17.

2.7K 295 175
                                    

Perspectiva de Han:

—¿Dices que se quedará contigo esta noche? —preguntó Felix, quien por fin logró sacarme la verdad. No le conté tanto como a Chan pero sí lo suficiente para que entendiera— ¿Y cuándo nos la vas a presentar?

—No lo sé, ya te dije que es muy tímida y con lo bulliciosos que son ustedes...

—Somos nosotros. —me corrigió, haciendo un énfasis y levantando el dedo índice.

—Sí, sí... Somos —puse los ojos en blanco—. No se lo digas a nadie, no quiero que vayan a pensar mal y sobre todo Minho.

—¿Yo qué? —la voz del recién nombrado anunció su aparición y me giré— ¿Decías?

—Hablaba de ti y tu amor por tus gatos —respondí sereno—. Y bueno, tengo algo pendiente con mi familia así que nos vemos, chicos.

—Creí que te quedarías toda la noche. —Changbin también apareció.

—Tiene que ayudarle a su mamá a mover unas cosas. —Chan se adelantó a decir y, muy aliviado, le agradecí con la mirada.

Me despedí de ellos y por suerte ninguno tuvo sospechas, entonces emprendí rumbo a casa de la castaña. Al encontrarla me ofrecí a cargar su maletita y entrelacé su mano a la mía, esto se volvió algo habitual entre nosotros. Me gustaba sujetar su mano y parecía que a ella también.

No fue difícil percibir sus nervios. Lo pude notar a millas porque mientras caminábamos se mantenía callada, cabizbaja y daba sutiles apretones en mi mano; esto último quizás lo hacía de manera involuntaria.

—No deberías sentirte nerviosa —rompí el silencio una vez que estuvimos cerca de mi casa y me detuve, colocando el maletín en el suelo—. Les agradará verte, sobre todo a mamá, que dice recordarte muy bien. De hecho, en la primaria ella solía ponerme más comida de lo usual cuando le conté que la compartía contigo.

—Qué linda. Supongo que ya sé a quién saliste —sonrió enternecida, pero aquel gesto no duró mucho—. Aun así no puedo evitar sentirme nerviosa, me da mucha pena conocer personas, no sé qué decir.

—Sólo sé tú misma —coloqué un mechón de cabello detrás de su oreja y asimismo deslicé mi mano hasta su mentón—. Ya verás que tus nervios se irán una vez que los veas.

—Está bien. —sonrió, mas su ceño levemente fruncido decía lo contrario, entonces dirigí mis labios a este y dejé un suave beso.

—Sí estarás bien. —le sonreí seguro y sin pasar por alto el tenue rubor que se apoderó de sus mejillas, algo que se me hizo sumamente adorable.

—Voy a estar bien. —asintió firme.

No la juzgo, a mí igual se me dificulta hablar con personas que conozco por primera vez y comprendo que para ella podía ser abrumador e intimidante, sobre todo al ser una persona que pasó aislada la mayor parte del tiempo y sin tener la oportunidad de desplegarse en ese aspecto.

Llegamos a casa y abrí la puerta con mi llave, mis padres estaban en el sofá mirando la televisión y sonrieron al percatarse de nuestra presencia.

—Volví... —canturreé.

—¿Te quedaste en el trabajo haciendo horas extras?

—Estuve con los chicos un momento.

Mamá miró por sobre mi hombro y le dedicó una cálida sonrisa a la chica a mis espaldas, quien un poco tímida avanzó hacia ella. Los presenté formalmente y, tal como creí, la recibieron muy bien.

—¿Ya comieron? ¿Quieren algo de tomar?

—Estoy bien, gracias. —respondió ella.

—Yo igual. Comí con los chicos. —le secundé.

just another day ; Han JisungWhere stories live. Discover now