Capítulo XLVI

84 8 3
                                    

Cuando Paúl me dijo "Cosas increíbles te esperan", jamás pensé que fuese tan cierto.

Definitivamente era él.

No podía creerlo, mi cerebro sabía que era, pero necesita encontrar una razón porque la desesperación desembocaba a mi agitado corazón.

—¿Q-qué...? —las palabras se estaban atorando en mí, y me esforcé por no titubear más— ¿cómo es que estás aquí? —al final dejé escapar una risa nerviosa.

Estando ya junto a él, me iba a sentar a su lado pero se levantó antes.

—Vine porque... —hizo una breve pausa, desviando la mirada. Mis emociones y sentimientos estaban a flor de piel... No quería adelantarme en creer lo que ya estaba creyendo así que esperé a que hablase.

—¿Sí...?

—Te conté que tengo família aquí, mi abuelo paterno —sus manos estaban algo inquietas—. Además que, quería venir a la playa antes de traer a mamá. ¿Recuerdas? Te lo había dicho.

En ese momento dentro de mi todo se quebró.

Otra desilusión. ¿Qué esperaba? ¿Creíste que vendría hasta aquí solo por ti, Hedel? Jah, que ilusa, aún no aprendes.

Es que no lo puedo evitar, cuando se trata de él, mis sentidos pierden toda orientación, y es por eso que me lastimo creyendo en algo que no existe.

—Claro, lo recuerdo. —Mi voz se volvió desganada.

—Me alegra haberte encontrado aquí... No pensé que fueses a venir.

—Bueno, aquí estoy.

Luciendo otra vez como una perdedora, pero allí estaba.

—¿No me dirás que te parece?

—Es muy bonito todo. —Alcancé a decir.

La verdad ya me había desanimado totalmente, quería regresar al hotel y hundirme en la cama.

Increíble como en cuestiones de segundos él puede destruir mis emociones.

—Vaya, esperaba oír algo más profundo, más poético. Pero supongo que bonito tiene muchos significados. ¿Hay mucha gente bañandose?

Tiré mi vista, y algunos se estaban yendo.

—Muy pocos.

—¿Ya has tocado el agua? —preguntó con un tanto de interés.

—Mmm no. —Voltee a mirarlo y noté que tenía cierta curiosidad— ¿Quieres ir?

—¿Al agua? —preguntó exaltado.

—Pues claro, —sin pensarlo más me levanté— vamos. No hay que desperdiciar esta oportunidad.

Me quité mis zapatos y los dejé a un lado.

Él comenzó a reírse pero se calló cuando tomé sus manos y lo impulsé a levantarse.

—Hedel, no creo que sea lo correcto. No lo he hecho, podría ser peligroso, yo... —hablaba alterado.

—Shsss, tú solo confía en mí, no te soltaré.

Lo ayudé a quitarse sus zapatos.

Cambié mi pensar cuando me di cuenta de lo mucho que él deseaba sentir la playa, pero el miedo no lo dejaba avanzar. Entonces tomé en serio mi papel de mejor amiga, ya después lloraría en mi habitación como se debe, mientras tanto lo ayudaré a probar algo que jamás olvidará.

—Hedel, con cuidado, no vayas a lo profundo...

—Dije que shsss. Confía en mí, pensé que confiabas en mí. —Me quejé mientras avanzabamos, ya nuestros pies por fin sintieron el agua de la playa.

Los ojos del corazónWhere stories live. Discover now