Capítulo 30: ¿Quién es Mafalda Crawford?

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Charlotte estuvo pensando unos minutos y concluyó que lo mejor era rasurar a los gatos de inmediato, tratando de evitar que escaparan

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Charlotte estuvo pensando unos minutos y concluyó que lo mejor era rasurar a los gatos de inmediato, tratando de evitar que escaparan. Sin embargo, esta no fue la mejor idea. Cuando abrió la jaula, Salem salió disparado como si la jaula estuviera en llamas.

—¡Salem! —gritó Charlotte—. Salem, ven aquí, ven aquí, ven aquí —decía, corriendo tras él y observando cómo intentaba escabullirse entre algunas ramas cubiertas de nieve.

Justo cuando estaba a punto de atraparlo, su teléfono timbró. Era un miembro de la Comunidad Sicretum.

—¿Quién habla? —se preguntó, mientras con una mano trataba de sujetar al inquieto gato negro.

—Charlotte, soy Lauren Polanski. Veo que el gato está bastante inquieto. Te daré un consejo: pronuncia "Donminius" mientras lo acaricias y se quedará dormido. Por cierto, es un buen nombre para un gato —dijo Lauren y colgó la llamada.

—Donminius —susurró Charlotte, mirando al gato. Luego lo pronunció en voz alta—: ¡Donminius! —dijo mientras acariciaba el pelaje negro. En ese instante, vio cómo el gato caía desmayado en sus manos.

Con Salem desmayado y algo rígido, luciendo anestesiado, Charlotte se dirigió de nuevo a la silla donde se encontraba Coco, aún enjaulado y aterrorizado. Se sentó, puso a Salem sobre sus piernas, sacó la rasuradora y la bolsa plástica, y comenzó a cortar el pelaje negro del gato, que caía en la bolsa. El ruido de la máquina resonaba en sus oídos, y la piel del animal se hacía cada vez más visible. La bolsa plástica se tornaba oscura a medida que se llenaba de pelo, mientras el gato parecía más delgado, sin la capa negra que antes lo cubría.

Charlotte sintió un nudo en la garganta.

—Espero que te crezca el pelo pronto —pensaba, mientras terminaba con la larga cola.

Finalmente, el pobre animal parecía una peculiar criatura con una gran cabeza y un cuerpo pequeño. Al menos su rostro aún conservaba su pelaje. Sacó tanto pelo que la bolsa estaba casi llena; quizás ya tenía los dos kilos necesarios y no era necesario rasurar al otro gato.

Después de meter a Salem en la jaula y guardar la bolsa de pelaje en su maleta, Charlotte se dirigió al metro, repasando mentalmente todos los ingredientes que aún necesitaba.

—Una pecera de vidrio, el perfume que usaban Eleanor y Adhelaida, la sortija de matrimonio, quince gotas de sangre de niño, jugo de uva, nueces, velas rojas, ramas de árbol, lágrimas... ¿de qué eran? Y... el otro cuerpo muerto —pensaba.

Recordó que Rebecca usaba un perfume en particular: Ange Ou Demon de Givenchy, cuyo frasco era rosa, ligeramente transparente y puntiagudo. Recordaba que estaba en el tocador de ese cuarto gótico que ahora le daba miedo solo de pensarlo.

Era posible que el perfume aún estuviera donde lo recordaba, si tenía suerte. De todas formas, tenía que intentarlo. Tendría que entrar a la casa de Kappa Sigma Tau, romper una ventana (o algo parecido), ya que la casa estaba cerrada por vacaciones, y, si tenía éxito, salir con el frasco de perfume.

Sicretum (algo oculta Salem)  Où les histoires vivent. Découvrez maintenant