es todo. -

- ¿Te importa si me quedo?. -

- No... -

La virtud soltó un pequeño suspiro apagado, después de aquello solo se escuchaba muy suave el oleaje, un sonido constante que a la vez variaba, natural, sin mucha más interrupción, solamente ellos haciéndose compañía. Aquel "silencio" fue interrumpido por la voz del castaño que hizo una bomba de chicle que explotó.

- ¿Cómo te hiciste tan cercana a Barbara?. -

Esa pregunta la tomo por sorpresa, más era razonable, no muchos angeles establecían amistades con demonios, ambas partes se veían como amenazas mutuamente por lo general, incluso ella llegó a pensar así por un largo periodo en su vida.

- Es una buena chica, lo sé, puedo sentirlo. Tuvo oportunidades para hacer lo que no era correcto y no las usó. Aunque eso no quite el pecado en su alma ella es genial y estoy contenta de que seamos amigas. -

- Vaya, pareces muy confiada de lo que dices. -

- Lo estoy. -

Otro pequeño silencio reinó en el lugar, más ahora por la mente de la pelinegra pasaban varias dudas y cuestiones, entre su nueva perspectiva sobre los seres del abismo y la soledad que había experimentado de a ratos todo se había vuelto algo caótico, más con Clyde sentía cierta confianza para expresar sus inquietudes, era más antiguo que ella y era experimentado además de estar en constante contacto con la humanidad, seguro su consejo le sentaba bien.

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