Capítulo 10

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No era la primera vez que bailaba, pero era la primera vez con él.

Podía creer que era una danza sin mucho más que la intención de él de celebrar un acuerdo que iban unir sus vidas en un día próximo y nadie más que ellos lo sabían. O pavonearse de que podía hacer lo que su antojo pidiera sin importar las consecuencias. Posiblemente, fuera un pensamiento que necesitaba Erin para evitar ilusionarse. Evitar sentir cómo sus entrañas se retorcían en un nudo inesperadamente dulce. Intentó poner orden en medio del caos que era su mente, y se obligó a recordar las clases de baile que había tomado mientras la música los envolvía.

- Mis ojos no están en el nudo de mi corbata, Erin. Ya que hemos hecho un acuerdo crucial que afectan a nuestras vidas - su voz sonó por encima de la música -, y nada menos que ser tu futuro esposo, podrías mirarme.

- ¿Qué necesidad tengo de mirarte si es un baile?

No cedió a su petición, tragó con dificultad.

- No puedo adivinar lo que piensas. ¿No te gusta la música?

¿Le interesaba saberlo? Y, ¿ella estaba considerando en responderle? ¿Quién fue el último que le preguntó por algo que le gustase o le interesaba? ¿Por ejemplo, sus aficiones?

¿O quién fue el primero?

Ninguno se interesó por ella.

- ¿Quieres saber si me gusta la música?

- ¿Por qué no? Si me permites saber más de ti.

Sorprendida, lo miró e inconsciente se tropezó en un paso que él recuperó con soltura. Bailaba de maravilla y ella pudo comprobar que los presentes estaban pendientes de ellos.

- Me gusta más el sonido de la lluvia - respondió abstraída y se calló al decir algo muy privado suyo -. La música les suele gustar a todos. ¿A quién no podría gustarle?

No la presionó más y no supo si sentirse agradecida o un pelín decepcionada. Unos segundos después los últimos acordes sonaron, quedándose estos en ecos.

- Creo que va a ser muy divertido cuando sepan de nuestro compromiso - fue dejarla con los invitados con ella todavía en su brazo -. Ahora no se creen que haya bailado contigo.

- Pensarán que te he obligado.

Blake no pudo estar más de acuerdo al ver las miradas de la gente en ellos. Apretó la mandíbula y desvió la suya a la figura inmóvil que estaba a su lado.

¿No le afectaba un ápice?

Podía ser que siguiera siendo la reina insensible y fría a cuanto lo que la rodeaba. Antes de procesarlo, igual lo que había hecho antes, la sujetó y la atrajo un poco poniendo la línea del límite, del decoro, más delgada. Pudo oír más murmullos sobre ellos. Una sonrisa lobuna y una mirada confundida se intercambiaron.

- Sabemos perfectamente que eso no es verdad.

- Pero no lo creerán - aunque no quería, se apartó de él -. Gracias, Blake.

No quería su agradecimiento, ni que fuera por lástima o lo que llegara a pensar sobre el gesto que había tenido con ella. Pero no pudo decírselo, ella acabó yéndose como el humo que se iba, mezclándose con el aire mientras que él continuó mirándola hasta que fue llamado por sus amigos.

Parecía ser que había hecho un gran tropiezo o una rareza porque pasó de ser un espectador al protagonista de su interrogatorio.

- ¿Qué ha pasado, Blake? ¿Has hecho la buena obra del día?

Lo acompañó con una palmada en su espalda como si lo que hubiera hecho fuera un esfuerzo merecedor de tal consuelo.

- ¿No podías haberle pedido el baile a la señorita Diggins? Al menos la vista no es tan aburrida y te entretiene con su conversación. No es parecido, ni por asomo, hablar con una planta soporífera y mustia.

Si no fuera porque era su amigo, se habría pensado seriamente en su poca tolerancia a ciertos comentarios.

- La señorita Racliffe es buena escuchando - se le ocurrió decir.

- Una planta - dictaminó sin cambiar de parecer.

Roderick hizo una mueca, y tuvo que beber para que se le pasara el mal trago.

¿Qué les podía decir si ellos estaban aferrados a lo que creían o querían ver de una joven que le gustaba oír la lluvia?

- Dejemos hablar de la señorita Racliffe. Decidme qué estabais haciendo mientras yo bailaba.

Por más que lo involucraran en la conversación, él estuvo lejos de participar pensando en cierta dama que le había hecho la propuesta más inesperada y de la cual había aceptado al segundo.

Era indescriptible, impredecible y emocionante.

Como una aventura.

Más que una aventura significaba casarse con Erin Racliffe.

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Vuelvo por aquí!! En cuanto pueda corregiré el capítulo!
Gracias de nuevo ♥️

Un matrimonio inesperado (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora