Otro trocito

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Puede que más adelante se me vaya la pinza 🤣🤣🤣 Avisados estáis! 😌

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Roderick no regresó al salón de baile de inmediato. Incluso podía permanecer un rato más y escuchar a la orquesta de donde estaba. Había querido deshacerse del agobio constante que parecía tener de la atención femenina desde que regresó a Londres. No iba a decir que estuviera hastiado porque era mentira. Le gustaba ser observado, ser halagado, ser escuchado y atendido. ¿A quién no le gustaba? Solo que tanto dulce se podía cansar y llegar a aborrecerlo. Se paseó por la estancia sin olvidar quien había estado unos minutos en ella.

Una sonrisa floreció en sus labios al rememorar la impresión que le había ocasionado al encontrárselo allí. Durante unos segundos, había sentido casi el disgusto rozándole al ver que dicha dama no lo había reconocido.

Por Dios, era Erin.

No iba a llamarla por su apodo porque no le gustaba; era un apelativo que se lo había puesto la gente para calificarla como si de un animal extraño se tratara y valiera menos por ser distinta a los demás. No era menos que nadie. Tampoco, la iba a llamar por su apellido cuando en su mente había sido Erin.

Creyó haberla olvidado o de su recuerdo. Sin embargo, el verla allí en esa mesa, que no concordaba con ella, le reafirmó en su suposición de haberla visto en esa mañana.

Posiblemente, ella tenía razón en cuanto a que él había cambiado. Eso esperaba creer al sentir que había madurado en algún aspecto que otro, se dijo con una sonrisa sardónica. Aunque todavía era joven, no quería ser un inmaduro enfrente de sus ojos. Nunca había reparado en él antes, ni siquiera cuando habían coincidido con sus respectivas familias en un mismo espacio. De ahí, de que la creía que no había fingido en no haberlo reconocido.

Deambuló un poco más hasta que su pie chocó con algo que tintineó al rodar sobre el suelo. Lo atisbó y recogió el vaso de cristal antes de que este se pudiera quebrarse. Cedió al impulso de acercárselo a la nariz y lo olisqueó.

Interesante.

Pero no tanto como quién se lo imaginó que se lo estaría bebiendo. Pudo entender de que necesitara ayuda.

Ojalá fuera algo más.

Cabeceó para quitarse ese pensamiento que alguna vez lo tuvo en mente. Aunque hubiera vuelto y había cambiado, ¿quién le diría que esta vez Erin se iba a fijar en él?

Era una probabilidad entre mil.

Una probabilidad al fin y al cabo.

Un matrimonio inesperado (borrador)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα