22.

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Desperté al sentir un sutil movimiento y abrí los ojos muy despacio para acostumbrarme a la luz, entonces me di cuenta de que Jisung estaba a mi lado... No, estaba prácticamente debajo mío, pues yo descansaba sobre su pecho. Observé la venda en mi muñeca y eso me hizo recordar la noche anterior. Sé que él jamás me juzgaría por algo así, pero era inevitable sentir vergüenza porque nunca nadie me había visto en ese estado tan vulnerable.

Qué cálido es, pensé al sentir el calor emanando de su cuerpo. Basándome en la posición que estábamos, parece que no me soltó en toda la noche. Incluso traía puesta la misma ropa de salida, ya que ni siquiera pudo cambiarse por mi culpa.

Soy un desastre. Cuando por fin creí que estaba avanzando, pasa esto. ¿Hasta cuando dejaré de ser una carga para los demás?

Me moví con lentitud para salir de la cama y fui al baño para lavar mi cara y dientes. La casa estaba en completo silencio, lo que significaba que sus papás ya se habían ido. Decidí ir a la cocina y preparar algo de comer para Jisung; unos rollos de huevo con vegetales y arroz me pareció buena idea. Guardaba pocas energías esa mañana, pero procuré cocinar rápido y así volver a la habitación para despertarlo.

—Jisung... —acaricié su espalda, pues se había tumbado boca abajo. No me costó mucho despertarlo, ya que con un par de toques abrió los ojos.

—¿Mhm? —subió la cabeza, mantenía un ojo cerrado y su cabello estaba despeinado. Se veía muy tierno.

—Te hice de desayunar. ¿Quieres comer ya o seguirás durmiendo?

—¿Estoy en el cielo? ¿Por qué hay un ángel frente a mí?

—Déjate de juegos —reí negando y enderecé mi postura—. Te espero en el comedor.

Salí del cuarto, a los pocos minutos él apareció muy sonriente y vistiendo algo más cómodo.

—Buenos días. ¿Pudiste descansar bien?

—... Sí —sonreí, estando un poco cohibida. Olvidé por completo que mi brazo lastimado estaba expuesto y eso aumentó mi vergüenza—. Adelántate a comer, iré por algo a la habitación.

—No, no —me detuvo. Se puso frente a mí, seguidamente, se despojó de su suéter y me lo colocó con cuidado—. Ya está.

En verdad comenzaba a creer que podía leer mi mente. Fuera de bromas, él es tan considerado en ese aspecto y agradezco enormemente que no haya tocado el tema sobre la noche anterior. Prefiero mil veces que actúe como si nada pasó.

—Gracias —musité, apretando el borde de la prenda. Se sentía tan cálida como él—. Vamos a comer.

—Dios, tengo mucha hambre. Gracias por el desayuno. —frotó sus manos y sonrió amplio.

—¿Quieres cheesecake? Tus papás lo amaron.

—¡Ah, claro! No puedo esperar a probarlo.

—Te sacaré un pedazo. Tú come por mientras.

—Por cierto, ¿te gustaría salir después de comer?

Cómo dije, no tenía muchas energías, pero estoy segura que si mi respuesta fuera un no, él también se quedaría en casa y no me gustaría arrastrarlo al aburrimiento conmigo.

—Está bien —sonreí en acuerdo mientras abría el refrigerador—. Terminemos de comer y salgamos.

(...)

—¿Dónde estamos, Jisung? —observé a mi alrededor.

Viajamos por casi media hora en tren y parecíamos estar en las afueras de la ciudad, incluso el clima allí era ligeramente menos gélido que el de la zona central.

just another day ; Han JisungWhere stories live. Discover now