PROLOGO

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Su oficina se encontraba en completa oscuridad a excepción de una pequeña lampara en su escritorio. Era una noche fría y solo debía terminar de firmar esos papeles para volver a su hogar. Ya estaba viejo para ese trabajo, pero actualmente era el único que podía mantener el puesto en el punto más alto. Desde la muerte temprana de su sucesor, Hiruzen retomó el mando de la aldea.

Dirigió su mirada a las fotos de su pared del frente. Allí estaban sus maestros, el primer y segundo Hokage. Luego seguía una foto suya de hace tres décadas, pero la que llamó siempre su atención fue la cuarta foto. En ella estaba su sucesor, aquel que falleció hace ocho años en el ataque del Kyubi. Aun puede recordar el miedo que impregnó la bestia. Su forma de un zorro con nueve colas, sus dientes y su poderoso rugido que estremecería a cualquiera. Ese ataque había matado a miles de personas en tan solo unos minutos. A pesar de ello, aún mantenía la duda de sus ojos, los ojos rojos del Kyubi.

En varios pergaminos con las leyendas de la bestia, e incluso el reporte de su sensei, decían que los ojos del Kyubi eran de un color escarlata con una hendidura como iris. En todos los dibujos se le había retratado así, pero esa noche sus ojos tenían un patrón diferente, pues eran igual a los de un clan de su propia aldea. Sus ojos rojos con tres comas alrededor de la iris. Desde ese momento los altos mandos tuvieron en consideración al clan Uchiha. Ellos eran uno de los dos clanes fundadores de Konoha, y poseían el ojo más poderoso del País del Fuego. El Sharingan, su doujutsu, capaz de predecir los ataques del rival y ponerlos en ilusiones poderosas para derrotarlos. El clan Uchiha siempre se ha considerado uno de los clanes más peligrosos del continente elemental.

Soltó un suspiro mientras se reclinaba en su silla. Detrás de él se encontraba Konoha, su aldea. Un lugar lleno de paz, pero que está podría romperse si es que los prejuicios al clan Uchiha no cesaban. Él sabía que ellos planeaban un golpe de estado por todas las prohibiciones que fueron obligados a respetar. Si no hacía algo, todo esto terminaría en muerte, ya sea de la gente de Konoha o del clan Uchiha.

Dejó de escribir cuando sintió dos presencias acercándose a su posición. Cuando alzó la vista se encontró a dos ambus arrodillados frente a él. Los dos retiraron sus máscaras a un costado de su rostro dejando ver su identidad.

—Lord Hokage —dijeron en forma de saludo ambos ambu.

—Shisui, Itachi —contestó Hiruzen—, su informe.

—El clan ha retrasado su reunión para la próxima semana, por lo que no sabemos sus planes aún —habló Itachi en un tono monótono.

—Fugaku sigue intentando retenerlos allí, pero los ancianos siguen insistiendo —fue el turno de Shisui de hablar.

—Entiendo, sigan vigilando el clan por el momento, seguiré negociando con Fugaku, tengo una reunión con él dentro de dos días —hizo una pausa Hiruzen—. Pueden retirarse.

—Por supuesto Lord Hokage —dijeron ambos antes de desaparecer rápidamente de su oficina. Llevó sus manos a su cabeza mientras intentaba pensar en un plan de acción en contra del golpe de estado sin ocasionar perdidas.

«Esto cada vez es más frustrante para mí», pensó irritado. Empezó a buscar en el cajón de su escritorio su pipa con tabaco. Cuando la encontró, la encendió y se dispuso a fumar un rato, pues era lo único que podía aliviarlo por lo menos unos minutos.

Todo lo que había estado haciendo para que el clan Uchiha no llegara a los extremos de una guerra no había funcionado. Tampoco funcionaron los intentos de dejar bien al clan frente a los demás clanes o a sus propios consejeros. No tenía más opciones que tomar y el tiempo se acababa. Debía buscar una solución rápido y que al menos no matara a nadie.

Dejo su escritorio poco después de apagar su lampara y salió de su oficina. Solo le quedaba eso, un matrimonio entre alguien importante del clan y alguien con el suficiente poder político.

—Esto es una mierda —gruñó Hiruzen mientras se dirigía a su casa. No había nadie con esa influencia, ¿o sí?

Una cálida sonrisa | Naruto Fem x ItachiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora