38.

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—Perdóname, perdóname, perdóname. —se lamentó mientras me acogía en sus brazos.

Ya estábamos en su habitación. Seungmin nos escoltó a casa y en todo el camino no me separé de él, ni siquiera me atreví a mirar a Jisung.

—Me... lastimas.

Me soltó con cuidado y limpió su rostro. ¿Estaba casi llorando?

—Lo siento. ¿Necesitas ir a la clínica? —apartó el cabello de mi rostro, yo negué— ¿Cómo pasó esto? Por favor, háblame.

Cogí mi móvil y desde las notas escribí: «Me duele la garganta. Hyeri me hizo cosas horribles».

—Pero ¿cómo? ¿Por qué? Se supone que vendrías directo a casa.

—... Tú... —lo señalé y pausé para tragar con dificultad. En verdad era un martirio hablar— me dijiste que fuera.

—¿Qué? Yo te pedí que vinieras directo a casa, en ningún momento te dije que fueras. ¿Por qué dejaría que anduvieras sola por una calle como esa?

«Tú me invitaste a acompañarlos». Le enseñé la nota, entonces él ladeó la cabeza y frunció el ceño algo desorientado. Le gesticulé un espera con la mano, entré a los mensajes y le entregué el móvil para que los leyera.

Él agarró su celular de inmediato, seguramente para verificar si era cierto, y su confusión aumentó cuando se percató de que los textos en su chat habían desaparecido. No estaban, no había ningún mensaje después de decirnos el «te quiero».

—Minho... —musitó.

—¿Fue él?

—Definitivamente. Me levanté de la mesa y de seguro tomó mi celular para que fueras a ese lugar y hacerte creer que yo te lo pedí. Luego intentó borrar los mensajes, pero cometió el error de borrarlos sólo para mí. ¿De verdad llegaste a pensar que yo te haría algo cómo esto?

«Estaba angustiada y muy confundida».

—Dijiste que la principal razón por la que esa chica te odia es porque cree que te burlaste de su pérdida, ¿no?

«Sí y un montón de otros rumores comenzaron a esparcirse durante ese tiempo. No sé porqué eligió creerles si yo nunca le demostré ser mala».

—Entiendo —frotó su frente con dos dedos—. Al principio no creí tus especulaciones... pero ahora tiene sentido. No pensé que Minho fuese a actuar tan rápido junto a esa chica y te hicieran esto —bajó la mirada llena de aflicción y enojo—. ¿Ella te hizo eso en la mano?

Asentí en respuesta y él la tomó para examinarla, asimismo examinó mi rostro y cuello.

«Quisiera decirte todo lo que me hizo, pero me duele hablar y me siento muy exhausta».

—Está bien, hermosa, es mejor que no te esfuerces. Traeré crema para aplicarte en los golpes.

Esperé a que saliera de la habitación y cogí su celular. Era cierto, los mensajes habían desaparecido. Me llenó de alivio saber que él no tuvo nada que ver, no toleraría una traición de su parte. Él, por otro lado, lucía bastante decepcionado.

Siendo tan gentil como siempre, aplicó crema en los moretones y atendió mis otras heridas. Qué tormento tener que ver mi brazo con ese vendaje otra vez; trajo malos recuerdos.

«¿Qué harás ahora?»

—No me quedaré de brazos cruzados, esa chica me las pagará. ¿Sabes qué es lo peor? Que Minho tuvo el descaro de negar todo y dijo no conocerla. —despeinó su cabello en un acto de frustración.

just another day ; Han JisungWhere stories live. Discover now