Nunca digas que no puede estar peor...por que si lo puede

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Suspiró pesadamente rascándose la nuca mientras veía a los chicos partir, girandose de nuevo hacia el par que se quedó, tratando de descifrar todo este rompecabezas de desaparecer del radar rápidamente y así despistar a sus perseguidores, pero aparentemente tendrían algo de tiempo para discutirlo mientras los chicos iban a su casa rápidamente.

Tenía la mente algo dispersa sobre cada cosa que había que hacer, pero estaba más que seguro que podrían con todo lo que se propusieran, era su deber como uno de los tutores de aquellos jovencitos animarlos cuando menos.

- Dime por favor que es una broma. -

Le pidió a su amigo pelinegro con un notable desagrado en el rostro por culpa de hacerse la idea de tener al culo gordo y muerto de Cartman en la cara, para este punto ni siquiera recordaba la raíz de tanta rivalidad, pero hubo un punto en que se volvió muy raro, como esa época donde el gordo estaba obsesionado con que le chupara las bolas. Sintió un leve escalofrío en el cuerpo por la presencia fantasmagórica y el recuerdo desagradable.

- Ahg, da igual, al menos yo no morí como un imbécil. -

Rodó sus ojos intentando que ese hecho no le molestara, ya había mucho en que pensar colo para preocuparse por alguien que ya estaba muerto, puede que su material grabado fuese útil de alguna manera pero no significaba que al menos él debería prestarle atención.

Sacó su celular del bolsillo para revisar un par de cosas, como por lo menos su ubicación geográfica para ver sus planes, al menos un país vecino sería suficiente por ahora. También se encargó de revisar cuanto dinero tenía más o menos guardado, supuso que era suficiente, tenía ahorros que para este punto no le importaba gastar.

- Oye Stan, ¿Los chicos ya vie.-

Su voz fue interrumpida por el tono del teléfono, una casualidad definitiva, sin embargo la cara de Stan no parecía muy buena que digamos escuchando la llamada. Este después les informó de todo lo que había pasado en apenas unos minutos, quedó impactado por como la situación escaló de forma tan estrepitosa y que ahora ya no tenían más tiempo para pensar, tenían que dejarse llevar por la situación rápido.

- Carajo, tenemos que largarnos ya. Nos pondremos al corriente con el padre Timmy y el Fraile Jimmy luego. De camino al puerto. -

Salió de la iglesia junto a los demás pensando la forma más rápida de llegar al puerto, y entonces vio varios taxis pasar. Era perfecto y sabía que con dinero suficiente uno de esos los llevaría sin problema, por lo que le hizo parada a uno y abrió la puerta de este para que los demás entraran primero, mientras él acordaba el pago con el taxista, que resultó ser agradable y no les puso peros, una vez todos adentro fueron camino al puerto, era obvio que ahí tendrían que tomar mar, como el pelinegro había pensado, ahora lo que les quedaba era llegar.

- Creí que al menos su familia intentaría entender. -

Mencionó por lo bajo, aunque fuera audible para los demás, le daba mucha lástima por los chicos, pero al menos sabía que con los ángeles no les pasaría nada pero no podía quitarse los nervios de encima, era muy jodido que ahora los vivos también los buscaran.

Fué tortuoso para Stan pensar que estaba lejos de los jóvenes en peligro, no podía estar seguro que estarían a salvo. También pensó en sus figuras paternas.

No los culpaba, el mundo que veían sus hijos era muy confuso y nefasto. Nadie querría que sus hijos estén locos.

Los mellizos no lo estaban, y eso era una gran cosa. El pequeño Tweek era el que más lo sufría, ya que no soportaba la presencia espectral. No todos los médium podían hablar directamente con fantasmas, él si, y gracias a eso podía enseñar a Tweek y guiarlo.

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