Capítulo 20: La cena gótica

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Contra todo pronóstico, los hombres entraron al misterioso cubículo

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Contra todo pronóstico, los hombres entraron al misterioso cubículo. Era muy peculiar debido a la pequeñez de su tamaño.

—Vamos rápido, ya están adentro —afirmó Bradley, sosteniendo el arma, y llenándose de todo el valor que llevaba dentro, aunque era consciente de que las balas no funcionaban en los brujos. Él solo quería intentar rescatar a Charlotte. (Así fuese de la manera más tonta).

Dan observó su alrededor, con los ojos abiertos.

—Vayan ustedes, yo me quedo aquí —agregó, como si estuviese casi petrificado.

—¿Qué? No, Dan, todos entraremos, no seas idiota —le dijo R.J, jalándole el brazo.

En ese momento, sin tener más opción, los cinco muchachos vestidos en traje entraron al misterioso lugar, y lo único que contemplaron fue una simple pared fabricada en palos de madera, y un... ¿suelo hecho en espejo que ocupaba su totalidad?

—¿Un espejo en el suelo? Jamás vi algo así —añadió Michael, siendo reflejado por allí—. No hay nadie aquí, ¿pero como es posible? Yo vi cuando entraron...

—Que extraño, es demasiado extraño... ellos... ellos entraron —estaba diciendo Nick, en ese fugaz, y se podría decir que «abstracto momento», cuando aquel espejo se lo tragó como si se tratase de arena movediza.

—¿Nick? ¿Nick? ¿Nick? —se preguntó Bradley, con la expresión horrorizada, y poniéndose las manos sobre la cabeza.

—¡¿Qué fue eso?! —bramó Dan, con un gesto de locura—. Yo me voy, yo me voy, esto, esto, es... —decía, y no pasó ni un solo segundo más: «el fantástico espejo» se lo tragó a él.

—¡No puede ser! —gritó R.J, abriendo los ojos—. Ese espejo, es arena moved... —decía, cuando no alcanzaron a salir, y por las mil catástrofes mundiales, se los tragó a todos, como una víbora hambrienta.

La caída fue extensamente profunda, la opacidad, y lobreguez, fue lo que todo el tiempo estuvo presente en el enigmático túnel subterráneo, repleto de diminutas piedras, humedad y penumbra, cosa que les causó un poco de claustrofobia, y claro que también debido a lo angosto de la estructura. A decir verdad, pensaron que jamás aterrizarían, se demoraron quince minutos cayendo, mientras se maltrataban las extremidades.

Al caer más de cincuenta metros bajo el suelo, lo que comenzaron a observar, con la sorpresa más fatídica, fue algo desagradable, aterrador, lúgubre, siniestro y completamente fuera de lo común; este lugar estaba carente de luz, excepto por las pequeñas velas delgadas que alumbraban las esquinas. Había unas cuantas cabezas de carneros muertos, y un olor a podrido que se filtraba por las paredes.

—¿Qué es este lugar? —se preguntó R.J, observando su alrededor, y sacudiendose la ropa.

—Es como un ¿maldito Subway decorado de Halloween? —supuso Michael, poniéndose de pie.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora