Capítulo 26: El manual de resurrección

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Charlotte caminaba por la calle Evergreen, a tan solo dos cuadras de la casa de Bradley

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Charlotte caminaba por la calle Evergreen, a tan solo dos cuadras de la casa de Bradley. Su cabello seguía volando por medio de la helada niebla que casi borraba su vista.

Al ver el color azul de la pared, y la puerta de madera oscura, ella se dirigió hasta allí abrazando su cuerpo con los brazos. Tocó el timbre, sintiendo una lluvia de emociones turbulentas, hasta que, al pasar de segundos, Nick le abrió la puerta.

—¡Charlotte! —exclamó, abriendo los ojos con sorpresa—. Gracias a Dios llegaste, estábamos muy preocupados, Brad sigue muy enfermo y aparte de todo creyó que no regresarías. ¿Cómo estás? ¿No te hicieron daño?

—Bueno, creo que estoy bien. No te preocupes —contestó, entrando por la puerta—. ¿Bradley está mal? Iré a verlo ya mismo.

—Sí, pero te aviso que aquí están sus padres, entonces se prudente, ya sabes como son ellos —recomendó Nick, hablando en voz baja.

En ese entonces, después de la advertencia de Nick, Charlotte pudo ver al señor y la señora Walker, sentados en la mesa del comedor.

—Hola... —saludó, incómodamente.

—¿Y tú qué haces aquí? —le preguntó Theresa, transmitiendo algo de desprecio, mientras se percataba de que la triste chica lucía como si hubiese estado llorando; pues el maquillaje bajo sus ojos estaba algo sucio y desigual. Cosa que repudió.

—Bueno, ¿Bradley no les contó que me estoy quedando aquí por estos días, mientras comienzan las clases? —dijo, acercándose con prudencia al comedor, tratando de ocultar el libro tras su espalda.

—Ya lo recordé, se me había olvidado ese pequeño detalle—dijo Theresa, con una mirada repelente.

—¿Y cuando comienzan las clases? —se apresuró a preguntar Rupert, alzando el ceño y observándola con curiosidad, como si quisiera descifrar algo en ella.

—El 10 de enero, sólo serían diez días más, lo siento por incomodar, pero no tengo en donde quedarme —respondió Charlotte.

—Bradley me contó que te estabas quedando en la casa de tu tía. No entiendo por qué no te quedaste allá hasta el inicio de clases —dijo Theresa, que permanecía con ese aborrecible tono de desprecio.

—Pues ella me sacó a la calle y no tenía a donde ir —explicó Charlotte, tragándose el llanto que ya hacia doler su garganta.

—¿Te sacó a la calle? —se preguntó Rupert de repente, con un gesto de asombro—. No entiendo que clase de barbaridades harías para que ella te sacara a la calle, ¿sabes qué? Seré muy honesto contigo, no creo que seas una buena influencia para nuestro hijo. Estamos de acuerdo en que Bradley debería tener una relación sana, con una muchacha cristiana igual a nosotros, y tú no se que clase de persona eres, pero me da la impresión de que eres problemática y...

—Y no perteneces aquí, no eres como nosotros. Lo noté en la cena navideña, perdóname, Charlotte, pero ya le dije a Bradley que jamás estaré de acuerdo con su relación —continuó Theresa.

Sicretum (algo oculta Salem)  Where stories live. Discover now