42.

2K 250 265
                                    

Dejé escapar una risilla incómoda, dudando en si creerle o no. Pese a que todo cobró sentido al conectar los puntos, una parte de mí se rehusaba a creerlo.

—Estás mintiendo, ¿verdad? Deja de jugar así, no me gusta.

—No estoy jugando. Todo fue planeado: ese día en el que te ayudé en la tienda, yo "salvándote" de ellas esa mañana... Todo fue parte del plan hasta llegar aquí.

No es cierto.
No es cierto.
No es cierto.

Mi cuerpo se paralizó al no saber qué hacer y sólo logré murmurar:

—No lo entiendo. ¿Por qué te dejarías golpear por esos tipos? ¿Decirme cosas lindas? ¿Darme flores? ¿Por qué hiciste todo eso por mí y me pediste que fuera tu novia?

—Tenía que ganarme tu confianza de alguna forma porque sabía que al enamorarte, te dolería más saber la verdad.

Estaba en lo cierto. Enterarme de que viví y me ilusioné a base de un engaño me estaba desgarrando el corazón y las ganas de llorar no tardaron en aparecer.

—¿Entonces tú no estás enamorado de mí?

—Obviamente.

—¿También sabías que Hyeri me iba a golpear esa tarde, no?

—¡Que sí, joder! ¿Qué parte de que esto fue un jodido plan no entiendes? Agradece que estoy confesando todo antes de que la situación empeore y salgas mucho más lastimada. Deberías usar la cabeza y alejarte de mí.

—Estás mintiendo, lo sé.

—¿Cuántas veces lo tengo que repetir? Mis discusiones con Minho, yo defendiéndote... ¡Absolutamente todo fue parte del plan! Sólo quise hacerte creer que me importabas para luego soltarte la verdad porque sé que te lastimaría más que nada.

¿Por qué? De todas las personas, ¿por qué él?

—¿Por qué le crees a Hyeri? Yo no hice nada y tú lo sabes, Han. Por favor, dime que es una broma y que tú no estás con ella. —supliqué en un hilo de voz, estando al borde del llanto. Él revolvió su cabello notablemente frustrado.

—¡Mierda! ¡¿Por qué no dejas de complicar las cosas y te vas?! ¿Quieres salir más perjudicada? Te estoy haciendo un favor. ¡Hazme caso de una jodida vez y aléjate de mí!

Cuánto me dolía que me hablara así, pero algo me decía que no le creyera, que nada de eso era cierto.

—No quiero —murmuré cabizbaja, facilitando el paso de las lágrimas por mis mejillas—. Esto no tiene sentido. ¡Estás mintiendo! Tú nunca me harías esto. Tú no jugarías diciendo que me quieres. ¿Ella te está obligando a hacer esto, verdad?

—¿Por qué no entiendes que todo fue una mentira? Jamás me fijaría en ti.

Eso me dejó perpleja y con un amargo sabor de boca. Escuchar esa frase fue exactamente como recibir un puñetazo en la boca del estómago. Se sintió cómo si una larga y afilada aguja punzó mi corazón, que ahora latía más rápido y su sonido retumbaba en mis oídos. Era molesto.

¿Cómo reaccionar a eso? Perdí por completo las palabras y me limité a asentir, retrocediendo entre pasos cortos.

—Ya veo —tragué con dificultad. La sensación en mi pecho era horrible y dolorosa—. Gracias por no seguir mintiendo y decirme la verdad.

—Sólo no hagas una estupidez cuando estés sola. No hagas algo de lo que te vayas a arrepentir.

¿Y ahora se preocupa por mí el muy cobarde?

just another day ; Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora