165.¡OTRA VEZ TÚ!

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—En el purgatorio.—respondió una voz detrás de él. A Bakugo no le hacía falta voltearse para reconocer el dueño de aquella voz. Se trataba del emisario sin rostro de Kami-sama que trató de convencerlo después que su cuerpo sufriera una muerte temporal en el bosque de la muerte para llevarlo a la luz donde la paz infinita aguarda a los que se merecen ese honor. —Nos volvemos a encontrar, Katsuki Bakugo.—

—¡Otra vez tú, bastardo sin rostro!—replicó molesto Bakugo, chasqueando la lengua.

—¿Así es como te refieres a un ser divino? —preguntó el emisario caminando lentamente hasta la pequeña luz. —Al menos pareces recordarme.

—¿Es que he herido tu corazoncito, mensajerito?—dijo Bakugo con tono burlón y cruzándose de btazos.

—Los emisarios de Kami-sama no poseemos de dicho órgano central que permite la circulación de la sangre en los humanos y otras especies inferiores.—contestó el sin rostro caminando lentamente en dirección a la luz que había divisado Bakugo. Se detuvo a escasos centímetros del rubio ceniza—Sigues siendo tan maleducado como en nuestro primer encuentro. Supongo que no podía esperar otra cosa.—

—Y tú sigues siendo igual de tocapelotas que la otra vez. Supongo que no podía esperar otra cosa.—contraatacó Bakugo tratando de imitar el tono neutro del emisario. Ambos se quedaron en silencio unos segundos. Luego Bakugo recuperó su habitual tono de voz arisco.—Espero que no me vuelvas a dar el sermón con lo de la paz. Ya te dije que aún tengo muchas cosas que hacer y en este tiempo no he conseguido cumplir ninguno de  mis objetivos.  Itachi y posiblemente la jodida serpiente siguen vivitos y coleando.  Debo regresar con Uraraka y superar a Deku. Así que haznos un favor tanto a ti como a mí y dime como vuelvo al mundo de los vivos. Supongo que tendrás a muchas almas que llevar al paraíso con tu Dios y no sería muy recomendable que perdieras tu valioso tiempo conmigo. —volteó la cabeza en todas direcciones, pero a parte del halo de luz donde se hallaba el paraíso el paisaje de completa oscuridad no había cambiado.—Así que vuelvo a insistir, ¿que dirección debo tomar, mensajero sin rostro?—El emisario se quedó callado por respuesta.—¿Y bien?—añadió empezando a impacientarse.

—¿Sabes una cosa, Katsuki Bakugo?—dijo el emisario dando vueltas a paso lento sobre el cuerpo de Bakugo. —Como bien has dicho, mi tiempo es valioso y debería estar guiando a otras almas a la paz eterna.  Esa luz ...—continuó, señalando la dirección donde se hallaba el resplandor. —... nodebería estar aquí. Hay muy pocas almas del purgatorio que se han negado al regalo de Kami-sama de una vida eterna en paz. Esas pocas almas que decidieron regresar al mundo de los vivos a pesar de mis advertencias han regresado aquí cuando sus cuerpos perecieron. Todas esas almas están vagando perdidas en este plano. Y seguirán vagando sin encontrar el camino que les lleve a hallar la paz durante la toda la eternidad. —el emisario acercó su cabeza sin rostro a la oreja izquierda de Bakugo.—Y créeme cuando te digo que no le deseo ni al peor de los criminales un destino tan funesto. Al fin y al cabo la eternidad es mucho tiempo. Algunas almas se acaban rompiendo después de permanecer aquí 10 años. Otras almas aguantan 1.000 años. Alguna con el espíritu muy fuerte podría aguantar un millón de años. Pero, todas se acaban rompiendo. Sin excepción. Porque pasar toda tu existencia en completa oscuridad y soledad no es un plato de buen gusto para nadie....—

—¿A dónde quieres llegar con todo esto?—preguntó Bakugo entrecerrando los ojos.

—A dónde quiero llegar es que ninguna de esas almas tuvieron una segunda oportunidad para cambiar su destino. Todas ellas sellaron su destino al negar el regalo de Kami-sama a pesar de mis advertencias sobre no aceptar el camino de la paz. Y ahora llevan lamentándose de esa decisión cada segundo de sus eternas y miserables vidas en este plano existencial llamado purgatorio.—explicó el emisario sin rostro.—Pero, tú ...—le señaló con el índice.— ... tú eres el primero que tiene una segunda oportunidad para elegir bien. Para elegir el camino de la paz eterna en vez del sufrimiento eterno. —

Katsuki Bakugo en KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora