final.

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Perspectiva de Han:

Han transcurrido cuatro meses desde que ganó el caso y desde que comenzó su terapia, que por cierto los padres de Hyeri están cubriendo los gastos, y debo decir que su avance ha sido excelente.

Si tuviera que describir su nuevo yo, diría que es como una niña que apenas está descubriendo el mundo de una manera sana. No hay palabras duras ni dolor y tampoco un ambiente cruel que la rodee, es sólo ella encontrándose con la paz y gentileza que siempre ha merecido.

A pesar de que el mundo le hizo pasar por mucho sufrimiento, admiro cómo mantiene un corazón lleno de generosidad. Me atrevo a decir que tiene una de las almas más puras que he conocido.

Es demasiado amable hasta el punto de no odiar a quien fue su acosadora por años.

¿Yo? Yo aborrezco a esa tipa, que por cierto, nos enteramos de que está en el hospital. Se dice que quiso pasarse de lista con algunas de las prisioneras y tuvieron una contienda que terminó en golpes. Según, le rompieron las costillas y la estrangularon hasta dejarla inconsciente.

En mi opinión, se lo tiene bien merecido e incluso me reí al oír la noticia, ella no. Al principio no comprendía cómo es que no le guarda rencor, entonces una vez le pregunté cómo es posible y me dijo:

«¿Por qué desperdiciar energía en eso? Guardarle rencor es sinónimo de recordarla y revivir todo lo que me hizo pasar, lo cuál no es bueno para mi salud mental. La gente fue cruel conmigo, sí, pero tú mismo me dijiste que el mundo es demasiado cruel como para no sentir empatía y tienes toda la razón, así que yo no quiero ser cómo el mundo».

Esa respuesta se grabó a fuego en mi mente.

Me encanta verla florecer. Últimamente sonríe mucho y me pide hacer actividades recreativas en las que nunca pensé que le gustaría participar.

Pero yo siempre encuentro una manera de estropear las cosas.

Se ha vuelto muy cercana a Minho, lo que ocasionó algunos problemas de celos que fueron todos mi culpa. Es que verla correr hacia Minho para saludarlo antes que a mí, su novio, en distintas ocasiones fue algo que me molestó un poco.

Estúpido, lo sé.

Admito que fui demasiado lejos cuando la ignoré un día entero y le afectó tanto que me pidió disculpas casi llorando. Me odié en ese momento porque no era su responsabilidad hacerlo. Aprendí que estar cerca de Minho también le ayuda, porque estar con él implica estar con sus gatos y eso a ella la pone muy alegre.

Todavía sigue resentida conmigo y se mantiene distante, por eso he conseguido la disculpa perfecta... o al menos eso espero.

Siendo muy sigiloso, entro a casa con el regalo y lo único que me recibe es un plácido silencio. Miro a mi alrededor buscando señales de su presencia, pero nada, no hay movimiento ni sonidos. Entonces camino hasta el comedor y, a través de la puerta que da al patio trasero, la diviso leyendo un libro.

Me quedo allí durante al menos cinco minutos, pensando en una forma de mostrarle mi supuesta disculpa. ¿Cómo le digo que adopté un perrito y que de ahora en adelante será como nuestro hijo? No estoy seguro si ella recuerda esa promesa que hice.

—¿Crees poder hacerle cambiar de humor? —miro al animalito entre mis brazos.

Regreso la mirada a ella y... ¡Oh Dios! Viene para adentro. La primera idea que pasa por mi cabeza es correr hacia la habitación y eso es exactamente lo que hago.

Pésima idea.

Ella también ha entrado, pero por suerte logré esconder al perrito justo a tiempo. Rogando en mis adentro que no entre a su guardarropa, sigo cada movimiento que hace hasta que sale. Vaya, ni siquiera me dirigió la mirada, solo ha guardado el libro y tomado sus herramientas para tejer.

just another day ; Han JisungWhere stories live. Discover now