Capítulo 50: El inicio de la preparación

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Al cambiarse la prenda que llevaba el día anterior, Charlotte se peinó ligeramente, se salpicó el rostro con agua fría y sonrió un par de veces frente al espejo con algo de nerviosismo, mientras se alentaba a sí misma

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Al cambiarse la prenda que llevaba el día anterior, Charlotte se peinó ligeramente, se salpicó el rostro con agua fría y sonrió un par de veces frente al espejo con algo de nerviosismo, mientras se alentaba a sí misma. Suspiró una vez y salió del baño. Minutos más tarde, empezó a meter todos los extraños ingredientes en su morral.

—Tengo los dos kilos de pelo de gato, los cadáveres están en la cabaña, el perfume de Adhelaida y el de Eleanor, todos los frascos de lágrimas, las quince gotas de sangre de niño, cinco muelas de perro, el corazón humano... ah, creo que se quedó en el baúl, las uvas para hacer el jugo, el anillo de matrimonio... —decía en voz alta, mientras introducía estos objetos y órganos en su morral.

Sophie hizo un gesto de repugnancia.

—Creo que no voy a desayunar hoy después de ver eso —dijo, observando accidentalmente la lengua metida dentro de una bolsa plástica, cuyo color había pasado de piel humana a gris zombi.

—Ni yo, créeme —aseguró Charlotte, mientras metía los veinte kilos de nueces, el semen de Dan, la lengua humana, la pócima número 56 color púrpura de la marca Polanski, las ocho velas rojas, los aceites de lavanda de la madre de Sophie, las cinco uñas, los cabellos de anciana, la caja de fósforos, las ocho rosas, y por último, cerraba el morral negro, que quedó repleto. Además, cargó las doce ramas de veinte centímetros y la pecera de vidrio bajo el brazo.

—Te deseo suerte —le dijo Sophie, mirándola como si se fuera a la guerra.

—Gracias, tal vez la necesite —replicó Charlotte, con una mezcla de emoción, nervios, valor, fortaleza y algo de dolor de estómago, pero con unas gotas de felicidad. Sí, había llegado la hora, las Woods se levantarían de la muerte en cinco días, dejando a su resucitadora libre de la magia negra.

—Cuídate mucho, y haz todo con cuidado —dijo Sophie, hasta que notó el manual de resurrección sobre la mesita de noche—. ¡Casi olvidas lo más importante, el manual!

—No puedo creer que casi lo dejo —dijo Charlotte, nerviosa—. Ahí explican toda la preparación, Sophie, por favor, mételo en el morral.

El manual de resurrección fue introducido en el morral con los demás órganos, curiosos objetos, alimentos, flores, perfumes, sangre embotellada y pelos de gato.

Charlotte salió de la casa, lista para la preparación. Se montó en su auto y arrancó por las calles nevadas. Su corazón comenzó a dar unos bruscos saltos. El hecho de finalizar el hechizo, tener que ver los cuerpos muertos y poner a prueba sus habilidades para la magia negra la llenaba de un miedo impetuoso que recorría todo su cuerpo.

Estuvo manejando por unos veinte minutos, pasando por señales como Rutherford, Mishawum y Charlesgate, hasta terminar en Shattuck, donde se ubicaba la universidad de Lothingham, muy cerca de la cabaña en el bosque. Donde la magia haría estragos, resucitando a las Woods...

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