27.

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Por mucho que procuraba mantener la calma, no podía. Las cosas se mantenía al margen y ese era el problema. Me daba mala espina que Hyeri no hacía ningún movimiento todavía, solo podía pensar que planeaba algo tremendo contra mí. Le conté a Jisung lo que pasó y me pidió llamarlo donde sea que tuviera un mal presentimiento. Según él, es mejor prevenir que lamentar y le doy toda la razón.

Aunque el trabajo era doble, la paz que sentíamos no tenía precio. Pero claro, con la suerte que yo corro sabía que esa tranquilidad no perduraría. Media hora antes de finalizar mi turno vi a Hyeri pasar frente a la tienda. Cruzó como cualquier otro peatón sin mirar hacia adentro, aun así yo no podía bajar la guardia.

—Ya está —sacudí mis manos luego de ponerle candado a la puerta—. Nos vemos, Dawon.

—Hasta mañana. —la castaña agitó su mano y emprendió rumbo en sentido opuesto al mío.

Fue extraño no ver a Jisung por ningún lado. Él nunca me hacía esperar porque siempre estaba afuera, pero esa vez fue la excepción.

—Maldita suerte la mía. —solté entre un sutil gruñido cuando vi a Soyoung caminando al otro lado de la calle.

Primero Hyeri, ahora Soyoung... eso no me sentaba bien. Mi celular vibró en mi mano e inmediatamente revisé la notificación.

Han:
Minho me pidió acompañarlo a hacer un mandado.
Puedes volver sola a casa, verdad?
Llámame enseguida si algo pasa.

Lo comprendo perfectamente, yo no era quién para estropear el tiempo que compartía con sus amigos, sin embargo, ¡¿eso no pudo ocurrir en otra ocasión?! ¿Por qué precisamente cuando esas dos andan rondando por aquí?

Miré alrededor en busca de Hyeri, pero no estaba cerca y Soyoung se alejaba cada vez más.

Tranquila estarás bien, repetí en mi cabeza mientras comenzaba a caminar. «Te daré donde más te duele». Las palabras de Hyeri se reprodujeron inesperadamente en mi cabeza y me detuve en seco.

¿Y si iban por Han? No, no, eso no puede ser. ¿Y entonces por qué demonios estoy caminando en dirección contraria? Fácil, porqué todo eso me daba mala espina. Hyeri y Soyoung divagando por aquí sin hacerme nada cuando ella misma me advirtió que se las pagaría, ¿por qué? ¡Porqué atacarían a Jisung! ¿Qué otra explicación hay? Él es mi punto más débil.

Marqué su número con manos temblorosas y esperé impaciente a que atendiera. Me tomó más de un intento porque no respondió a la primera, ni a la segunda, sino hasta la tercer llamada.

—¿Aló?

—Jisung, ¿dónde estás?

—Estoy en la calle Daehak, cerca de la universidad. ¿Por qué? ¿Te pasó algo?

No estaba muy lejos. Podría llegar a él si corría lo suficientemente rápido.

—¿Sigues allí? —inquirió cuando me quedé momentáneamente en silencio. Para ese entonces ya había puesto en uso mis piernas, corriendo despavorida entre el gentío.

—Sí, sí. No te muevas de donde estás, ¿entendido?

—¿Estás corriendo? ¿Te pasó algo?

—No. No te muevas, ¿okay? Estaré allí en unos minutos.

Colgué la llamada y guardé mi móvil. 

Casi quedo cómo calcomanía en el suelo cuando crucé la calle mientras el semáforo estaba en verde. ¡A quién le importa! Quería encontrar a Jisung cuanto antes. Tenía presente que esos tres mantenían amistades de no fiar y ese era mi mayor temor. Que se metan conmigo, pero que no toquen a Jisung porque él no tiene nada que ver.

just another day ; Han JisungWhere stories live. Discover now