•|Paranormal Park|•

Siete culos

¿Una maldición? Por la Santa madre de dios, Wendy era bastante ajena a la situación, hasta tenía la pequeña esperanza de que fuera una pesadísima broma, más al escuchar hablar de el príncipe, hasta los cabellos se le crisparon. Esto ya no era un juego de ningún tipo, y Kenny estaba en lo correcto de querer actuar, la tercera jerarquía como mínimo debía saber esto, aunque no había ni la más mínima duda de que el santísimo estaba al tanto, él podía ver y oír todo, si no era directamente era gracias a los querubines, y tenía uno en frente.

- Entiendo la gravedad de la situación, pero no podemos tomar ese tipo de acciones tan rápido, nosotros no atacamos, defendemos. Además, si Damian está detrás de todo esto puede que eso sea parte de su plan, me es bien sabido que eres un estratega excelente, Kenny, pero él es hijo del innombrable, no existe ser más tramposo y manipulador, lo mejor es cortarlo de raíz antes de que le sigan saliendo ramas a esta mala hierba. -

Se acomodó el abrigo tratando de pensar como harían para romper la maldición, era algo que ya había ayudado a hacer a humanos, pero no maldiciones de este calibre, más no tenía ningún miedo, no tenía porque, la sangre en sus venas era santa y daría hasta su último divino aliento haciendo su deber, después de todo siempre estaría bajo el manto de Dios y confiaba a plenitud en sus compañeros, aunque quizás necesitarían un poco más de apoyo.

...

Christophe miró al ángel conversar con Gregory, cada palabra conducía a un escenario que era peor que el anterior, al percatarse del estado del de rizos fue hacia él, tomándolo en sus brazos, dándole consuelo, sintió un pequeño vacío en el estómago al saber que sus sospechas no solo eran ciertas, sino que las circunstancias eran mucho más graves, y para empeorar la situación, había forjado fuertes sentimientos por el penúltimo ligado a esta maldición.

Probablemente, lo que más lo inquietaba era perder a alguien que amaba y al mundo como lo conocía, ya le había pasado una vez y no permitiría que se repitiera, también miraba a Tweek, estaba estático, si no fuera un ángel le darían ganas de revisar si seguía con vida. En cuanto Gregory mencionó el nombre Philip Pirrup este rascó su memoria, podría jurar que lo había oído en otra parte, lo pensó y lo pensó hasta que dio en el clavo, ¡era obvio! Había trabajado hace no mucho con una dominación llamada Philip, pero el prefería ser conocido como Pip, por eso se le había resbalado su nombre.

- Yo... Conozco a Pip- digo, Philip. Es una dominación, al menos sabemos que él estará a salvo por ahora, pues su trabajo no tiene que ver con pisar este lugar. -

Suspiró levemente, además el que fuera una dominación los ayudaría a mover a Kenny de sector sin problemas, después de todo no es como si tuvieran, ese ángel era conocido en el cielo por ser encantador y carismático, además de muy benevolente, un ángel ejemplar incluso siendo renacido, por ello lo mimaban mucho y no los culpaba, ¿Quién podría odiar a Kenneth?

Cerró los ojos reflexionando sobre la maldición, quizás no se podía romper así como así, pero había formas de evadirla, así mismo hizo cuando le otorgo el don de ser intocable por seres del averno a Gregory y además cuando realizó el novenario para expiar su alma, uff. Parece que sin darse cuenta se lo quitó de las garras al príncipe de la oscuridad.

-Wendy tiene razón, aunque esto es extremadamente grave, no podemos precipitarnos a atacar de una vez, eso le facilitaría tenerte no solo a ti, sino también a Pip- digo, Philip, ah. -

Esto le había causado algo de estrés, tenía muchísimas ganas de fumar, pero las ventanas estaban cerradas, seguía suspirando algo desesperado, y miró a los tres rubios, conque ese era el patrón, personas de rasgos más bien extravagantes, llamativos, parecía que más que buscar almas con energía suficiente para hacer añicos las barreras que dividían los mundos, buscaba que también les resultaran... ¿Atractivos?, era una teoría tonta, sabrá Dios que les hacía a las pobres almas con las que se encaprichó.