CAPÍTULO 52

1.2K 181 1
                                    

Naruto miró sus pies mientras sentía su pulso en sus oídos. Ella y Kushina estaban sentadas en esa extraña habitación. Seguía sin creer que estaba junto a su madre, la persona que había querido conocer desde niña. Sintió las lágrimas comenzar a salir de nuevo, pero rápidamente se limpió con su brazo. Dio un largo suspiro para reunir un poco de valor.

—¿Qué tanto piensas, Naruto? —preguntó Kushina.

—Oh, en algunas cosas —contestó Naruto, con un tono cantarín—. Sobre lo hermosa que eres —añadió, haciendo sonreír mucho a su madre—. Me gusta tu cabello —sinceró—. Me pregunto cómo me vería si también lo tuviera pelirrojo y así de lacio.

—¿Sabes?, eres de las pocas personas que me han elogiado por mi cabello —comentó Kushina—. La primera fue tu padre hace años.

—¿Enserio? —dio una gran sonrisa mientras pensaba en algo—. ¿Cómo se conocieron papá y tú? —preguntó con entusiasmo.

Kushina se quedó pensando un poco mientras una sonrisa nostálgica se extendía por su rostro.

—Fue cuando llegué a Konoha —comenzó a decir Kushina—. Era solo una niña de siete años, y al ser extranjera y con el cabello rojo, causé bastante controversia en el salón. Hubo varios tipos que comenzaron a molestarme por mi cara redonda y cabello rojo. Decían que parecía un tomate, y debo darles crédito por ello, porque no se equivocaban, sí parecía un tomate. Pero eso no justificaba que quisieran molestarme.

—Y entonces papá te rescató de esos tipos —dijo Naruto mientras intentaba imaginar una escena algo cliché de las que Ino y Sakura siempre se la pasaban hablando cuando salían a comer antes.

—No. Yo sola me encargué de ellos —respondió Kushina orgullosa y con una sonrisa sínica—. Esos idiotas dejaron de molestarme y comencé a darles miedo por ello. Dejaron de decirme tomate para apodarme el Habanero Sangriento. Parece ser que ver mi cabello dividido en varias hebras cuando los golpeaba los dejó aturdidos. Fue divertido.

Naruto se carcajeó un poco. Se imaginó a una versión más pequeña de su madre golpeando a varios niños, entre ellos algunos que la molestaron cuando también era pequeña.

—Supongo que no fuimos tan diferentes —murmuró.

—¿Por qué? —preguntó muy curiosa Kushina. Arqueó una ceja y se quedó mirando a su hija.

—También me molestaron por mis bigotes —mencionó Naruto y desvió la mirada—. Era la única que tenía estas marcas y muchos niños me molestaban por ello. Decían que parecía un gato sucio —añadió. Luego sonrió—. Los golpeé hasta que me mandaron con el director por herir a cinco niños dos años mayores que yo. Tuvo que venir el viejo por mí, y me dio un sermón sobre la buena conducta y esas cosas. —bufó molesta.

Naruto recordó amargamente esos momentos de acoso escolar. La habían hecho llorar en varias ocasiones y solo respondió cuando estuvo harta de esos niños.

—¡Ja, ja! Me hubiese encantado estar allí —soltó Kushina—. Se nota que eres mi hija —luego se quedó callada por unos segundos—. ¿Quién es el viejo?

—El tercer Hokage —respondió—. Él fue quien me inscribió a la academia ninja y también quien me mandaba a hacer los exámenes de graduación antes que mis compañeros.

—¿Por qué te mandaba a hacer exámenes antes que tus compañeros?

—Según Itachi, fue porque sabía que yo tenía otras habilidades para pasar, pero los maestros me decían que debía tener un mejor control de chacra, por lo que al final me gradué con los de mi generación.

Una cálida sonrisa | Naruto Fem x ItachiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora