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Hyungwon había tomado una decisión después de las palabras que le había dicho Jung Chaeyeon, pero a su vez la voz de su mejor amigo daba vueltas en su cabeza.

Aquello que el pelinegro le había confesado sobre Lee Minhyuk, fue algo inesperado e impactante. Muchas veces por las noches, acostado en su cama después de un largo día de trabajo, mirando un punto fijo en el techo, se preguntaba si realmente Lee Minhyuk le desagradaba, pero era evidentemente que la respuesta era negativa; siempre resultaba negativa.

Por primera vez en esa noche y por primera vez también a ojos de Chaeyeon, en el rostro de Chae Hyungwon había una sonrisa. El alto miró a la chica que yacía a su lado y entonces ella también le sonrió.

—Tardé mucho en darme cuenta, pero ahora lo tengo todo claro. En verdad agradezco que no seas igual que tu padre.

—Papá me ha manejado a su antojo durante tanto tiempo, pero al ver que quería casar a dos personas que no se aman —hizo una pequeña pausa y río por lo bajo—. No puedo hacerte eso a ti, Hyungwon. A él también lo obligaron a casarse con mamá y al parecer pensaba que podía hacer lo mismo conmigo. No quiero ser como él.

—Haces bien.

—Lo sé —ella suspiró, mirando el cielo nocturno lleno de estrellas.

Un cálido aire sopló en ese momento, haciendo que ella sonriera y sus ojos se cerraran disfrutando aquella sensación acariciando su rostro.

—¿Sabes? Me sentiré mejor si nos vamos ahora de esta aburrida fiesta de compromiso —las últimas palabras estuvieron cargadas de un tono burlón, a lo que Hyungwon rió.

Jung Chaeyeon no comentó nada acerca de ello, puesto que era la primera vez que también escuchaba la risa de Chae Hyungwon.

Ambos se dirigieron nuevamente al interior del lugar. Hyungwon inmediatamente encontró a su padre hablando con otro par de personas importantes, desconocidos para Hyungwon.

Por su parte, Jung Chaeyeon también fue en busca de su padre. Decidida, se acercó al hombre que hablaba de sabe cuántos negocios con una pareja.

Ambos terminaron arruinando la fiesta que el señor Jung había organizado. Los invitados estaban impresionados, sorprendidos por lo que los futuros novios estaban haciendo.

Jung Chaeyeon se había quitado el anillo que su padre había comprado para que Hyungwon se lo diera, frente a todos, revelando lo que realmente era aquel hombre. Por su parte, Hyungwon no dijo mucho, solamente que no volvería a caer en ninguna de sus jugadas y que no volvería a la empresa.

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Minhyuk iba de regreso a su departamento luego de una larga caminata al supermercado solo para ir en busca de su cereal favorito, después de haber cerrado la cafetería. Kihyun había insistido en acompañarlo debido a la hora, pero el rubio se negó. No sabía exactamente qué hora era pero ya parecía casi media noche por el intenso color oscuro del cielo. Sentía un poco de miedo irse caminando desde el supermercado hasta su departamento, ya que Jooheon había necesitado ese día el auto de Kihyun, pero agarró valor.

La ventisca fría lo obligaron a encogerse un poco de hombros y meter una de sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta. No dejaba de mirar de vez en cuando hacia sus espaldas y verificar que nadie lo estuviese siguiendo para hacerle daño.

Conforme iba acercándose, un par de luces lo cegaron; era un auto sin dudar alguna. Inquieto, no sabía si caminar más y correr al interior del edificio, pero al percatarse de que había una persona parada al lado del mismo, supuso que estaba esperando a alguien. Se encogió de hombros y decidió ignorarlo para abrirse paso al edificio.

—Buenas noches, Lee Minhyuk.

Se detuvo en seco. Aquella voz, la conocía perfectamente. Su corazón dio un vuelco y sus manos comenzaron a sudar frío dentro de los bolsillos. ¿Qué hacía él ahí? ¿Cómo había conseguido su dirección?

—Nunca conocí a alguien tan falto de educación —mencionó el dueño del auto aún en la misma posición en la que el rubio lo visualizó— ¿Es que ya no hay respeto?

Minhyuk cerró los ojos preguntándose una y otra vez si dejarlo ahí y entrar, o tragarse su orgullo, voltear y saludarlo como si nada hubiese pasado. Después de lo que había sucedido en su oficina la última vez que se vieron las caras... Dios. Luego de un par de segundos, optó por la segunda opción; lo encaró.

—Buenas noches, Chae Hyungwon —sonrió ampliamente.

El rubio no podía creer que después de haberse portado tan indiferente aquella vez, tuviera el valor para ir en busca de él y hacerlo sentir terriblemente mal otra vez. Pero Minhyuk no iba a soltarse a llorar en ese momento, había aprendido a ser fuerte.

Sin embargo, para el alto no había sido nada fácil ir hasta donde se encontraba ahora, mirando nuevamente de frente al rubio y admirando aquella sonrisa con la que siempre le solía saludar cada maldita mañana desde que lo había conocido.

—¿Se le ofrecía algo? —y ahí estaba; llamándolo nuevamente de Usted.

—Sube al auto —respondió Hyungwon sin rodeos, dejando a Minhyuk completamente paralizado e inmediatamente borró su sonrisa.

—¿Qué? No lo haré. Ya no trabajo para usted, no puede ordenarme nada.

—Solo lo repetiré una vez más —Hyungwon habló con tanta autoridad que le hizo poner los vellos de punta a Minhyuk—. Sube al auto.

Hyungwon abrió la puerta del copiloto para darle acceso al menor de que subiera. A regañadientes, Minhyuk entró en el auto y se cruzó de brazos, pegando a su pecho la caja de cereal, antes de ser cerrada la puerta. El alto temía que el rubio se fuese a escapar, pero afortunadamente no lo hizo, por lo que también se subió y tan pronto como lo hizo, le puso seguro a las puertas. El rubio frunció el ceño ante aquello y soltó una risa burlona.

—¿En serio era necesario asegurar las puertas? —preguntó mirando al frente— ¿Crees que soy capaz de saltar de un auto en marcha?

—Te creo capaz de eso y mucho más —respondió Hyungwon encendiendo el auto y poniéndolo en marcha para alejarse del edificio.

Antes de que se marcharan completamente, Minhyuk miró hacia arriba; hacia su departamento. La luz estaba encendida y había una silueta oscura. Kihyun, pensó. Su celular comenzó a vibrar dentro de los bolsillos de su abrigo y lo sacó.

—No contestes.

—¿Qué?

—Deja de decir "qué".

—Y tú deja de darme órdenes como si siguiera siendo tu empleado. Por si no lo sabes, renuncié a tu empresa y por si eso fuera poco también renuncié a ti —dicho eso, el rubio decidió atender la llamada de su mejor amigo, pero ésta ya se había perdido.

Hyungwon había sentido una presión en el pecho al escuchar las tres últimas palabras que había pronunciado el menor. "Renuncié a ti". Estaba furioso con él mismo. Intentó disipar cualquier pensamiento de su cabeza que le recordase la vez que el pelinegro decidió confesarle lo que Minhyuk sentía por él.

In a heartbeat - Hyunghyuk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora