Un amanecer ultra desesperante

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No sabía si se había levantado primero, pero era bastante temprano. Quería fijarse el clima y tomar aire, pero en cuanto abrió la ventana sintió un aire pesado que lo hacía sentirse enfermo.

Qué rayos.

– ¿Será que el hechizo del bosque se propagó? ¿Siquiera es posible? -

Salió del cuarto en busca del Padre Stan, Chris o cualquiera que le sirva para resolver dudas y que lo ayuda a entrar al mundo espiritual.

Se sentía realmente mal, tenía mocos en la garganta y una jaqueca importante pinchando todo su craneo. ¿Los otros se sentirán igual que él? ¿Sentirán lo mismo los ligados a la maldición? Suponía que no, ya que no sentía satisfacción como podrían sentirlo los del otro lado.

Pasea por la iglesia en busca de cualquier cosa, ahora solo necesitaba hablar con alguien para despejarse.

Quería chocarse con Tweek, para preguntarle cómo le fue en la noche y si descansó.

Quería hablar con Chris para sentirse bien un rato y salir del hoyo de miseria al que se estaba enterrando.

Quería hablar con el Padre Stan para que lo ayude.

Quería...quiere volver a la normalidad.

...

Siguió caminando y encuentro a Stan, Kyle y Butters en el estudio común de los padres y monaguillos.

Pidió permiso para pasar y entra para pedirle ayuda a Stan con el tema de las visiones.

Los tres se miran pero solo Stan avanza para ir con Greg y hablar con él.

–Las visiones siempre fueron un misterio, son tan abstractos cómo los sueños o las predicciones. Uno no puede forzar algo tan impredecible. -

–Ya, eso no me sirve. No le sirve a ninguno aquí. -

–Yo te puedo guiar con meditaciones y rituales paganos, pero creo que podrías hablar con los angelitos esos de por allí. -

–Necesito la ayuda de todos, tal vez a Tweek también le sirva. -

–Bueno, entonces llamemos a todos y empecemos. A menos que al jodido Kenny se le ocurra algo de último momento. -

El pelinegro revolea los ojos, estaba algo disgustado con ese ángel, le preocupaba que tomara decisiones precipitadas otra vez.

Pero Stan no lo culpaba, él sabía que era una situación de riesgo y que no tenían mucho por hacer, era un campo minado.

...

Extrañamente despertó con mucha energía, se ve que el hechizo aporta a los soldados del infierno. En cierta parte tiene sentido.

Camina por el pueblo, no quiere llamar la atención de nadie, menos la del principe. Tratará de encontrarse con sus amigos de manera disimulada, deberán encontrar una manera en la que él pueda ayudarlos sin que Damian se dé cuenta.

Aunque era muy difícil engañar a ese tipo. Sería casi imposible burlarse en su cara.

Suspiraba resignado, no tenía ganas de esforzarse. Simplemente toma su teléfono y le escribe a Tweek, a veces olvidaba lo útil que le resultaba esa herramienta.

"–Hola amigo, cómo estás? Pregunta tonta lo sé, se que estás de la verga. -"

Le envía una foto desde un ángulo en donde se le veía la papada y haciendo una cara graciosa para subirle el posible ánimo por los suelos de su mejor amigo.

"–Tratare de ver anomalías en el pueblo, les aviso cualquier cosa. -"

Por su parte Tweek se paró con un dolor de cabeza tremendo, apenas sentía en donde estaba, tratando de orientarse se calló de la cama lo que terminó de espabilarlo y joderle el humor, se levantó del suelo muy bruscamente por lo que se mareo y encima sentía que la atmósfera lo estaba aplastando, no podía dominar su visión así, empezó a escuchar y ver un montón de gente pasar, quejarse, gritar, llorar, estaba jodido. Fue corriendo al baño para intentar tomar aire pero lo que hizo fue desechar su cena llendose en vómito, sudaba frío, ¿Qué carajo estaba pasando? Sentía a los muertos respirarle en la nuca, respiró profundo tratando de regular sus sentidos consiguiendolo de forma mediocre, estaba pálido, es como si los entes hubieran tomado 10 veces más fuerza.

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