47.

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Me encontraba en la ventana contemplando el cielo que se pintó de un naranja rojizo gracias a la puesta de sol. Él dormía. Su semblante en reposo modelaba pura paz; parecía estar en un profundo sueño, como si llevase días sin dormir.

Bueno, hay algo de verdad en eso.

Fue difícil para los dos, pero por fin se acabó. Recibir la noticia de que la policía por fin atrapó a Hyeri deshizo el nudo en mi pecho. Realmente no me importaba si iba a prisión o cuánto tiempo le darían en caso de hacerlo, lo único que quería era mantenerla lejos de mí y sobre todo de Jisung.

Es increíble cómo se las arregló para lastimarnos a los dos.

De repente, todo se volvió más claro y comprendí que así es como se siente la paz, algo que traté de alcanzar con un método incorrecto.

Qué bien que todavía estoy aquí.

Desde ese momento estuve dispuesta a recibir la ayuda necesaria para superar mis traumas. Siempre lo evité porque me daba vergüenza hablar de ello y porque dolía recordarlo, pero no se puede ganar la batalla sin soportar la aflicción.

No estoy sola, tengo a alguien que se preocupa por mí.

La vida me dio otra oportunidad al cruzar nuestros caminos, pero yo estaba ahogándome en lo más profundo de mi miseria y prácticamente la ignoré.

Noté un sutil movimiento por el rabillo del ojo y eso me sacó de mis pensamientos; era él despertando.

—¿Qué hora es?

Ah, cuánto extrañé esa voz ronca y somnolienta.

—Son casi las seis. ¿Piensas irte?

—Mhm —entonó en negación—. Sólo quería saber dónde estabas.

Con mucha pesadez y sin abrir del todo los ojos, reincorporó su postura y me sonrió.

—¿Dormiste bien?

—Algo. Perdí la comodidad cuando sentí que saliste de la cama, me tienes mal acostumbrado —tendió los brazos, invitándome a ellos—. Sabes que te he extrañado, ¿por qué me dejas durmiendo solo?

Solté una risita y corrí a él. Me envolvió tan delicadamente que sentí derretirme, es como meterse bajo una frazada durante el gélido invierno.

—Tus abrazos son los mejores, Hannie.

—Te daré los que tú... ¡Un momento! ¿Eso significa que has recibido otros abrazos y los has comparado con los míos? ¿A quién has estado abrazando?

—Tch, me refiero a que tus abrazos me transmiten calidez y consuelo. Eres un celoso de primera —murmuré esto último—. En todo caso, sólo he abrazado a tus amigos y a Seungmin.

—¡¿Seungmin?! ¡¿Mis amigos?! —me alejó de él y abrió la boca dramáticamente— Eso incluye a Felix, ¿no?

—Ajá. ¿Sabías que una vez pasamos la tarde solos preparando cheesecake? Creo que ese día llegaste tarde del trabajo.

Su ojo derecho comenzó a temblar y no pude evitar reír a carcajadas, logrando contagiarle, entonces cayó de espaldas en el colchón y conmigo sobre él. Al estar cara a cara, su risa cesó y posó una mano en mi mentón, acariciándolo con su pulgar.

—Amo escuchar cuando ríes. No lo haces seguido y cuando lo haces, es una risa muy genuina.

—Para que veas lo feliz me haces —enderecé mi postura y quedé a horcajadas sobre él, que se apoyó en sus codos—. Quiero decirte algo.

—Adelante.

—El doctor habló conmigo y me preguntó porqué consumí tantas pastillas. Traté de mentirle, pero no me creyó porque también notó las marcas en mi brazo, entonces me recomendó ver un psicólogo. Siempre pensé en buscar ese tipo de ayuda, pero nunca tuve la iniciativa para hacerlo realmente.

just another day ; Han JisungWhere stories live. Discover now