¿Están coqueteando?

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El ángel lo vio con incredulidad por el comentario que había hecho hacia su persona, este humano parecía no tener límites en cuanto a expresar una opinión se tratara, su sonrisa burlesca no hizo más que decorar sus palabras.

- Raro, sí. -

Alzó una ceja y entonces sonrió, ooh, ya sabía quién lo había estado observando, simplemente dejaría pasar la corriente y quizás si tenía un poco de suerte y fe daría en el clavo para descubrir que ocurría.

-¿Falso?, ¿Acaso tú eres una de verdad?. -

Río sarcásticamente, esperando a ver que reaccionaba, sacó algo de dinero de su saco para que le pudieran hacer una tarjeta. A veces esos asuntos lo aturdían un poco, hacía años que no pisaba una biblioteca.

-No tengo, ¿Debo hacerme una?, aquí tengo dinero. Christophe D'Lorne por cierto. -

La bibliotecaria sonríe sin decir nada y le hace una credencial de biblioteca y registra la salida del libro a su nombre para dárselo al moreno.

-Bienvenido a la biblioteca de South Park, espero la devolución del libro en dos semanas, cualquier retraso es una multa de 5 dólares. -

Apoyó su cabeza en su mano y ahora su mirada es neutral y pensativa.

-No podría decirte que soy satanista, me colgarían de las pelotas que no tengo en este pueblo, diría que prefiero no entrar a ninguna religión en específico. -

Se puso en una posición recta y acomodó su largo cabello en una cola de Caballo baja y dejó de mirarlo. Respondiendo a la pregunta que le había hecho antes.

"-Este tipo tiene una energía demasiado positiva, no podría ser Satanista, a demás su aura son de colores claros...-"

-Bien, entonces intentaré no retrasar la devolución. -

No tenía dónde guardar los libros, por lo que decidió simplemente llevarlos en sus manos. Sin perder el contacto visual con el joven humano, lleno de intriga por saber que era lo que tenía entre manos o quién se supone que era, su esencia se sentía pecaminosa, parecía ser un alma que se había asegurado un lugar allá abajo, más la esperanza era el pan de cada día de donde venía, quizás si se involucraba con aquella chica lograría cambiar su destino, sería una pequeña intervención divina.

-Oh vaya, ¿es un pueblo con fanáticos religiosos?, pueden llegar a ser un dolor de cabeza. -

Suspiró con cansancio, tanto en vida como en muerte ese tipo de personas le habían causado problemas, algunas personas suelen cegarse tanto al deseo de paz eterna y poner primero al señor que olvidan ser bondadosos.

-Ni te lo imaginas, hace poco me mudé, en mi antiguo hogar era bastante mas abierto de mente, la diferencia de fanatismo es abismal se ve que es algo del agua o algo asi, porque son muy intensos... Yo no les agrado si soy sincera, siempre que alguien entra me mira con desprecio, aunque no se si es porque sea una mujer algo rebelde o tenga pinta de drogadicta.

Cerró los ojos y rió perezosamente y cruzándose de brazos para volver a hacer contacto visual.

-No te ves como alguien despreciable, simplemente pareces una persona que le gusta vivir al máximo, sin límites. -

Bromeó con él esperando que aceptara un reencuentro amistoso en el futuro, siempre le llamo la atención saber si tenía ese don de lograr redimir a las personas.

-Quizás venga antes y, no sé, podría invitarte hacer cosas para nada satanistas, divertirnos un rato. ¿Cuál es tu nombre?. -

-Nada satánico...qué aburrido. -

Le sigue la broma y lo mira de arriba a abajo y sonríe filoso y felino.

-Vuelvo de la universidad a las siete, podría ir a tu casa un día de estos. -

Lo analizaba, tratando de adivinar sus intenciones, realmente uno nunca sabe lo que las personas tienen en mente. ¿El chico lo estaba invitando a salir?

-Y tal vez en una de esas me digas por qué té interesante por un libro satánico siendo un chico... Tan bueno. -

Le vuelve a sonreír por última vez para sacar su credencial de la biblioteca, con la diferencia que esta era una credencial especial para trabajadores.

"Greicy Fields"

Esquivo aquella bala sin mucho problema, mientras sentía cómo el contrario intentaba buscar intenciones ocultas que no encontraría, pues eran inexistentes, de cierto modo era gracioso lo desconfiados que eran los humanos.

-Tengo mis razones. -

Sus ojos ojerosos se posaron sobre la credencial del Rubio "Greicy Fields", un nombre bonito.

-¿Quieres ir a casa de un chico que se lleva este tipo de libros?, qué valiente. Mejor vayamos a caminar a un parque, vi uno bonito cerca. -

-De cualquier manera ya sabes dónde encontrarme querido. -

Ante las sonrisas y miradas del contrario pudo sentir aprobación, que fue confirmada por la siguiente frase, es entonces que se quedó algo pensativo, no tenía casa, ¿ahora que haría?, desvió la mirada por un momento recordando que en su recorrido había visto un parquesito simpático.

-Nos veremos, Greicy. -

Mencionó mientras se daba vuelta y marchaba a la salida, sentía que estaba un paso más cerca de averiguar el misterio del pueblo.

El chico moreno no lo tenía tranquilo, tenía que hacer algo antes de que este tipo se le ocurra hacer algo que no deba.

Tenía una energía demasiado positiva, y no tenía el aura de colores oscuros, no podría ser bruja de ninguna manera.

-Será un exorcista... -

Había muchas posibilidades, y por eso invoca sombras. Estas sombras sirven para comunicar y espiar.

Iba a rastrear al chico las veinticuatro horas del día y en todo momento, de paso buscaría y registraría a todos los demonios que llegaron a la superficie, así sabría cómo tratar con ellos.

Ella era la única bruja existente en ese pueblo, era la médium entre los dos mundos, los demonios y ella debían tener una relación profesional como aliados.

-Espero que no sean unos asquerosos. -

Mientras sigue con su trabajo, las sombras hacen su trabajo. Viajan por los caminos oscuros y viejos, buscando energía tanto negativa como positiva.

En el pueblo rastreaba íncubos, súcubos y todos los demonios, parecía que hacían venido en manada de manera rápida, la información en el infierno corre de manera veloz.

Algunas eran sombras, permanecían desapercibidas, por otro lado, había otras hacían caer cosas a su paso.

Greicy se mantenía concentrado y se abrió un tercer ojo en su frente, uno que solo podía ser percibido por personas como ella u seres místicos, uno pequeño y de color negro rojizo, sus ojos brillaron en un amarillo intenso detrás de una cortina de cabello que baja por su cara.

-En cualquier momento voy a perecer... El cansancio me está matando.

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❝𝑭𝒊𝒅𝒆𝒍𝒊𝒕𝒆 𝒂 𝒄𝒆𝒖𝒙 𝒒𝒖𝒊 𝒐𝒏𝒕 𝒆𝒖 𝒑𝒊𝒕𝒊𝒆 𝒅'𝒖𝒏 𝒊𝒏𝒏𝒐𝒄𝒆𝒏𝒕 ❞.

•|Paranormal Park|•Where stories live. Discover now