Capítulo 25: De vuelta en Boston

83 48 29
                                    

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por los ojos de Charlotte en cuestión de segundos, mientras trataba de procesar las últimas palabras de Connor

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por los ojos de Charlotte en cuestión de segundos, mientras trataba de procesar las últimas palabras de Connor. Los sollozos y el sonido de su nariz congestionada se mezclaban con el gimoteo, creando un lamento tan trágico como el llanto de un funeral. Era evidente que Carley Henderson estaba muerta.

—No... por favor, no quise oír eso —murmuró, cubriendo su rostro y sintiendo cómo sus palmas se humedecían con las lágrimas.

Connor mostró una expresión de orgullo inapropiado.

—Solo era una simple humana —dijo, como si la muerte de Carley fuera una trivialidad—. Ahora, sigamos.

Charlotte se secó las lágrimas y levantó la vista, su mirada abatida se mantenía fija en el suelo.

—Entonces, ¿ya tienes una decisión? —preguntó Connor, con curiosidad y una chispa burlona en los ojos.

—Yo... creo que... estoy de acuerdo en revivir a Adhelaida y Eleanor Woods —dijo Charlotte, con resignación, tratando de sonar segura a pesar de su llanto. Pensaba: «Trataré de vivir por ti, Bradley. Sé que sufriste cuando creíste que me perderías, y no quiero que sufras. Si sientes lo mismo que yo por ti, jamás te haría el daño de vivir en un mundo sin mí, porque yo no podría vivir sin ti».

—Entonces, tendrá diez días para realizar el hechizo y demostrar sus habilidades en magia avanzada. Si no lo hace correctamente o no obtiene resultados, lamentablemente será ahorcada en la ceremonia blanca —aclaró uno de los jueces.

Charlotte asintió.

—Muy bien, Charlotte. Has decidido unirte a nosotros y aprender hechicería avanzada. Es una excelente decisión. La mayoría de los humanos a los que hemos sometido a este juicio prefieren morir antes que unirse a nosotros y usar la magia. Tú eres más inteligente, al parecer —dijo Connor, mostrando sus relucientes dientes.

—Entonces, señores espectadores, ¿están de acuerdo en darle el manual de resurrección a la señorita Charlotte Levine? Si alguien se opone, hable ahora o calle para siempre —anunció Rudolph, con seriedad.

Al ver que nadie se opuso, Rudolph, Martín y George golpearon la mesa con un martillo púrpura, mirando a Charlotte con intimidación mientras algunos aplausos tímidos resonaban.

—Muy bien, casi terminamos. Solo falta que te acerques a los jueces para recibir el manual de resurrección —agregó Connor, con entusiasmo. Parecía disfrutar de la perspectiva de que Charlotte aprendiera magia.

—Señorita Charlotte Levine, le entrego este sagrado libro, el cual deberá cuidar como el objeto más preciado. No podrá perderlo ni maltratarlo, de lo contrario recibirá un castigo. Cuídelo como si fuera su propio hijo, ¿queda claro? —se apresuró a aclarar Rudolph.

Charlotte se acercó a él mientras las miradas incómodas la seguían.

—Aquí tiene —continuó Rudolph, entregándole el manual de resurrección. Era un pequeño libro de portada negra, sin título, con una estrella de seis puntas roja.

Sicretum (algo oculta Salem)  Where stories live. Discover now