25.

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Golpeada por Hyeri otra vez, aunque no fue tan malo como pensé que sería; con tal no me haya percutido la cara, me importa poco donde me golpee. Pero debo admitir que mi abdomen dolía mucho, sobre todo porque estaba en mi ciclo y el dolor de vientre era más intenso que de costumbre.

Ese fue otro día en el que Han no pasó por mí, por lo que decidí quedarme un rato a solas y sentarme en la banqueta del parque frente a la biblioteca. Visité la tumba de mi abuela a la hora del almuerzo, algo que me ayudó a sentirme mejor por el resto del día... O tal vez no. La extrañaba demasiado y sólo deseaba estar con ella. Mi vida nunca ha sido buena pero al menos la tenía a ella.

La tristeza me invadió en ese momento, pero obviamente no me pondría a llorar en la vía pública. Acaricié la tela del abrigo de Seungmin y se me hizo algo gracioso como él apareció después de hacerlo, cómo un genio que aparece después de que su lámpara ha sido frotada.

—Sabía que eras tú —se acercó modelando esa tierna sonrisa tan característica de él—. Te vi desde lejos.

—Justo estaba pensando en ti —le devolví el gesto con escaso ánimo—. Aquí está tu abrigo. Gracias por prestármelo.

—De nada —lo tomó y lo echó sobre su hombro—. ¿Por qué estás sola otra vez?

—Te dije que tuve un problema con Han.

—Ah, cierto. Prometiste contármelo y lo prometido es deuda, señorita —colocó ambas manos en sus caderas, logrando hacerme reír—. Es broma, si no quieres hablar de eso, está bien.

—Te dije que me estoy quedando con él, va, y pues hace días se extravió una pulsera de su mamá y, de pura casualidad, apareció entre mis cosas. Yo no lo agarré, pero él cree que sí.

—¿Como si quisiste robarla?

—Ajá. Lo raro es que la pulsera se perdió justo después de que sus amigos estuvieron en su casa, pero claro, culpen a la que sobra.

—... Vaya, eso es tan inmaduro de su parte. Considerando que sus amigos también estaban allí, pero decide sospechar de ti y culparte.

—Ya sé —resoplé con tristeza—. Quiero pedirle ayuda a su mamá para encontrar un lugar donde vivir, pero si me voy de repente, sospecharán que algo pasó. A los señores Han no les molesta tenerme allí, pero si oyen lo que su hijo está especulando...

—Pero es una falta de respeto que Jisung piense así de ti... Creí que le gustabas.

—Eso es lo peor, ¿sabes? Me confesó sus sentimientos y ahora hace esto. Me hace pensar que en realidad no le importa cómo yo me siento, ni siquiera toma en cuenta mi opinión.

—¿Has intentado hablar con él?

—Una y otra vez, pero está cerrado en que yo lo hice.

—Entonces lo mejor es que salgas de ahí. Si no está dispuesto a prestar oídos y descubrir la mera verdad, pues lo mejor es apartarse.

—Eso planeo. Como dije, le pediré ayuda a su mamá, aunque duela dejarlo... —musité, colocándome cabizbaja—... Me gusta mucho porque me hace sentir querida, aceptada y generalmente bien. No sabes cuánto me duele que piense así.

—Tengo curiosidad en saber porqué te moviste a su casa.

—Problemas en la mía. No tengo el apoyo de nadie, así que él me ofreció una mano. —fue lo único que me atreví a decir.

—Wow, eso hace que la situación sea aún más delicada. La persona que te ha ayudado ahora te está hiriendo.

—¿Estoy sorprendida? No —reí sin ganas—. Uno se acostumbra a estas cosas con el tiempo.

just another day ; Han JisungWhere stories live. Discover now